Patrick Verkooijen: “Se necesita una revolución política y administrativa para relevar la importancia de la adaptación”
El CEO del Centro Global de Adaptación estuvo en Chile como uno de los speakers principales del XIX Encuentro de Desarrollo Sostenible de Acción Empresas, donde relevó la importancia de la adaptación al cambio climático, cuando todas las miradas están puestas en la mitigación frente a la proximidad de la COP25 en Chile. ¿Por qué? Porque tiene sentido económico, afirma. Por cada dólar invertido en adaptación se tienen retornos de entre cuatro y diez dólares, principalmente por pérdidas y daños evitados. Pero además, dice, “tiene un triple dividendo: económico, social y ambiental. Y esto hay que incorporarlo a las empresas”.
Periodista
En el XIX Encuentro de Desarrollo Sostenible de Acción Empresas, en CasaPiedra, se realizó un fuerte llamado a la acción climática no solo a las empresas, sino al gobierno y a todos los actores de la sociedad. El foco estuvo puesto en realizar los cambios necesarios para evitar que el calentamiento global supere la barrera de los 1,5ºC fijados por la ciencia, donde la mitigación tiene un rol principales. Pero Patrick Verkooijen llamó a poner más fuerza, recursos y acción en uno de los aspectos que aún no toman suficiente importancia en la discusión: la adaptación.
Desde su rol como CEO del Centro Global de Adaptación, organismo que es parte de la Comisión Global de Adaptación dirigida por el ex secretario general de la ONU Ban Ki-moon -y que tiene entre sus miembros a Bill Gates y a Kristalina Gerogieva, la gerenta general del Banco Mundial- su misión es que los países y las empreas empiecen a poner el foco en esta tarea. “Los críticos de la adaptación dicen que eso es una derrota, pero no; es defenderse”, afirma.
Hay en ello varias razones, afirma. Es un imperativo moral, y también de justicia ambiental, porque los mas afectados son los más pobres. Pero al mismo tiempo hay un imperativo económico: por cada dólar gastado en adaptación, hay un retorno de entre cuatro y diez dólares.
“Tiene sentido económico invertir en adaptación climática, porque tiene además un triple dividendo: económico, social y ambiental. Y esto hay que incorporarlo a las empresas”, afirma.
Hoy, dice Verkooijen, esto no ocurre en la escala y velocidad necesarias, primero, porque las personas más afectadas tienen poco poder, y en segundo lugar porque la mayoría de las decisiones no consideran el cambio climático.
Superar estas barreras no es fácil, y para ello se requieren tres revoluciones. Primero, es necesario entender que es un riesgo para las ciudades, para las empresas y para la economía, y que hay soluciones que funcionan. Segundo, se necesita planificar, desde como se desarrollan las ciudades hasta la infraestructura y las industrias. Y en tercer lugar, se requiere de financiamiento.
Es cierto que hoy el principal foco de la discusión está en mitigación, incluso en países que no son grandes emisores pero sí muy vulnerables a los efectos del cambio climático, como Chile.¿Por qué ocurre esto?
Estoy de acuerdo con eso, y creo que se debe a un par de razones. La primera es que aquellos que se ven más afectados, particularmente la gente pobre, no están realmente en una situación de poder. Entonces, para aquellos a quienes el cambio climático es más significativo, no son las personas que están tomando las decisiones. En segundo lugar, la razón por la que creo que la adaptación es un niño huérfano, es porque hay un completo desajuste entre el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur. El norte se enfoca mucho en mitigación, porque los efectos del cambio climático son menos urgentes que en el sur, y esta asimetría en el poder que vemos respecto al foco en la mitigación y la adaptación tiene que cambiar. No creo que debamos hacer menos mitigación, obviamente no. Necesitamos hacer más mitigación, pero necesitamos también hacer mucho más en adaptación, así que necesitamos hacer ambas. Se necesita una revolución política y administrativa para relevar la importancia de la adaptación.
