Corfo alista creación de consorcio para mejorar gestión hídrica en cuencas del centro sur de Chile frente a sequía instalada en el país
Cuatro iniciativas, lideradas por universidades y centros de investigación, están postulando a financiamiento de $2 mil millones otorgado por Corfo que apuntan a una mejor gestión e información sobre las aguas disponibles, pero también a la búsqueda de soluciones innnovadoras con base tecnológica que minimicen los efectos que esta crisis pueda tener sobre las personas y la economía. Una iniciativa que ya se está desarrollando en el norte del país, donde el acercar la ciencia y la academia -señalan en El Elqui- ha ayudado a cohesionar la acción de todos los usuarios que participan en la administración y distribución de agua, integrando a múltiples actores, información, conocimiento y nuevas tecnologías.
Periodista
El año 2019 fue el más seco desde que existen registros en Chile, superando los récords previos que databan de 1998 y 1968. En Santiago, por ejemplo, llovió un cuarto de lo que debiera caer en un año normal, y el déficit de precipitaciones en la zona central del país superó -en promedio- el 50%, principalmente desde Curicó al norte. Y si bien este invierno las lluvias de junio parecieron revertir un poco la tendencia de los últimos años, lo cierto es que 2020 se encamina a ser, al menos, el segundo más seco de los últimos años. Según el último informe de la Dirección Meteorológica de Chile, hoy todas las estaciones desde Antofagasta al sur presentan déficit de precipitaciones que van desde -6% a -91%.
Aunque no está en la primera línea informativa ni de discusión, la crisis hídrica es hoy sin dudas uno de los mayores problemas del país, principalmente por un ciclo de más de 10 años de sequía que no presenta signos de revertirse en el corto plazo debido a los efectos del cambio climático. Esto configura no solo un escenario de profundización de un déficit hídrico estructural y de alto riesgo de seguridad hídrica, dicen los expertos, sino también un incremento e los conflictos socioambientales en distintos territorios del país, lo que impactará en el crecimiento económico local y nacional.
“Actualmente, Chile se encuentra enfrentado a una problemática creciente de sequía y escasez hídrica, situando al país en un nivel de alto estrés hídrico. Por esta razón, el gobierno está haciendo esfuerzos desde distintos frentes”, dice Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo. Y en el caso de Corfo, esto se traduce en la creación de un Consorcio en Gestión de Recursos Hídricos en la Macrozona Centro-Sur de Chile, que busca convocar a distintos actores para que presenten soluciones, a través de la innovación, que minimicen los efectos que esta crisis pueda tener sobre las personas y la economía.
Se trata de un llamado abierto a empresas, universidades, centros de investigación y -en general- cualquier institución sin fines de lucro del país, para asociarse y crear un consorcio que genere desarrollo y transferencia de tecnologías con que contribuyan a cerrar las brechas de gestión en el uso del agua, y el aumento de la seguridad hídrica.
“Buscamos el desarrollo de una gestión integrada de recursos hídricos, contemplando la seguridad tanto en calidad como en cantidad del recurso para la comunidad urbana y rural, sector productivo, sector sanitario y ámbito ambiental, contemplando la aplicación de nuevas tecnologías y acercamiento con las comunidades usuarias del agua”, explica Pablo Terrazas.
La iniciativa considera un cofinanciamiento de Corfo de hasta el 60% del costo total del consorcio, con tope de hasta $2 mil millones, mientras el plazo de duración del consorcio podrá ser de hasta 6 años. Para desarrollarlo, se recibieron cuatro iniciativas: Consorcio Tecnológico del Agua CoTH2O, liderada por Universidad de Concepción; ÜMÜLL-KO, Consorcio para la Gestión Circular de los Recursos Hídricos, liderado por la Corporación Chilena de Investigación del Agua- CETAQUA Chile; Consorcio Recursos Hídricos Integrados-RHI, liderado por la Universidad Adolfo Ibáñez; y el Consorcio para la Gestión Inteligente del Agua en la Macrozona Centro Sur de Chile-InteliAqua, liderado por la Universidad de Chile.
“Buscamos el desarrollo de una gestión integrada de recursos hídricos, contemplando la seguridad tanto en calidad como en cantidad del recurso para la comunidad urbana y rural, sector productivo, sector sanitario y ámbito ambiental, contemplando la aplicación de nuevas tecnologías y acercamiento con las comunidades usuarias del agua”
En su conjunto, todos estos proyectos representan a cerca de 100 entidades, entre coejecutores, asociado e interesados, y están distribuidos principalmente entre las regiones Metropolitana y Ñuble. Actualmente, todas se encuentran en etapa de evaluación y Corfo anunciará los resultados en los próximos meses.
