Ruta de los Parques se estrena este verano y tendrá 2.800 kilómetros de deleite a la vista
El nuevo recorrido de la Ruta de los Parques pasará por 17 parques nacionales de la Patagonia chilena, beneficiará a 60 comunidades aledañas y promete ser un hito de turismo sustentable en el mundo. “Chile se convertirá en un líder de conservación en el planeta, los parques son una reacción ante el cambio climático”, pronostica Carolina Morgado, directora ejecutiva de Tompkins Conservation, entidad impulsora del proyecto.
Arrancar desde Puerto Montt por la Carretera Austral hasta surcar los mares del Cabo de Hornos había sido, hasta ahora, una quimera para los turistas. A partir de este verano, sin embargo, se implementará la primera ruta que unirá estos sitios, y que comprende 2.800 kilómetros de regocijo a la vista. Se trata de la Ruta de los Parques de la Patagonia, proyecto impulsado por la Fundación Tompkins Conservation que, a través de un trazado terrestre y marítimo, cubre toda la loca geografía de la Patagonia chilena, y procura promover un turismo sustentable con participación activa de las comunidades.
“La Ruta de los Parques es una zona que siempre ha existido en Chile. Solamente que la estamos tratando de posicionar como un recorrido que entrega una tremenda imagen país”, aclara Carolina Morgado, directora ejecutiva de Tompkins Conservation. La Ruta, presentada en septiembre pasado, integra a 17 parques nacionales de tres regiones de Chile (Los Lagos, Aysén y Magallanes) en un solo mapa, y protegerá 24 ecosistemas, siete tipos de bosque nativo, 140 especies de aves y 46 especies de mamíferos marinos y terrestres.
Tamaña cantidad de parques involucrados fue impulsada por una donación modal de la Fundación de Douglas Tompkins al Estado chileno. El cuadro se configuró así, con una mezcla de varios elementos: la entidad privada motivó la creación de cinco nuevos parques nacionales y amplió la superficie de otros ya establecidos, a través de donaciones o apoyo administrativo. Otro tanto corrió por cuenta del Estado, que reclasificó parte de la superficie de sus reservas nacionales (RN) en parques nacionales (PN), y sumó terrenos fiscales a las nuevas áreas protegidas.
En consecuencia, gracias a la entrega de 407 mil hectáreas, más la citada planificación del Estado, Chile cuenta hoy con los nuevos parques nacionales Pumalín Douglas Tompkins, Melimoyu, Cerro Castillo, Patagonia y Kawésqar. “Por ejemplo nosotros no teníamos terrenos en la reserva nacional Cerro Castillo, pero a partir de nuestra gestión logramos convertirlo en PN. Otro caso fue en el Parque Patagonia, que se conformó con los territorios donados por nosotros, más la reconversión de las RN Jeinimeni y Tamango”, ilustra Carolina Morgado.
Por su parte, los parques ya existentes que se expandieron por parte del Estado fueron Hornopirén, Isla Magdalena y Corcovado.
Esto, sumado a los restantes nueve parques ya creados con anterioridad (Alerce Andino, Queulat, Laguna San Rafael, Bernardo O’Higgins, Torres del Paine, Pali Aike, Alberto de Agostini, Yendegaia y Cabo de Hornos), dejó la zona de protección de la Ruta en 11,5 millones de hectáreas a través de la máxima categoría de conservación en el país.
El detalle de cada uno de los parques, el mapa, las comunidades beneficiadas, los servicios de turismo y recomendaciones están disponibles en www.rutadelosparques.org. En otro apartado la página ofrece recorridos sugeridos para realizar este verano en un máximo de 13 días. La Fundación recomienda una ruta temática por región.
