La obra de títeres gigantes y música que alerta sobre el deterioro de los insectos nativos polinizadores
Creada por un grupo de la Asamblea de Titiriteros y Titiriteras de Chile de la Región de Valparaíso (Attich V), la obra “Nativos polinizadores” es una propuesta artística que concientiza sobre la conservación y protección del medioambiente. El proyecto incluye la manipulación de títeres de gran formato y el acompañamiento con instrumentos reciclados y “cotidiáfonos”. Este domingo 21, el Centex de Valparaíso será escenario de un concierto que mostrará el universo sonoro de la obra y tendrá con presencia de los insectos gigantes, también fabricados, en gran medida, a partir de material reciclado.
En una sala del Centro de Extensión del Ministerio de las Culturas (Centex), en plena Plaza Sotomayor de Valparaíso, Alejandro Araya fija la mirada en unas botellas de plástico recostadas sobre una mesa. De estas botellas aflora un sonido que Alejandro se encarga de revisar con su teléfono: una app del celular le ayuda a afinar estas botellas sonoras que son, de facto, instrumentos musicales.
Araya es músico y artista visual. Integra la Asamblea de Titiriteros y Titiriteras de Chile (Attich), que tiene una filial en la Región de Valparaíso, llamada Attich V. De esa agrupación, integrada por varias compañías de titiriteros/as del puerto y ciudades contiguas, nació “Nativos polinizadores”, una obra pensada en formato callejero cuya base expresiva es la confección y manipulación de títeres gigantes que personifican a insectos nativos polinizadores, y que es acompañada por música de instrumentos musicales reciclados y otra índole elaborados por Alejandro Araya.
“Yo llegué cuando ya estaban hechos los bichitos y se propone el proyecto para hacer la obra. Yo ya trabajaba con instrumentos reciclados, pero no tenían soporte y al llevarlos a la obra empecé a articular un universo sonoro. Presenté una propuesta con diferentes tipos de sonidos que representaran el sonido de los bichitos”, cuenta Alejandro Araya, quien también se valió de juguetería popular y “cotidiáfonos” -es decir, los instrumentos que son fabricados a partir de objetos cotidianos, que se encuentran en la casa- para montar su propuesta.
“Tenemos el mensaje de conservación y valorización del medioambiente, pero hay que asumir que estamos en una sociedad hipertecnologizada. La naturaleza creó su propia tecnología: tejidos blandos para los caracoles. Las botellas PET son un invento polémico, pero es una solución increíble para un montón de cosas”.
El origen del proyecto
En el Centex también se encuentra Ana Sagredo, integrante de la Attich V y fundadora de la Colectiva Artística Medioambiental La Capuchina. La filial de la asamblea nacional de titiriteros/as se conformó durante la pandemia, cuando “varios/as integrantes de compañías de titiriteros/as estábamos buscando qué hacer, porque estábamos sin trabajo y todo nuestro quehacer se vio afectado”, comenta Sagredo. Durante el estallido social ya habían hecho algunas intervenciones callejeras.
Durante el período más extremo de crisis sanitaria, la Attich V decidió trabajar aunando títeres y las problemáticas medioambientales. Algunos de los integrantes ya habían experimentado la confección de títeres gigantes con botellas de plástico, por lo que postularon a un proyecto para el Fondo de Artes Escénicas. Lo ganaron y ese presupuesto les permitió -en una primera etapa- iniciar una investigación sobre los insectos polinizadores nativos para luego convertirlos en títeres gigantes. Con ese material hilvanaron una bitácora disponible públicamente. Esa fue la génesis de la obra “Polinizadores nativos”, cuyo propósito era concientizar sobre el deterioro del hábitat de este tipo de insectos.
“Invitamos a trabajar en el proyecto a Jaime Martínez, científico especialista en polinización. Cuando obtuvimos el financiamiento, hicimos un laboratorio de exploración para mecanismos de títeres gigantes basados en insectos polinizadores nativos. En esta primera etapa, Jaime nos introdujo en el concepto, vimos la anatomía de estos animalitos y nos fuimos enterando de toda la gama de polinizadores que había”, detalla Ana Sagredo, música sikuri de Lakitas Matriasaya, actriz y educadora.
En ese laboratorio trabajaron a puertas cerradas. Encerradas, con mascarilla, en una junta de vecinos que cobijó al grupo ejecutor del proyecto, integrado por 12 personas. Seis meses les insumió la investigación, tras lo cual se dividieron en grupos. Cada uno de ellos trabajó en confeccionar un polinizador por cada familia de polinizadores.