Gestión del agua, un elemento crítico
Hoy Chile está dentro de los 30 países del mundo con más estrés hídrico según el World Resource Institute: en 2015 el país figuraba en el lugar 24 de ese ranking, mientras que en 2019 pasó al lugar 18. De hecho, según el último reporte del organismo, Chile será la única nación latinoamericana que pasará a un nivel de estrés hídrico extremadamente alto al año 2040, y una de las naciones con mayor probabilidad de enfrentar una disminución en el suministro de agua, debido a factores combinados de alza de temperaturas en regiones críticas y cambios en los patrones de precipitaciones.
Esto implica que se podría poner en riesgo el abastecimiento de agua potable en las ciudades. La primera semana de octubre, la empresa Aguas Andinas informó que el embalse El Yeso, una de las principales reservas de agua de Santiago, perdió en septiembre el 14% del agua acumulada a septiembre, pese a la caída de consumo en la ciudad a causa de las cuarentenas por el Covid-19.
Ante ese escenario, la empresa llamó a detener el consumo para riego a partir del 1 de noviembre, con el objeto de asegurar el abastecimiento de la población. “La situación hídrica actual es preocupante, pero estamos seguros de que llegaremos a acuerdos con los regantes tal como hemos hecho en los últimos once años, y que la mayor presencia de nieve en la cordillera nos permitirá́ mejorar la situación en los próximos meses de cara al abastecimiento de la ciudad”, señaló Marta Colet, gerenta general de Aguas Andinas.
No se trata tampoco de un hecho aislado. Según el último informe hidrometeorológico de la Dirección General de Aguas (DGA), los embalses Aromos y Peñuelas, ambos para consumo de agua potable en la Región de Valparaíso, presentan un déficit de agua acumulada de -63% y -94% respecto de sus registros históricos para el mes de octubre. En el caso de El Yeso, este déficit llega a -33%.
Hoy la gestión del agua es uno de los puntos más críticos en la administración del recurso. Así lo reveló en 2019 un estudio realizado por el proyecto Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, que mostró que el 44% de los problemas de brechas y riesgo hídrico en las cuencas se originan en fallas en la gestión del agua y su gobernanza. Esto incluye la falta de transparencia del mercado del agua, la descoordinación de las instituciones a nivel de cuenca restringida a la gestión del recurso hídrico por secciones, una limitada fiscalización a los usuarios y una información limitada, fraccionada y contradictoria sobre los recursos hídricos que genera desconfianza entre los actores.
“Uno de los productos más relevantes de esta convocatoria es la plataforma de información de recursos hídricos que se exige, la que, aún cuando apunta a organizar la información del agua de la zona de impacto, deberá integrar a todo el territorio nacional. Esta plataforma estará en concordancia con los datos e información que genera y procesa nuestra institución”
Otro 17% es provocado por el crecimiento de las actividades productivas y el sobreotorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas, mientras que un 14% de los problemas detectados tienen como causas el uso de productos químicos en agroindustria, los pasivos ambientales mineros, la carencia de tratamiento de aguas servidas en zonas rurales y la disminución de calidad por disminución de niveles del acuífero e intrusión salina.
Y estos aspectos son precisamente los que busca abordar Corfo con la creación de este consorcio para la gestión de recursos hídricos, entre otras vías a través de la definición de lineas de desarrollo tecnológico con fines productivos (y vincularlas con el cambio climático), el diseño e implementación de una plataforma abierta e interoperable -de carácter nacional- que centralice la información generada por los distintos organismos públicos y privados, generar y fortalecer alianzas con entidades tecnológicas y de la industria, así como implementar estrategias y modelos de gestión asociativos, entre otros.
Mauricio Lorca, jefe de la División de Estudios y Planificación de la DGA explica que, para esta institución, “uno de los productos más relevantes de esta convocatoria es la plataforma de información de recursos hídricos que se exige, la que, aún cuando apunta a organizar la información del agua de la zona de impacto, deberá integrar a todo el territorio nacional. Esta plataforma estará en concordancia con los datos e información que genera y procesa nuestra institución. Además, de ella surgirán una serie de iniciativas relativas a la sustentabilidad del recurso hídrico”.
La experiencia en el norte
Para una adecuada gestión del agua, afirma Mauricio Lorca, es fundamental contar con información suficiente y datos actualizados, lo que constituye en sí mismo un gran desafío dada la gran cantidad de instituciones y cuerpos normativos que las regulan, lo que termina por configurar brechas relevantes de información. Y a su vez, esa falta de información, así como la dificultad en el acceso a la misma por parte de todos los involucrados al uso del recurso, relevan y posiciona la gestión del recurso.
“La DGA está abordando la formulación de Planes Estratégicos de Gestión Hídrica a nivel de cuencas, lo que busca tener líneas de acción que cautelen la sostenibilidad y disponibilidad del recurso. La gobernanza del recurso será impulsada fortaleciendo la participación de los agentes relacionados con el uso y gestión del recurso que contemple las particularidades del territorio, desde el punto de vista social, económico y ambiental”, agrega.