“En Los Lagos, la ruta Alerces pasa por tres parques nacionales y resguarda a milenarios alerces. Se puede hacer en un tiempo de entre 5 y 8 días. Parte en Puerto Montt. Nosotros recomendamos visitar el Parque Alerce Andino, donde hay áreas de camping y picnic. Es una oportunidad para hacer el sendero Laguna Triángulo, transitable solo en verano. Para ir al Parque Hornopirén es bueno consultar por el estado de los senderos en la oficina de CONAF en la plaza principal del pueblo. Ahí en Hornopirén aconsejamos embarcar en ferry hasta llegar a Leptepu en 3,5 horas de navegación. Pasarán por los fiordos de Quintupeo y Cahuelmó. Ya en Pumalín, es ideal darle dos días para recorrer los senderos. Un imperdible es el sendero Los Alerces”, dicen en Tompkins Conservation.
“Pretendemos que los parques sean activos dentro de la economía y no solo tierra dejada para la conservación. Hay estudios en EE.UU. que demuestran que por cada dólar invertido en un parque, hay entre seis y 10 dólares de retorno a la economía circundante”
En Aysén, la recomendación es recorrer la ruta Estepas y Canales, ya que buena parte del trazado pasa por los nuevos parques nacionales Cerro Castillo y Patagonia. Una buena alternativa es llegar a Chile Chico y visitar el sector Jeinimeni del PN Patagonia: tiene paisajes de estepa, formaciones rocosas, el Valle Lunar y el mismo lago Jeinimeni, con bosques de lenga alrededor. Ese trekking se puede hacer en cuatro horas y hay sitios de camping y picnic. De lo contrario, igual se puede volver a alojar en Chile Chico.
Para los más avezados, cerca de Cochrane está el sendero Lagunas Altas, que rodea siete lagunas y tiene vistas espectaculares al Valle Chacabuco. Al sureste de Cochrane, a su vez, está un glaciar menos visitado: el Calluqueo. Es una majestuosa lengua de hielo que cae desde el Monte San Lorenzo.
Por último, en Magallanes hay una ruta que se llama Selknam, y que recorre el antiguo territorio habitado por los selknam. Esta ruta recorre casi toda la parte chilena de Tierra del Fuego, donde vivía este pueblo originario. Cerca de Bahía Lomas hay un humedal costero que cobija a especies como el playero ártico y el zarapito de pico recto, y es además un sitio de avistamiento de ballenas. También se recomienda visitar el Parque Pingüino Rey, que abre de martes a domingo, y alberga a la única colonia de pingüinos rey en Sudamérica.
Esta ruta también pasa por el Parque Nacional Pali Aike, en cuyos márgenes vivía el pueblo oanikenk (tehuelche). El PN está a 196 kilómetros de Punta Arenas, cerca de la frontera con Argentina, y sus senderos más impactantes son el Morada del Diablo y la Cueva Pali Aike.
Turismo para el desarrollo local
La nueva ruta, sostiene Morgado, no se puede disociar del desarrollo económico local. Sin ir más lejos, el proyecto integra a 60 comunidades que, de una u otra manera, están vinculadas al entorno de estos 17 parques nacionales. “Pretendemos que los parques sean activos dentro de la economía, y no solo tierra dejada para la conservación. Hay estudios en EE.UU. que demuestran que por cada dólar invertido en un parque, hay entre seis y 10 dólares de retorno a la economía circundante”, plantea la directora ejecutiva de Tompkins Conservation.
Para alcanzar este objetivo, la Fundación estableció alianzas estratégicas con actores como CONAF y la Subsecretaría de Turismo, de manera que se promueva un turismo armónico, responsable y sustentable.
“Nosotros participamos en la Ruta como patrocinadores y estamos apoyando con difusión. Los turistas identifican a Chile como un país con alta diversidad de paisajes, y variadas actividades en torno al turismo de naturaleza, siendo la Carretera Austral y la Patagonia marcas conocidas, por lo que sin duda es positivo que se conozca que hay una gran red de parques que pueden ser visitados”, cuentan desde la Subsecretaría de Turismo , y admiten que “es fundamental coordinar trabajos multisectoriales que mejores aspectos tales como la accesibilidad a los parques, con caminos claros y seguros, la planificación de uso público y el incentivo a invertir en equilibrio con el paisaje”.