Terminaron fabricando cuatro insectos de gran tamaño: un coleóptero (pololo común, Astylus trifasciatus); una lepidóptera (mariposa de cuatro ojos, Polythisana cinerascens); un himenóptero (abejorro nativo o colorado, Bombus Dahlbomii, que está extinto en la zona central); y una díptera (mosca de las arenas, Mitrodetus dentetarsis). “Nadie sabe que hay 450 especies de abejas, que no son mielíficas, sino solitarias, que viven en el borde costero y cuya única misión es polinizar a las flores nativas”, agrega Sagredo.
Previo a la segunda fase del proyecto -consistente en montar una obra de títeres de gran formato- salieron en un pasacalle para probar cómo funcionaban los mecanismos de laboratorio para lograr la movilidad de las patas, alas y cabeza de las figuras XL. Cada manipulador debe usar un arnés para sostener el peso del títere. A veces se requieren dos manipuladores. Con esto definido, llegó el momento de montar la obra y ahí entró de lleno la música de Alejandro Araya.
“Invitamos a trabajar en el proyecto a Jaime Martínez, científico especialista en polinización. Cuando obtuvimos el financiamiento, hicimos un laboratorio de exploración para mecanismos de títeres gigantes basados en insectos polinizadores nativos. En esta primera etapa, Jaime nos introdujo en el concepto, vimos la anatomía de estos animalitos y nos fuimos enterando de toda la gama de polinizadores que había”.
Títeres + música
“Esta obra me produjo la reflexión sobre la relación entre tecnología y música”, interviene Alejandro Araya. Cuenta que muy relevante entre sus influencias estuvo el disco “Biophilia” de la cantante y compositora islandesa Björk. “El vínculo entre naturaleza y tecnología, entre arte y medioambiente estaba muy presente en la obra de ella”, añade el músico.
De ahí en más, Araya se abocó a escuchar y observar a la naturaleza y, especialmente, a los insectos polinizadores para plasmar su propuesta musical en la obra de títeres. Por ejemplo -dice- “me di cuenta que ciertos enjambres de abejas zumban de una manera en ciertos momentos del día y zumban de otra manera en otra parte del día. Emiten una vibración diferente”.
Con ambas propuestas consolidadas -de títeres y música- la obra se presentó por primera vez en diciembre de 2022 en el Parque Merced, ubicado en la parte alta del cerro porteño homónimo. “En la Colectiva La Capuchina, que trabaja el tema de títeres grandes y medioambiente, teníamos un vinculo con el Parque Merced, porque fuimos parte de una reforestación de tres mil árboles nativos. Nos prestaron el espacio para hacer el montaje ahí”.
El ciclo siguió por el campamento Violeta Parra del Cerro Yungay de Valparaíso; en el sector reforestación Pulmón Verde al costado del Zoológico de Quilpué; y en la cancha Las Américas de la toma Manuel Bustos del sector Miraflores, en Viña del Mar. “Transitamos por distintos lugares que tenían comunidades en proceso de defensa de la naturaleza. No fue al azar”, explica Ana Sagredo.
La obra fue formulada en base a imágenes, no como un guion teatral clásico. Hay cinco cuadros que tienen un nombre. Aparecen los nativos polinizadores de gran formato, pero en algunas escenas asoman los antagonistas: “Estos son los malos, que representan a todas las fuerzas presentes en el mundo, los que dañan la naturaleza, los pesticidas, Monsanto, los monocultivos, la inteligencia artificial”.
A esa altura ya habían construido flores gigantes, y cada insecto tenía que representar ese proceso de polinización a gran escala. Mayoritariamente los insectos y las flores gigantes estaban hechas de material reciclado (aluminio, esponjas, tubos de PVC, telas), lo que a juicio de Alejandro Araya “le brinda una coherencia” a “Nativos polinizadores”, ya que la los instrumentos involucrados están tallados, en buena proporción, a partir de la reutilización de residuos.
“La música va narrando y entregando la atmósfera de lo que está ocurriendo. Hay mucha participación del público en la obra. Tenemos polen gigante, que son como pompones de lana, y ahí entran los niños y niñas a jugar. Hemos tenido una súper bonita recepción de parte de la gente”, asegura Ana Sagredo.
Si bien la obra nació para formato callejero, eso no exime de que puedan llevar “Nativos polinizadores” revestido de otra manera. Sagredo cita el caso de las visitas a las escuelas, a las cuales asisten con uno o dos insectos en gran formato, con una orientación más pedagógica, en la que una narradora nombra al insecto, qué flores visita, entre otros detalles. “Tiene muchas posibilidades de expansión”, acota Alejandro Araya.