Y en esta línea, la DGA está ya trabajando con Corfo en un consorcio adjudicado en 2019 con un financiamiento de $1.600 millones. Se trata del Consorcio Centro Tecnológico Quitai Anko, orientado a los desafíos hídricos en las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso, y que es gestionado por la Universidad de La Serena asociado con CEAZA, CAZALAC y Fundación Minera Los Pelambres.
“Este tipo de consorcios acercan la ciencia y la academia a las realidades territoriales, nos permiten tener información de manera más integral y considerar el uso del agua en todas sus dimensiones: calidad, cantidad, oportunidad, medio ambiente, todo. En definitiva, lo que hace es cohesionar la acción de todos los usuarios que participan en la administración y distribución de agua”
“El trabajo de la universidad y del consorcio han sido fundamentales para nosotros, son nuestros socios estratégicos, y nos ha permitido relevar algunas iniciativas en relación a la gestión y eficiencia hídrica”, dice Alejandra Marín, gerenta de la Junta de Vigilancia del Río Elqui, entidad que forma parte del consejo técnico de Quitai Anko. “Hoy estamos trabajando en un proyecto para integrar una visión de manejo conjunto de las aguas superficiales y las aguas subterráneas, ese es nuestro desafío futuro, y esperamos que sea tan exitoso como lo que hemos hecho hasta ahora con las aguas superficiales”.
“Este tipo de consorcios -agrega- acercan la ciencia y la academia a las realidades territoriales, nos permiten tener información de manera más integral y considerar el uso del agua en todas sus dimensiones: calidad, cantidad, oportunidad, medio ambiente, todo. Ese es el gran valor, porque en definitiva lo que hace es cohesionar la acción de todos los usuarios que participan en la administración y distribución de agua, integrando a múltiples actores, información, conocimiento y nuevas tecnologías”.
Las iniciativas realizadas hasta ahora han permitido un mayor análisis de datos, afirma Alejandra Marín, así como apoyo en ordenar la gestión que ya se estaba haciendo. “En aguas superficiales, se establecieron modelos de proyección hidrológica que nos ayudan a la toma de decisiones, la que hacemos tradicionalmente en base a nuestra estadística hidrológica y el conocimiento del río. Al apoyarnos en la orientación de nuestras decisiones, nos permite aumentar la eficiencia”, explica.
Tener toda la información disponible, bases de datos y modelos de proyección, y poder usarlos, afirma, “es fundamental, es poder de decisión informada y de mejor decisión. Con la base que ya tenemos de lo avanzado, vamos encaminados ahora a integrar las aguas subterráneas. Lograr establecer esa relación específica para esta zona nos va a permitir anticiparnos y programar el uso de unas aguas en desmedro de otras. Hacia allá tenemos que avanzar”.
Esto resultará fundamental a futuro en la cuenca del Elqui. Si bien hoy las aguas superficiales están reguladas con dos emblases, que hasta ahora ha impedido una extracción en gran escala de las aguas subterráneas, a medida que disminuyen las aguas en la superficie habrá que recurrir necesariamente a ellas. De ahí la importancia de contar desde ya con la información necesaria para gestionarla adecuadamente cuando se incremente la presión por su uso.
“Nuestra situación para esta temporada de riego en El Elqui es mala. Es el tercer año consecutivo con muy baja nieve, hace dos temporadas se acumularon 79 cm en la cordillera, el año pasado 76 cm y ahora tenemos 53 cm a inicio de temporada. Es muy muy bajo, y hoy estamos con embalses que nos aportan el agua que necesitamos, pero evidentemente sale más agua de la que entra. ¿Qué hacemos? Nos proyectamos a la próxima temporada y podemos suplir el agua que se necesita en la cuenca, pero si el próximo año sigue malo vamos a tener un problema mayúsculo para los años siguientes. En definitiva, las menores precipitaciones son un hecho, y los períodos de escasez están siendo más largos”, dice Alejandra Marín.
Una situación que se repite a nivel nacional. Actualmente, dice Mauricio Lorca, la escasez hídrica se ha instalado en gran parte del territorio nacional, acoplada al proceso de crisis climática planetaria y una severa sequía que está sufriendo el país desde hace más de una década. Y esto implica, agrega, abordar acciones relacionadas a la sustentabilidad del recurso, como las que se están ejecutando en conjunto con Corfo.
“Hoy la DGA está perfeccionando los criterios y mecanismos que permitan abordar escasez hídrica y sequía como una condición instalada, y ya no como una eventual. Con esto se pretende priorizar la disponibilidad para el consumo humano, lo cual es la segunda fuente de consumo luego de la agrícola a nivel nacional. A pesar de que proyectamos nuestras acciones basados en el escenario de cambio climático RCP8.5, y corregimos nuestras proyecciones de oferta hídrica a partir de ella y las tendencias de desertificación, estamos activamente ocupados en la identificación de nuevas fuentes de agua, en la optimización del uso del agua por parte de la matriz de demandas a nivel nacional”, afirma.