Proyecto de restauración de araucarias en los Andes y Nahuelbuta registra primeros avances
Esta iniciativa, correspondiente al Fondo de Investigación de Bosque Nativo de CONAF, busca implementar y evaluar la restauración ecológica en bosques degradados de esta especie milenaria en ambas cordilleras. Los resultados preliminares de esta investigación se dieron a conocer recientemente en el sector de Laguna Blanca, Curacautín, donde se hicieron algunos ensayos. El objetivo, a futuro, es poder sentar las bases para un proyecto de restauración ecológica a gran escala que pueda recuperar a este árbol monumento natural de Chile.
“En peligro crítico” y “vulnerable” son los dos estados de conservación que mantienen las araucarias de la cordillera de Nahuelbuta y la de los Andes, respectivamente, según el Comité de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente (MMA). De ahí la importancia de implementar herramientas que restablezcan los atributos del entorno donde habitan estas especies milenarias que además revisten un valor espiritual para el pueblo mapuche.
En ese contexto de poder trabajar en ambos hábitats nace el proyecto “Implementación y evaluación de la restauración ecológica en bosques degradados de Araucaria araucana en la cordillera de los Andes y Nahuelbuta”. Este busca impulsar los principios de la restauración ecológica, por cuanto son soluciones basadas en la propia naturaleza que justamente propenden a recuperar los atributos propios que hubiese tenido un ecosistema de no haber sido afectado por la influencia humana.
Este proyecto, inscrito dentro del Fondo de Investigación de Bosque Nativo de CONAF, es ejecutado por el Laboratorio de Ecología en Paisaje de la Universidad de Concepción (LEP). El trabajo se concentró en dos espacios: en el caso de los Andes en el sector de Laguna Blanca, en la comuna de Curacautín; y en el caso de Nahuelbuta, en el sector de Villa Las Araucarias, en la comuna de Carahue.
Sin embargo, los resultados preliminares de los ensayos solo se pudieron dar a conocer a través de un taller que se dictó hace unas semanas en Laguna Blanca, por la imposibilidad de los y las investigadoras de acceder a la zona de Carahue, donde hay actualmente existe cierto recrudecimiento del Estado chileno con el pueblo mapuche.
“En el proceso de restauración de bosque nativo, nosotros queremos recuperar la funcionalidad del ecosistema completo. Monitoreamos hartos indicadores para tener una respuesta completa del ecosistema y no de unas partes”.
Los detalles del proyecto
El proyecto de restauración ecológica comenzó en 2020 en 1,08 hectáreas de un sector de Laguna Blanca, un territorio degradado por acción humana y por acción natural que tenía un volumen importante de quila, planta pariente del bambú, y que cubría todo el bosque. “Se intervino el sitio con máquinas y una parte de la quila fue triturada. En noviembre de 2020 se plantaron 2 mil coigües para ver si estos tenían un efecto nodriza sobre las 2 mil araucarias que fueron plantadas al año siguiente. Se habilitaron tres bloques con distintos tratamientos: mulch (biomasa hecha a partir de la quila triturada), suelo desnudo y otros sin y con coigües”, explica a País Circular Paula Gatica, encargada del proyecto, doctora en Ciencias Forestales e investigadora del Laboratorio de Ecología en Paisaje (LEP) de la UDEC.
Después del monitoreo que realizó en la zona el equipo investigador, llegaron a conclusiones dispares. Por una parte, los coigües tuvieron una alta mortalidad, de manera que el proceso no resultó exitoso. Ello se debe, estima Paula Gatica, a que “la planta del coigüe no era de la mejor”, pero “es parte de los ensayos, hay éxitos y fracasos, creemos que fue la calidad del vivero que compramos, que quizás no venía en las mejores condiciones”.
Donde sí sacaron cuentas alegres, en cambio, es en la verificación del comportamiento de las araucarias plantadas. Fueron monitoreadas en marzo y el 90 por ciento de estas especies estaba viva, a modo de plantas pequeñas. En abril tomaron otras muestras y pasaron a ver nuevamente a las araucarias de Laguna Blanca y seguían en muy buenas condiciones.
“En el proceso de restauración de bosque nativo, nosotros queremos recuperar la funcionalidad del ecosistema completo. Monitoreamos hartos indicadores para tener una respuesta completa del ecosistema y no de unas partes”, aclara Gatica, para quien estos ensayos pueden sentar las bases para replicar a gran escala el modelo con tal de combatir el estado de vulnerabilidad extrema en que se encuentran estas especies milenarias.
Con respecto a Carahue, Paula Gatica comenta que se hizo un ensayo preliminar en la zona de Carahue, pero recién en mayo de 2020 se pudo hacer la última medición, donde pudieron atestiguar la presencia de plantas de araucarias de un metro y medio, algo totalmente esperable y positivo en estas especies de lento crecimiento.
De todas maneras, cree Gatica, es importante que este estudio promueva la investigación en ambos ecosistemas, tanto en Nahuelbuta como en los Andes, ya que cada uno tiene características ecológicas distintas. “No podemos generalizar que si nos fue bien en Nahuelbuta con la restauración, nos va a ir bien en Los Andes. Incluso dentro de los mismos sectores de la cordillera de Nahuelbuta son diferentes. Por ejemplo en Villa Las Araucarias, donde tenemos el proyecto, es la zona de elevación más baja donde crecen araucarias. No pasa lo mismo en otros sectores de Nahuelbuta, donde cambian las condiciones de suelo, humedad y otros factores. Tienes que evaluar el sitio en la misma planificación antes de monitorear”, explica la encargada del proyecto de restauración ecológica.
Por último, Paula Gatica resalta el espíritu de colaboración del privado que es propietario del sector de Laguna Blanca intervenido en el proyecto, ya que también está comprometido con la restauración de bosque nativo en la zona. “Hacemos agricultura orgánica, que implementa áreas agroforestales y bosque nativo como ecosistema en su totalidad. Las áreas agrícolas que tenemos entre medio de los predios de reforestación sirven como cortafuegos y como hábitat de fauna, entonces todo se complementa muy bien”, dijo el agricultor Marco Bentzien, administrador del Lodge Laguna Blanca, situado dentro del sitio donde se practica la iniciativa.