El músico del montaje se emociona al recordar el aprendizaje que ha incorporado a partir de esta investigación. Nombra al abejorro nativo o Bombus Dahlbomii, que es una figura espiritual para el pueblo mapuche. “Cuando uno veía programas como Al sur del mundo a finales de los ochenta, el narrador cuenta que el abejorro nativo estaba presente en todo el país, lo que contrasta con su estado actual: una especie nativa extinta en esta zona”, lamenta Araya.
“Hay una coherencia del abejorro nativo con la flor nativa de millones de años de evolución. Entre 50 y 100 años se destruyó una cadena, siendo que hay una filogenética extensa”, añade Araya. Sagredo, en tanto, aprendió que una de las causas que provocó la desaparición del abejorro nativo fue la acción de la industria alimentaria “de traer a la zona central el abejorro exótico para polinizar los grandes cultivos de frutas y eso se les fue de las manos: el abejorro exótico comenzó a alimentarse de las flores que alimentaban al abejorro nativo”, dice, también con evidente desesperanza.
El grupo de Attich V que levantó “Polinizadores nativos” tiene otro proyecto en mente: hacer un videoclip con el montaje del abejorro nativo y crear un disco con la banda sonora de la obra. Postularon a un fondo y esperan adjudicárselo.
Fabricaron cuatro insectos de gran tamaño: un coleóptero (pololo común, Astylus trifasciatus); una lepidóptera (mariposa de cuatro ojos, Polythisana cinerascens); un himenóptero (abejorro nativo o colorado, Bombus Dahlbomii, que está extinto en la zona central); y una díptera (mosca de las arenas, Mitrodetus dentetarsis).
Este domingo el universo sonoro de la obra en Valparaíso
A partir de las 18.00 horas de este domingo 21, en el auditorio del Centex de Valparaíso, se vivirá una experiencia diferente a la obra, pero igualmente cautivante. En esta ocasión, la música estará en primerísimo primer plano. Se trata de “Orquestum, música corporal e instrumentos de reciclaje”, cuyo espectáculo para todo público -con entrada liberada- exhibirá el universo sonoro de la obra escénica “Nativos polinizadores”. Los títeres de gran formato, en este caso puntual, acompañarán el recital.
Orquestum -liderado por Alejandro Araya- se perfila actualmente como un proyecto independiente de “Nativos polinizadores” aunque se asume como emanado desde la obra. La idea es que la orquesta vierta su propuesta musical a otros proyectos o actividades. El 6 de septiembre pasado, Orquestum participó en un acto en homenaje en vida a Eduardo Parra, fundador de Los Jaivas radicado en Colombia.
“Tenemos el mensaje de conservación y valorización del medioambiente, pero hay que asumir que estamos en una sociedad hipertecnologizada. La naturaleza creó su propia tecnología: tejidos blandos para los caracoles. Las botellas PET son un invento polémico, pero es una solución increíble para un montón de cosas”, explica Araya, quien vuelve a tomar una botella para explicar cómo logra afinarla y convertirla, juntando varias más, en una marimba de reciclaje. Para ello introduce un bombín en una válvula de bicicleta instalada en la boca de la botella, y de acuerdo a la presión del aire la nota se va haciendo más grave o más aguda.
El concierto del domingo constará de tres secciones: la banda sonora de la obra, la exposición de los títeres y una mediación con el público que implica “una reflexión un poco más dura con los temas medioambientales”, dice Araya. Por su parte, Ana Sagredo invita al público a que asista al recinto ubicado en la esquina suroriente de Plaza Sotomayor: “Es una experiencia única y mostrará instrumentos que se pueden hacer en la casa, aprovechando el tiempo libre que tienen niños y niñas en el verano”.
Ana y Alejandro se excusan de no haber mencionado un quinto insecto presente en la obra “Nativos polinizadores”, y que demuestra otra dimensión de las tantas que posee la obra: la inclusión. El insecto referido es una araña que figura como uno de los antagonistas en el montaje, y que está representado por un joven con discapacidad motora: Cristian Córdova Lastra.
“Transformamos su silla de ruedas en araña. Cristian es hermano de uno de los titiriteros de la obra y un día nos acompañó en un pasacalle. Estaba muy entusiasmado por participar y lo sumamos. Él sólo puede mover una mano y lo adaptamos. El concepto de la inclusión también está presente en la obra”, cierra, con profunda emoción, Ana Sagredo.