Neutralidad climática: Cuatro soluciones basadas en la naturaleza que podrían ayudar a la captura y eliminación de CO2
Informe evalúa costos y potencial de captura de la forestación, el secuestro de carbono en el suelo, el biochar y la restauración de humedales para ayudar a cumplir las metas de mitigación de emisiones que nos alejen de un calentamiento global mayor a 1,5ºC. Si bien hoy la prioridad es avanzar en compromisos profundos para recortar emisiones por parte de los países, en el marco del Acuerdo de París, ya se discute una cartera de opciones para ayudar de eliminación de CO2 para ayudar a cumplir las metas. Hoy las soluciones basadas en la naturaleza se destacan como más rentables y viables a corto plazo.
En octubre de 2018, un informe especial emitido por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advirtió que si no se aumenta de forma urgente la ambición en materia de mitigación en los próximos años para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030, el calentamiento global superará los 1,5°C en los próximos decenios y se producirá la pérdida irreversible de los ecosistemas más frágiles y una crisis tras otra afectarán a las personas y sociedades más vulnerables.
Esto, advirtieron, ya está ocurriendo: “Se estima que las actividades humanas han causado un calentamiento global de aproximadamente 1,0°C con respecto a los niveles preindustriales, con un rango probable de 0,8°C a 1,2°C. Es probable que el calentamiento global llegue a 1,5°C entre 2030 y 2052 si continúa aumentando al ritmo actual”.
El documento puso un sentido de urgencia a las negociaciones que hasta entonces se llevaban a nivel global para dar cumplimiento a los compromisos del Acuerdo de París, con el objetivo de implementar políticas de mitigación climática para mantener el aumento de la temperatura promedio muy por debajo de los 2°C, mientras realiza esfuerzos para limitarlo a 1,5°C.
Para cumplir con el objetivo más ambicioso de 1.5°C, se requiere llevar el nivel de emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero alrededor de 2050, meta a la que ya se han comprometido bloques como la Unión Europea a partir de su estrategia del Pacto Verde, y países como Chile, que se impuso la meta de carbononeutralidad para mediados de siglo en la Ley de Cambio Climático actualmente en trámite.
Sin embargo, los compromisos asumidos por los países a la fecha están aún lejos de cumplir con las metas propuestas, mientras que los científicos advierten que pese a la pandemia por Covid-19, que redujo las emisiones globales de CO2 hasta en un 17% debido a los confinamientos, el cambio climático avanza implacablemente.
Para alcanzar las metas de reducción de CO2, entonces, es posible que necesitemos ayuda y que más allá de limitar las emisiones, requeriremos de esfuerzos adicionales. Un reciente análisis elaborado por el Parlamento Europeo afirma que para limitar el aumento de temperatura a 1,5ºC la remoción de CO 2 de la atmósfera es fundamental, y complementa la implementación de políticas de reducción de emisiones. “En línea con esto, las academias de ciencia europeas recomiendan priorizar recortes profundos de emisiones, pero también comenzar a desarrollar una cartera de opciones de eliminación de dióxido de carbono (CDR, carbon dioxid removal, en inglés) de inmediato”, afirma.
Ante un creciente consenso de que el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París depende de las opciones de eliminación de carbono, hoy se están discutiendo varias opciones que van desde prácticas basadas en la naturaleza como la forestación, el secuestro de carbono del suelo y la restauración de humedales, hasta alternativas tecnológicas como la meteorización mejorada, la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, y la captura y almacenamiento directo de aire.
“Las soluciones basadas en la naturaleza se destacan como más rentables y viables a corto plazo, mientras que algunas alternativas tecnológicas tienen el potencial de volverse más relevantes a finales de este siglo”, destaca el reporte.
Según el Informe especial del IPCC sobre 1,5°C, el calentamiento global antropogénico alcanzó 1°C por encima de los niveles preindustriales en 2017. Con las emisiones globales anuales actuales de 42.000 millones de toneladas (Gt) de CO2, el informe indica que es probable que el incremento de 1,5°C se alcance entre 2030 y 2052.
El informe también proporciona estimaciones sobre el presupuesto de carbono restante de 2018, y dice que podrían emitirse 1.500 Gt de CO2 a partir de 2018 para una probabilidad del 50% de limitar el calentamiento a 2ºC, y alrededor de 1.170 Gt CO2 para un 66% de probabilidad. Las NDC presentadas en virtud del Acuerdo de París (hasta 2018) darían lugar a emisiones que ya agotan entre el 70% y el 130% del presupuesto de carbono restante de 1,5°C para 2030.
Alcanzar las metas, entonces, requerirá del despliegue de opciones de eliminación de CO2, o CDR. Y mientras menos rápidas y estrictas sean las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), más fuerte es la dependencia de la CDR para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Además, esta pueden acelerar el logro de emisiones netas cero compensando las de los sectores más difíciles de eliminar y, por lo tanto, aumentar la probabilidad de permanecer dentro de los umbrales de temperatura; o bien llevar el calentamiento global por debajo de los umbrales después de un pico de temperatura por encima de ellos (un sobrepaso).
Soluciones basadas en la naturaleza
El análisis preparado por el servicio de investigación del Parlamento Europeo señala que, según las academias científicas europeas, las reducciones de emisiones deben ir acompañadas de la aplicación de enfoques CDR factibles ahora, no más tarde. “Esto aumentaría la probabilidad de cumplir con el Acuerdo de París, evitaría algunos de los impactos catastróficos del calentamiento global y limitaría una mayor dependencia de la CDR para lograr los objetivos”, afirman. Para ello, analizó las principales opciones de eliminación de CO2 en términos de potencial de reducción y costo, efectos secundarios y estado de desarrollo.