“Esta ruta posiciona a Chile como un país líder de conservación en el mundo, antes no lo era. Le da un impacto en términos de pulmón verde de conservación en el planeta”, complementa Morgado.
De los nuevos parques que componen el recorrido, Kawésqar es el único cuyo decreto oficial de creación aún no ha sido firmado. El otro caso pendiente es la entrega definitiva de la infraestructura completa de los parques Pumalín y Patagonia a CONAF; el resto de los parques donados es solo territorio. “Pretendemos que Pumalín y Patagonia pasen a manos de la CONAF el próximo 30 de abril”, dice Morgado.
La transición completa, sin embargo, es un proceso más extenso, que puede prolongarse hasta por 10 años, pero CONAF asegura estar preparada. “Desde abril de 2019 deberemos asumir la totalidad de la infraestructura y recursos involucrados. Estamos trabajando y preparándonos institucionalmente para hacernos cargo de la administración”, dice José Manuel Rebolledo, director ejecutivo de CONAF.
En busca de esa transición exitosa, Tompkins Conservation le hizo una propuesta formal al Presidente Sebastián Piñera: levantar un fondo privado para 10 de los 17 parques que la Fundación definió como “estratégicos” dentro de la ruta. “Los estratégicos serían los que tienen más acceso”, puntualiza Carolina Morgado, quien explica que la solicitud enviada al Mandatario aún está “en un estado preliminar”.
Presupuesto y conectividad
Para CONAF, la Ruta de los Parques de la Patagonia implica un reto mayor en tanto su Sistema Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (SNASPE) se verá ampliado.
“La conservación es un concepto amplio e involucra tanto la preservación estricta (no tocar) como la utilización racional (uso sustentable) de nuestros recursos naturales. Promover la visitación a unidades del SNASPE, como lo plantea la Ruta, puede constituir una oportunidad para promover la conservación. Esto debe iniciarse con que estas unidades cuenten con financiamiento y presupuestos acordes con una mayor demanda de parte de los visitantes”, opina José Manuel Rebolledo, director ejecutivo de CONAF.
Carolina Morgado coincide con Rebolledo, y demanda un cambio de mirada respecto de los parques nacionales y su relación con la comunidad: “En algunos parques de la Ruta hay un solo guardaparques para un territorio inmenso. En otros, como en Hornopirén, hay que cruzar por terrenos privados. Hay que desarrollar infraestructura para que sean un polo de desarrollo turístico. Hace falta visión y políticas públicas. Es cierto que desde 1926 todos los Presidentes de Chile al menos han creado un parque, pero el presupuesto para parques es bajísimo porque son mirados como tierras dejadas de lado en vez de incorporarlas al desarrollo local”.
Dentro de la Ruta, admite Morgado, no todos los parques cuentan con la infraestructura adecuada ni las facilidades para acceder a ellos. Cita el caso, por ejemplo, del nuevo PN Melimoyu, ubicado entre los fiordos próximos al puerto aysenino de Raúl Marín Balmaceda. La conectividad y acceso a los parques, de hecho, es un problema complejo, principalmente en Aysén y Magallanes.
“Efectivamente -dice Morgado- la conectividad no es el fuerte de estas regiones, pero yo creo que eso explica por qué estos lugares están tan prístinos. En este tipo de parques el trabajo va a tomar mucho más tiempo. Nueva Zelanda, por ejemplo, tiene los mismos fiordos de Pumalín, pero con campings, lanchas y senderos. Es un tema, repito, de inversión y visión. Pero la visión está cambiando: los parques son una reacción necesaria ante el cambio climático. Ya no se puede pensar en un mundo sin parques, porque está la escoba”.
No todos, sin embargo, tendrán necesariamente una infraestructura completa. “¿Para qué montar toda esa infraestructura en el PN Cabo de Hornos si no irá nadie que no tenga yate?”, plantea Carolina Morgado.
