Refugios Marinos: pequeños oasis para especies sobreexplotadas en Chile
La falta de normativas que regulen la conservación de ecosistemas marinos en el Mar Territorial de Chile ha impulsado que la Fundación Capital Azul fomente la creación de Refugios Marinos. Gracias al trabajo que realizan junto a pescadores artesanales, la institución ya cuenta con cinco refugios que permiten la recuperación ecosistémica de las especies marinas.
Si bien Chile se ha convertido en un referente mundial durante los últimos años en conservación marina, a través de la creación de diferentes áreas protegidas, estos esfuerzos no se extienden al Mar Territorial, zona que abarca las primeras 12 millas náuticas desde la costa. A lo largo de las costas de Chile, durante décadas la explotación de recursos marinos ha sido tan intensa que es muy común ver cómo ha disminuido la biodiversidad. Considerando este panorama, la Fundación Capital Azul ha desarrollado desde el 2016 un programa que pretende que tanto la ciencia como los pescadores artesanales trabajen en conjunto para crear Refugios Marinos en la costa, ya que las figuras de conservación en esta área son prácticamente inexistentes.
El director ejecutivo de la institución, Rodrigo Sánchez Grez, explica que el proyecto “se basa en la creación de zonas de resguardo dentro de áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos. Estas zonas de resguardo son zonas no extractivas que se usan para la conservación y la regeneración de los ecosistemas marinos costeros”.
Los Refugios Marinos tienen una extensión de 15 hectáreas y se ubican dentro de las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB) que administran sindicatos de pescadores artesanales. En total, en Chile existen casi 800 AMERB, por lo que la creación de estos refugios es una alternativa ante la necesidad de utilizar sosteniblemente los océanos y sus recursos.
“Es muy importante la creación de estos Refugios Marinos porque hoy los ecosistemas han sido sobreexplotados y esto ha dejado un deterioro evidente. La Estación Costera de Investigaciones Marinas de la PUC lleva casi 40 años haciendo investigación con un refugio que tienen, entonces sabemos que sí funcionan. Han permitido recuperar el ecosistema y funciona, además, como semillero para las áreas contiguas. Creo que el término refugio define muy bien estas áreas porque es un lugar donde las especies van a descansar de la presión del ser humano, y en la medida en que nosotros garanticemos estas zonas, eso no va a beneficiar solo ese lugar, sino que a las zonas contiguas donde se encuentran los pescadores artesanales”, detalla el director ejecutivo de Capital Azul.
“El objetivo principal es hacer que muchas especies que estamos conservando en el Refugio Marino sean sustentables en el tiempo. Eso es lo principal que hay que tener en cuenta, porque esas especies han sido depredadas”.
Refugios Marinos en Valparaíso
El trabajo junto a pescadores artesanales ha permitido que la fundación ya cuente con cinco Refugios Marinos en la Región de Valparaíso: en las zonas de La Ballena, Zapallar, Cachagua, Maintencillo y Ventanas.
John Galiardi, presidente del Sindicato de Trabajadores Independientes Recolectores de Algas y Actividades Conexas, sector La Polcura, indica que “ha sido una experiencia muy positiva contar con Capital Azul para el apoyo en el establecimiento de un Refugio Marino, para abrir nuevas puertas y darle un valor agregado al trabajo del pescador artesanal, sobre todo en cuanto al turismo. El objetivo principal es hacer que muchas especies que estamos conservando en el Refugio Marino sean sustentables en el tiempo. Eso es lo principal que hay que tener en cuenta, porque esas especies han sido depredadas”.
Un claro ejemplo de ello es el caso de peces litorales como el Pejeperro (Semicossyphus darwini) o la Mulata (Graus nigra) que antes abundaban en la zona central y ahora han visto disminuida su población.
De hecho, Ricardo Silva, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales de Caleta Maitencillo recuerda que “nos encontramos en la zona central, quizá donde más se depredan los ecosistemas, entonces si no cuidamos las especies que hay en el mar, se terminan, como pasó aquí: en los años 80 salían 500 mil machas diarias, y a nadie se le ocurrió poner una cuota. La consecuencia es que hoy no hay machas”.
Stefan Gelcich, biólogo marino, co-fundador de Capital Azul y director del Instituto Milenio SECOS, explica que “luego de un largo proceso de aprendizaje junto a dirigentes de la pesca artesanal podemos ver, a través de registros, que ha habido una respuesta muy importante de los recursos marinos comerciales y no comerciales en el Refugio Marino”.
En una primera fase, Capital Azul se reúne con los sindicatos de pescadores artesanales para definir el lugar donde se puede emplazar un Refugio Marino, y se firman convenios de colaboración por un periodo de cinco años. Tras esto, sigue la fase de habilitación, donde la fundación realiza un monitoreo biológico para evaluar la factibilidad de que la zona definida se convierta en un refugio.
“También implementamos un sistema de vigilancia costera a través de cámaras que funcionan con inteligencia artificial y entregan alertas cuando gente no autorizada hace ingreso al Refugio Marino, eso complementado con vigilancia in situ que implementan los propios pescadores artesanales a través del sindicato”, acota Sánchez.
“Cuando empezamos a trabajar con los Refugios, la relación era principalmente entre la pesca artesanal, biodiversidad, científicos y Capital Azul. Pero actualmente nos encontramos en una segunda derivada en que, por ejemplo, el Refugio Marino de Maitencillo, ya está siendo parte de la comunidad. El alcalde y los concejales nos brindaron su apoyo; los niños están yendo a conocerlo en sus actividades escolares y las distintas organizaciones de la sociedad civil también se han involucrado. Luego de varios años, todo empieza a extenderse y creo que ese es el desafío que viene ahora; cómo pasar a que el Refugio sea una parte del desarrollo local de las comunidades”, agregó Gelsich.
“Creemos que es una potencial solución para la subsistencia de los pescadores artesanales y sus familias, que es una solución definitiva para el estado de conservación y recuperación de las pesquerías”.
Desafío: crear más refugios en el resto del país
Uno de los principales problemas de la creación de estos sitios es que actualmente no existen las herramientas regulatorias necesarias para fomentar su instalación.
“Es clave la implementación de los Refugios Marinos como solución de política pública para la sostenibilidad financiera de las comunidades costeras o de pescadores artesanales. Creemos que es una potencial solución para la subsistencia de los pescadores artesanales y sus familias, que es una solución definitiva para el estado de conservación y recuperación de las pesquerías y que es importantísimo para generar arraigo dentro de las propias comunidades para que estos refugios los hagan propios y, a nivel comunidad, los cuiden, los conserven y los usen”, sentencia el director ejecutivo de Capital Azul.