Inédita sequía en Magallanes: ganaderos, agricultores, operadores turísticos y autoridades cuentan cómo viven la crisis hídrica
Pese a que la declaración de emergencia agrícola por déficit hídrico en la región fue realizada el 12 de enero pasado, representantes de diferentes sectores magallánicos aún esperan medidas concretas de parte del Gobierno. Desde el turismo piden mayores recursos para reflotar la actividad, mientras que el sector ganadero espera la provisión de apoyo técnico para poder acumular el agua.
Magallanes, la región más austral de Chile, es una zona mundialmente conocida por la belleza y diversidad de sus paisajes. “El que se apura en la Patagonia pierde el tiempo”, se suele decir en territorio magallánico, cuyas capitales provinciales son Punta Arenas, Puerto Natales, Porvenir y Puerto Williams. Sin embargo, por estos días, es precisamente el tiempo el que juega en contra de quienes habitan este paradisíaco entorno.
El pasado 12 de enero, y luego de meses en que agricultores y ganaderos exigían el apoyo de las autoridades para afrontar esta crisis, el Gobierno decretó por primera vez emergencia agrícola por déficit hídrico en la Patagonia chilena, una situación inédita considerando que Magallanes concentra la mayor reserva de agua dulce en el mundo.
En prácticamente todas las comunas magallánicas la sequía se hace sentir con fuerza, por ejemplo, en sectores del norte de Punta Arenas, como la comuna de San Gregorio -considerada la más afectada por esta emergencia-, así como también en algunas zonas de las provincias de Última Esperanza y el norte de Tierra del Fuego.
Según la resolución exenta del Ministerio de Agricultura publicada en el Diario Oficial, la declaración de emergencia por sequía en Magallanes permitirá “financiar situaciones o gastos no previstos causados por fenómenos climáticos y/o catástrofes naturales y/o situaciones de emergencias o de daño productivo que afecten a productores agrícolas y habitantes rurales, previamente definidos por resolución fundada del Ministro de Agricultura”.
“En un invierno, considerando 90 días, yo diría que ha nevado apenas 10 días, y un promedio más o menos entre 10 y 12 centímetros, es decir, la nada misma. Julio tuvo 18 centímetros de nieve y perduró un poco más porque justo en ese mes hubo más temperaturas bajo cero, que es el requisito para que esta perdure. Pero eso es un detalle solamente porque las precipitaciones fuertes en Punta Arenas, y en casi toda la región se dan en otoño e invierno, y este año último año eso no pasó”, explica a País Circular Nicolás Butorovic, climatólogo de la Universidad de Magallanes.
“Lo que nos pasó ahora en octubre de 2022 fue que no teníamos agua de bebida para los animales, entonces alertamos a las autoridades del agro, diciéndoles que iba a haber sequía. Uno esperaba que en noviembre o diciembre lloviera algo pero eso no se produjo”.
En esto coinciden los ganaderos, quienes llevan meses viendo cómo ha cambiado el panorama en sus terrenos. En condiciones climáticas normales, los trabajadores deben mover a sus ovinos y bovinos a sectores más altos de la región en época de invierno, con la finalidad de hallar agua por deshielo de la nieve; mientras que en verano se dirigen a los sectores más bajos buscando mejores condiciones para su ganado.
Sin embargo, el presidente de la Asociación de Ganaderos de Magallanes (Asogama), Gerardo Otzen comenta que “como no ha nevado estos últimos 2 años en invierno, estas lagunas de las partes altas se secaron. Y lo que nos pasó ahora en octubre de 2022 fue que no teníamos agua de bebida para los animales, entonces alertamos a las autoridades del agro, diciéndoles que iba a haber sequía. Uno esperaba que en noviembre o diciembre lloviera algo pero eso no se produjo”.
El representante de Asogama agrega que por la sequía en Magallanes “no solo se están muriendo ovejas, también animales propios de la fauna local como armadillos o chingues, porque no tienen agua. Pasa que hay algo que nosotros llamamos ‘aguadas’ que son pequeñas zanjas de terrenos que hacemos como bebederos para los animales. Esa agua se acumula con la nieve y ahí podían tomar agua hasta marzo o abril sin problemas. Pero antes de que se acabe el agua se produjo como un fango y ahí ha habido muertes de animales porque quedan enterrados buscando dónde saciar su sed.”
Otro de los sectores que ha sido golpeado por la crisis hídrica es el turismo, por cuanto es una de las principales fuentes de ingreso para pequeñas y medianas empresas en la Región de Magallanes. Según Adriana Aguilar, gerenta de la Cámara de Turismo de Última Esperanza, las actividades turísticas más afectadas son aquellas que se desarrollan en el agua -el kayak, recorridos en botes de goma y pesca deportiva-, mientras que la observación de flora y fauna también es una instancia que se ve resentida por los cambios en el ecosistema.
