EcoMercados Solidarios, el programa del FOSIS que suma sostenibilidad ambiental, social y económica en los territorios
En doce comunas del país se están estableciendo bancos públicos de alimentos, cuyo modelo permitirá apoyar a familias con alguna situación de vulnerabilidad y evitar gases de efecto invernadero, al tiempo que sus beneficios triplicarán la inversión estatal. “La mayoría de los donantes son pequeños comerciantes, feriantes, dueños de almacenes de barrio y de supermercados que son comunales, no de grandes cadenas”, comenta el director nacional del FOSIS, Nicolás Navarrete.
Dentro del primer semestre de este año quedarán inaugurados los primeros 12 EcoMercados Solidarios impulsados por el FOSIS en igual número de comunas de siete regiones del país, con lo que se apoyará la alimentación de más de 5.000 familias una vez que estén funcionando de forma completa.
La idea, que surgió a mediados del año pasado como una alternativa para hacer frente al alza del costo de la vida -la inflación a junio de 2022 acumulaba 7,1%-, está pensada para perdurar en el tiempo debido a que, junto con apoyar a personas que poseen algún tipo de vulnerabilidad, también contribuye a proteger el medio ambiente y a aumentar la cohesión social en los territorios. Así lo explica el Director del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS), Nicolás Navarrete Hernández, quien confía en las virtudes del proyecto debido a que se realizó un plan piloto entre agosto y diciembre parado en la comuna de Lo Prado, lo que permitió ajustar una serie de elementos que lo harán más sostenible. “Si hubiésemos lanzado los EcoMercados sin pilotaje, habría sido un problema más que una solución”.
En términos simples, el modelo funciona gracias a donaciones de alimentos que son recibidas y seleccionadas por personal especializado, para luego ser entregadas de forma gratuita a familias previamente seleccionadas por un Consejo de la sociedad civil encargado de la administración del EcoMercado.
“Producto de la situación inflacionaria, el Ministerio de Desarrollo Social nos pidió buscar medidas innovadoras para hacerle frente. Entonces, hicimos una alianza con la academia -principalmente profesores de la PUC y de la U. de Chile- y con la sociedad civil, de la cual nacieron muchas ideas, entre ellas la de hacer bancos públicos de alimentos en aquellos territorios donde los bancos privados de alimentos no se estaban instalando. Eso fue en junio, luego hicimos un proceso de evaluación técnica y el agosto empezamos el pilotaje”, relata el director del FOSIS.
La fase piloto, que culminó en diciembre, fue considerada exitosa, pues se tuvieron donaciones regulares para asegurar un flujo continuo de la ayuda a las familias. Así, posteriormente se realizaron contactos con algunas comunas y en enero empezaron a avanzar con los otro once EcoMercados, que actualmente se encuentran en distintas fases, en Calama, Alto Hospicio, Coquimbo, Valparaíso, San Felipe, Colina, San Fernando, Linares, Hualpén, Valdivia y Puerto Varas.
Según explica Navarrete, cuatro de esos EcoMercados están en etapa de instalación, es decir, habilitando espacios, comprando mobiliario específico y gestionando la resolución sanitaria, algo indispensable para el funcionamiento. Otros cuatro ya tienes su resolución sanitaria y están en el proceso de afinar detalles en relación a los donantes. Y los tres restantes ya están en marcha blanca; esta etapa dura de dos a tres semanas, en las cuales entre 25 y 30 familias comienzan a recibir sus bolsas de alimentos -de 4 a 7 kilos- de manera regular, es decir una vez por semana.
Una vez terminado el periodo de marcha blanca se procede a la inauguración, a partir de la cual, cada 2 o 3 semanas, se van incorporando 25 familias más, hasta llegar al pleno funcionamiento, donde serán atendidas entre 400 a 450 familias por cada EcoMercado. Para este mes de mayo se espera tener inaugurados al menos cinco, señala Navarrete, quien es Doctor en Economía de la Universidad de Warwick (Inglaterra).
Explica que se estableció el “número mágico” de 400 a 450 familias porque es la cantidad que permite la sustentabilidad económica del proyecto, es decir, se “garantiza que por cada peso que invierte el Estado se distribuyen tres pesos en alimentos, lo que la convierte en una política pública tremendamente eficiente”.
En relación a los donantes, el director del FOSIS cuenta que “en su mayoría son pequeños comerciantes, feriantes, dueños de almacenes de barrio, y de supermercados que son solamente de esa comuna, no grandes cadenas. Hemos intentado con grandes cadenas de supermercados, pero no ha sido muy fructífero, para ser honestos. Sabemos que tienen remanentes -que no son donados ni comercializados- y es poco comprensible que no opten por una acción solidaria como ponerlos a disposición de la comunidad. Una vez más, son los más pequeños los que se ponen la mano al corazón primero”.
Hasta ahora, el 80% de los donantes son pequeños comercios. Las personas, instituciones, empresas o asociaciones que quieran aportar a esta iniciativa pueden ingresar a la página del FOSIS, donde hay un banner con la información y un formulario de contacto.
Seguridad de los alimentos
Los alimentos que son donados son aquellos que por diversas razones no van a ser comercializados; por ejemplo, en el caso de frutas y verduras puede ser por su tamaño o forma, y en cuanto a los abarrotes puede ser por algún defecto en el empaque que no afecte el contenido.