Sobre el particular, José Manuel Rebolledo de CONAF asume que la ampliación de la superficie de los parques y la creación de otros, en una región además tan vasta y remota, será “una oportunidad para innovar y desarrollar nuevos modelos de administración ecorregional de áreas de protección oficial”, en el entendido de que el mayor flujo de turistas podría derivar en un aumento del riesgo de incendios forestales.
“Sabemos que es imposible sacar a la salmonicultura, eso sería nadar dentro de un charco sin ir hacia ningún lugar. Lo importante es que no sigan avanzando. Hemos visto cómo la salmonicultura ha dañado las especies autóctonas y cómo contamina el fondo marino”
Las dudas del Parque Kawésqar
Conformado por la antigua RN Alacalufes, más las tierras donadas por Douglas Tompkins y por el Estado, el nuevo PN Kawésqar –aún no oficializado por decreto- no ha estado exento de polémica. Los representantes del pueblo kawésqar acusan no haber sido tomados en cuenta en el debate: ellos querían que el área protegida del parque incluyera las aguas adyacentes, sustento de su economía local y parte medular de su cosmovisión, donde actualmente existen proyectos de salmonicultura.
En principio, los dirigentes del pueblo canoero solicitaron a la entonces Presidenta Bachelet la creación de un Área Marina Protegida de Múltiples Usos. Pero, de acuerdo a su versión, el acuerdo no se respetó y ahora piensan en otra figura de protección. “Creemos que la mejor figura es la que tiene el PN Bernardo O’Higgins, que abarca la parte terrestre y también los canales. Ese PN permite la pesca indígena y artesanal, y excluye a la salmonicultura”, explica Leticia Caro, representante de la Comunidad Kawésqar Grupos Familiares Nómades del Mar, una de las cuatro agrupaciones kawésqar en defensa del mar.
Según agrega la dirigenta, “es muy ambiguo que un parque que solo comprende la protección de la tierra se llame Kawésqar. Es vergonzoso proteger solo una parte y la otra dejarla morir”.
No obstante, Caro asegura que el objetivo de la petición es tender hacia un mayor equilibrio entre las actividades. “Sabemos que es imposible sacar a la salmonicultura, eso sería nadar dentro de un charco sin ir hacia ningún lugar. Lo importante es que no sigan avanzando. Hemos visto cómo la salmonicultura ha dañado las especies autóctonas y cómo contamina el fondo marino”, dice la representante.
En Tompkins Conservation empatizan con la lucha de las comunidades kawésqar. “Cuando se hizo la propuesta a la Presidenta Bachelet de donar las 28 mil hectáreas que teníamos ahí, en específico en Isla Riesco, las comunidades también querían proteger el mar”, recuerda. Pero, asegura, “el problema es que los parques nacionales ‘terrestres’ y los marinos los ven instituciones distintas y son trámites independientes”. De cualquier manera, “no está descartado aún crear un área protegida marina”.
La creación del PN Kawésqar, desde un punto de vista turístico, es un desafío también para Eduardo Camelio, presidente de Asociación Magallánica de Empresas de Turismo Austro Chile, que agrupa a todos los rubros ligados al turismo en la región. “Es una oportunidad enorme la creación de la Ruta de los Parques porque en parques como el Káwesqar tiene distancias enormes y no hay información, infraestructura ni servicios regulares de transporte”, dice Camelio.
“Estos parques deben ser cuidados por la sociedad; la sociedad debe aportar dinero para su conservación y no generar recursos por sí solos”, consigna Camelio.
Otra arista de potencial conflicto la representa el proyecto carbonífero Mina Invierno, situado en la mitad de la Isla Riesco fuera del área de protección del nuevo Parque Kawésqar. A juicio de Carolina Morgado, en este caso el problema en esto radica en que “Chile no tiene ordenamiento territorial. Al lado de un parque se autoriza una minera, al lado de un parque marino hay salmonicultura, al lado de lo lindo te plantan una cuestión fea. Por eso el país siempre está expuesto al conflicto”.