“Vemos esta situación de sequía en Magallanes como un elemento más que altera la tranquilidad para la adecuada recuperación de nuestra actividad, pero por sobre todo como un enorme riesgo para el principal recurso en el que basa el desarrollo del turismo, que es la naturaleza”, complementa Adriana Aguilar.
El turismo, agrega la representante de la Cámara de Turismo, es sensible a muchos factores, por lo que es una constante como gremio enfrentar crisis de todo tipo que van menguando su actividad. “Sin duda, el cambio climático, las alertas medioambientales y particularmente este decreto de sequía en Magallanes nos afecta a corto, mediano y largo plazo. Es primera vez que ocurre esto, pero todos saben que las señales venían desde hace tiempo. La sequía lógicamente afecta a todos los sistemas hídricos y por consecuencia a la vegetación y a la fauna, que son parte de los recursos sobre los que se sustenta la actividad turística”.
“Históricamente siempre se pensó que en la región nunca nos iba a faltar el agua. En algún espacio y tiempo hemos tenido periodos de sequía, pero no tan intensa y con un alargue dentro del periodo estival de verano como la que hemos tenido hasta ahora”.
Productores piden ayuda al Gobierno
La crisis hídrica en Magallanes mantiene en alerta a la seremi del Medio Ambiente de la región, Daniela Droguett. Ella asegura que desde hace un tiempo se encuentran trabajando junto a la Seremi de Agricultura para ver de qué manera abordar esta crítica situación.
“Históricamente siempre se pensó que en la región nunca nos iba a faltar el agua. En algún espacio y tiempo hemos tenido periodos de sequía, pero no tan intensa y con un alargue dentro del periodo estival de verano como la que hemos tenido hasta ahora”, comenta Droguett.
Indicó además que “está complejo el tema de la sequía en Magallanes, esperamos que no avance mucho más, pero es mejor ponerse a veces en el peor escenario para estar preparados, porque esto es parte también de la crisis climática que tenemos. El cambio climático nos trajo mayores temperaturas también en nuestro verano, nos trajo más viento y todo eso ayuda a que se evapore más rápido el agua y la poca agua que hay disponible”.
A más de un mes de la declaratoria, sin embargo, los ganaderos señalan que aún no reciben ayuda concreta para mitigar la crisis. “No hemos visto ningún avance desde ese día en que se hizo la declaración. En la última reunión se nos dijo que estaban trabajando en las soluciones pero ni siquiera nos dijeron cuáles eran esas posibles soluciones, así que estamos a la espera no más”, comenta Gerardo Otzen, presidente de Asogama.
“En un invierno, considerando 90 días, yo diría que ha nevado apenas 10 días, y un promedio más o menos entre 10 y 12 centímetros, es decir, la nada misma”.
Otzen está esperanzado que la ayuda se traduzca en financiamiento e insumos que necesitan para afrontar la crisis que representa la sequía en Magallanes. “Pedimos de alguna manera que nos ayuden con la situación de algunos ganaderos a los que se les pueda subsidiar el flete de los camiones aljibe con agua a los campos; la compra de guateros (tipo de estanque plástico grande) porque los animales consumen agua todo el día y estamos hablando de grandes cantidades, ya que necesitamos acumular el recurso. También ‘planzas’, que son una especie de manguera plástica para distribuir el agua y bebedero”.
Por último, la representante de la Cámara de Turismo de Última Esperanza, Adriana Aguilar, coincide con Otzen en la preocupación que los invade: “Ya hemos manifestado a las autoridades nuestra preocupación. Próximamente tendremos una reunión en donde este tema será unos de los principales enfoques. Es importante reconocer que el sector privado del turismo ha realizado muchos esfuerzos y que actualmente está trabajando para mantenerse productivo todo el año. Las autoridades deben acompañar los procesos brindando los apoyos necesarios para que la actividad turística se desarrolle adecuadamente en las diferentes estaciones y en todo el territorio. Por lo tanto, el paso a seguir es solicitar a las autoridades que den a conocer el plan que tiene el gobierno para mitigar los efectos adversos de esta situación en el sector turismo”.
“Vemos esta situación como un elemento más que altera la tranquilidad para la adecuada recuperación de nuestra actividad, pero por sobre todo como un enorme riesgo para el principal recurso en el que basa el desarrollo del turismo, que es la naturaleza”.