En materia de soluciones basadas en la naturaleza, una de ellas es la forestación, referida a la plantación de árboles en tierras acrtualmente no forestadas, hayan tenido o no bosques previamente, donde la magnitud del secuestro de carbono en el nuevo ecosistema dependerá considerablemente del tipo de suelo, las especies arbóreas elegidas y las prácticas de manejo forestal, pero también de características como el clima y la humedad.
Se estima que el potencial de la forestación para el secuestro de carbono hasta 2050 está en el rango de 0,5 a 3,6 Gt CO 2 por año, y que el costo de eliminar una tonelada de CO2 cuesta entre US$5 y US$50. Esto además trae impactos positivos relacionados con el empleo y los medios de vida locales, mejoras en la calidad del suelo y los ciclos de nutrientes y del agua.
Si bien existen algunas preocupaciones como la saturación de los sumideros forestales en los bosques más antiguos y la vulnerabilidad de los bosques a las perturbaciones, que implican la necesidad de un manejo forestal después de que se produzca la forestación, una de las ventajas de esta alternativa es que ya está disponible para implementaciones a gran escala
Otra alternativa es el secuestro de carbono en el suelo. Esto puede ocurrir agregando aportes de carbono al suelo en forma de hojarasca, residuos, raíces o estiércol; o reducir las pérdidas de carbono por la respiración del suelo. La introducción de cambios en las prácticas agrícolas, por ejemplo, la reducción o eliminación de la labranza (como el vuelco del suelo), la introducción de la rotación de cultivos, dejar que los residuos de los cultivos se pudran o aplicar abono o estiércol, mejora este sumidero de carbono, que tiene el potencial de secuestrar 2 a 5 Gt CO2 por año. Cada tonelada de CO2 secuestrada en el suelo podría costar entre US$0 y US$100. Los inconvenientes importantes de esta práctica de están relacionados con la saturación y la reversibilidad, mientras que una ventaja es que se puede aplicar de inmediato a gran escala.
Una tercera opción analizada es el biochar o carbón vegetal, que tiene el potencial de secuestrar carbono cuando se agrega al suelo. Se estima que este potencial está en el rango de 0,3 a 2 Gt CO2 por año, a un costo de entre US$90 y US$120 por tonelada de CO2.
“Los beneficios del biochar incluyen efectos secundarios positivos sobre la calidad del suelo, los nutrientes y los ciclos del agua; reducción de la liberación de gases de efecto invernadero distintos del CO2 de los suelos; y su estabilidad en el suelo permitiendo el almacenamiento de CO2 durante siglos en las condiciones adecuadas. Los posibles efectos adversos se relacionan con las defensas de las plantas y los cambios de albedo. Como el biocarbón no se ha aplicado a una escala lo suficientemente grande, existen grandes incertidumbres con respecto a las estimaciones anteriores y los efectos secundarios esperados”, afirma el reporte.
Finalmente, la cuarta opción analizada es la restauración de humedales. La mayoría de los humedales se consideran sumideros netos de carbono a largo plazo, y además presentan altas reservas de carbono por unidad de superficie en comparación con otros ecosistemas. La razón principal de estos efectos es la ausencia de oxígeno libre en el suelo y, por lo tanto, la reducción de las tasas de descomposición, lo que permite que una parte importante del CO2 que ingresa a los ecosistemas permanezca almacenado en el suelo.
Sin embargo, los humedales también son una fuente de metano. Dado el alto potencial de calentamiento de este gas de efecto invernadero en relación con el CO2, algunos humedales restaurados podrían necesitar hasta un siglo para equilibrar la absorción de CO 2 y la liberación de metano y, por lo tanto, convertirse en sumideros netos de GEI. “Esta preocupación, junto con las incertidumbres con respecto a los efectos netos de los humedales sobre el clima y las métricas a utilizar, podría ser la razón principal por la que los humedales se ignoran en una parte considerable de la bibliografía de los CDR”, plantea el análisis.
El potencial de captura por la restauración de humedales costeros se estima en el rango de 0,2 a 0,84 Gt de CO2 equivalente (CO2e) por año, y la restauración de turberas de 0,15 a 0,81 Gt CO2e por año. Algunos tipos de humedales, especialmente los costeros como los manglares, pueden ser efectivos como CDR pues emiten solo una cantidad limitada de metano, pero absorben cantidades considerables de CO2 inmediatamente después de la restauración. El costo de la restauración de los manglares se ha estimado en US$510 por tonelada de CO2.
“El mayor costo de la restauración de humedales en comparación con otros métodos de CDR puede compensarse con mayores beneficios colaterales en términos de, por ejemplo, protección y mitigación de inundaciones, creación de hábitat y mejoras en la calidad del agua. Otra ventaja de la restauración de humedales es que las reservas de carbono no se saturan durante escalas de tiempo milenarias”, señala el reporte.
Estas alternativas basadas en la naturaleza aparecen para algunos como las opciones de menor costo (u “opciones sin arrepentimiento”), frente a las opciones tecnológicas hoy en debate. Sin embargo, tienen un potencial limitado a largo plazo, y se espera que sus costos marginales de reducción, al menos para la forestación y el secuestro de carbono del suelo, aumenten después de 2050. Mientras, se analizan otras opciones como la fertilización del océano, la construcción con biomasa, la carbonatación mineral, la alcalinidad del océano y la propagación de cenizas volcánicas en el fondo marino.