Consultado sobre las garantías en torno a las condiciones de esos alimentos, el director del FOSIS cuenta que en la fase piloto ese fue uno de los temas principales: cómo garantizar que los alimentos que llegan a la mesa de las personas sean alimentos en buen estado, en óptimas condiciones para su consumo. “Hicimos varias cosas. La primera es la obligación de contar con resolución sanitaria, lo que ya pone un estándar a los lugares donde se procesan los alimentos, que no son bodegas, sino espacios aptos para la manipulación de alimentos”, comenta la autoridad.
Asimismo, establecieron que quienes se encargan de hacer la selección son manipuladores de alimentos certificados, al tiempo que hicieron un convenio con dos organizaciones del Ministerio de Agricultura que trabajan en detalle en la especificidad de los alimentos: Odepa (Oficina de estudios y políticas agrarias) y Achipia (agencia chilena para la inocuidad y calidad alimentaria).
Junto con eso, se instauró la trazabilidad de las entregas, con un registro de qué y a quién se entregó, de tal manera de actuar con prontitud en caso de algún problema.
“Con estas medidas garantizamos que todos los alimentos que se ponen a disposición sean aptos para el consumo, manipulados por personal calificado y en un espacio digno”, resume Navarrete.
Otro elemento que surgió durante el pilotaje fue la acción del voluntariado, que no estaba contemplada y, sin embargo, será indispensable para la logística de entrega a las familias donde hay personas con dependencia severa. “Por ejemplo los grupo de guías y scouts en Lo Prado, federaciones de estudiantes en Valparaíso, son parte de lo que hemos ido adaptando y que hemos visto ahí un proceso necesario y que va 100% en línea con el espíritu del EcoMercado”.
“Otra cosa que aprendimos en el pilotaje y la conversación con municipios, es que no podemos llegar con un modelo rígido, hay algunos intransables, pero también hay mucho espacio para la creatividad y la apropiación. Por ejemplo, en el caso de Linares, es el único EcoMercado que tiene carnes asociadas, porque hay una industria cárnica muy potente en el Maule (…) Cada comuna es distinta y va mejorando el proyecto, se lo va apropiando”.
“Queremos que no sea una solución transitoria, que pertenezca a un solo gobierno, sino que se transforme en un esfuerzo solidario de Estado, que trascienda a más gobiernos”.
Efecto ambiental
El director pone énfasis en la relevancia ambiental que tiene recuperar esos alimentos y evitar que vayan a parar a rellenos sanitarios, donde producen emisiones de metano, un gas de efecto invernadero. Además, no solo es un desperdicio de la comida, dice, sino que también están en juego los recursos que fueron usados para producir esos elementos -agua, suelo, energía eléctrica, etc.- y la contaminación que se generó en la producción y transporte.
“La pérdida de alimentos es un problema a nivel mundial, donde más del 10% de los gases de efecto invernadero (GEI, responsables del calentamiento global) son producidos por alimentos que no son consumidos. (…) Para tener un orden de magnitud, en Lo Prado estamos redistribuyendo cerca de 8 toneladas de alimentos al mes, y en regiones agrarias la pérdida es mayor, a veces se pierden cargas completas de camiones”.
Conscientes de que no todo lo que llega es aprovechable para alimentación, los EcoMercados incluyen, además, compostaje, donde se valorizarán los residuos orgánicos para transformarlos principalmente en abono natural.
“El compostaje es una exigencia intransable en todos nuestros EcoMercados. En general el compostaje es municipal, como en Lo Prado, pero en algunos casos -cuando el municipio no tiene planta de este tipo- se están asociando con organizaciones de la sociedad civil que hagan el compostaje. Es el caso de la comuna de Valparaíso”, dice la autoridad.
Beneficiados y administración
El director del FOSIS explica que con los EcoMercados se busca asegurar el acceso a la alimentación de las personas más vulnerables y que los beneficiarios son determinados por un Consejo de la sociedad civil encargado de la administración de estos bancos públicos de alimentos.
El FOSIS establece un total de 10 grupos prioritarios y, sobre esa base, “cada comunidad de EcoMercado va decidiendo cuáles de esos grupos prioritarios son los que quieren abarcar, cuáles son más pertinentes y cómo es el ingreso”, señala Navarrete. Por ejemplo, dice, entre los grupos priorizados están aquellas familias que tienen algún integrante en una situación de dependencia severa, las familias donde el padre es deudor de alimentos, familias que no reciben ningún otro beneficio del Estado, entre otras.
La idea de establecer un Consejo de la sociedad civil tiene varios objetivos, entre ellos, dar sustentabilidad a cada EcoMercado. “Algo importante para que este modelo funcione es que todas las partes involucradas estén contentas con lo que allí está ocurriendo, que los donantes estén contentos para seguir donando, que los municipios estén satisfechos con el impacto en los beneficiarios para seguir prestando un espacio físico y ayudando en la ejecución, que el Estado esté conforme para hacer el acompañamiento correspondiente, y la sociedad civil también, porque en muchos de los lugares donde estamos hay acciones de voluntariado que nos ayudan a actuar”.
“El Consejo garantiza que los desacuerdos se puedan conversar y generar consensos, de manera que vayamos caminando todos en conjunto”, dice Navarrete. “Quizá nos demoremos un poquito más en llegar a la solución, pero cuando se llega es mucho más efectiva y duradera. Eso es parte de lo que nos preocupó, que no sea una solución transitoria, que pertenezca a un solo gobierno, sino que se transforme en un esfuerzo solidario de Estado, que trascienda a más gobiernos”.