“Pueden retrasar las acciones y hacer sus negocios como suelen hacerlo y pagar después, o hacerlo de forma diferente: planificar ahora, invertir ahora y así tener un futuro más próspero”
¿Cómo se puede impulsar esa revolución?
Hay dos argumentos: uno es cómo cambiar, y el otro es qué hacer. Para eso está el Centro Global de Adaptación, que es parte de la Comisión Global de Adaptación donde estos líderes mundiales necesitan hacer entender que es importante acelerar la adaptación. Por muchas razones, pero también por razones económicas, por lo que necesitamos crear una conciencia social más fuerte en la importancia de la adaptación, no solamente para la comunidad científica, sino que para aquellos que están en el poder, con los gerentes de empresas, con alcaldes, y con los líderes en el gobierno. Y quién mejor puede hacer eso que la gente que está en el poder. Es por esto que los Ban Ki Moon y los Bill Gates de este mundo necesitan articular y levantar su voz y demostrarles que no solamente la adaptación es importante, sino por qué es importante, que viene siendo el argumento económico.
Eso implica mostrar cifras que avalen ese argumento
Así es, y el 10 de septiembre vamos a presentar el informe de la comisión, que es básicamente un reporte económico, donde el retorno de sus inversiones serán el argumento principal de esta conversación, porque al final eso creará una conciencia financiera. Ellos quieren ver un retorno de sus inversiones.
¿Cuáles serán los principales lineamientos de ese reporte?
El argumento principal es que hay un imperativo moral y económico para acelerar la adaptación. Moral porque los pobres y las futuras generaciones -y por sobre todo en el sur- serán quienes sufran más. Por eso, tenemos que actuar por un sentido de justicia moral. Pero ese argumento no es el único. El segundo argumento importante es el imperativo económico, está en los intereses de cada nación invertir en adaptación. En mi presentación di el ejemplo de Miami, donde tras un huracán devastador se creó un impuesto en la ciudad para financiar infraestructura que los proteja de estos eventos. Pueden retrasar las acciones y hacer sus negocios como suelen hacerlo y pagar después, o hacerlo de forma diferente, como Miami lo ha hecho: planificar ahora, invertir ahora y así tener un futuro más próspero.
¿Cuáles son las cifras que avalan esto?
El número más grande es en infraestructura, y es un número que viene del reporte del Banco Mundial llamado Lifeline, que fue presentado hace dos meses y que dice que dice que los beneficios netos de construir infraestructura más resiliente en países de ingreso bajo y medio puede ser de US$4,2 trillones, con cuatro dólares de beneficio por cada dólar invertido. Si inviertes en Brasil y no consideras el impacto climático, las lluvias afectarán lo que construyas, produciéndose un desperdicio de infraestructura. Lo mejor sería elevar las rutas, aumentando los costos en un 3%. Si sumas todo, es un costo adicional de un trillón. Ese el estándar de los argumentos con los que diremos que uno de los beneficios de invertir este trillón es cuatro trillones. Ese es el argumento central, que ya estaba ahí en el reporte del Banco Mundial, y ahora nosotros lo diferenciamos con otro tipo de intervenciones, como la inversión en naturaleza y restauración. Hay un buen ejemplo en Sao Paulo. Ellos invirtieron en restauración de los bosques que en períodos lluviosos ayudan a contener el agua, y cuando lo necesitas, la deja ir. Esas 4.000 hectáreas de reforestación tienen un costo, pero el retorno de esta inversión en las 4.000 hectáreas en Sao Paulo son US$69 millones. Entonces hay ejemplos sobre ejemplos, porque esto tiene que pasar.
“Creo que en Chile las grandes corporaciones entienden que el riesgo climático es real, y comienzan a integrar estos riesgos a sus operaciones. He tenido un par de conversaciones en estos días, y lo que me dicen es que necesitan ayuda para poder cambiar sistemáticamente su cadena de valor, y no saben cómo realmente hacerlo. Así que necesitan protocolos, asistencia técnica”
¿Pero quién paga ese costo? Porque en países de ingreso bajo y medio tienen también otras prioridades urgentes
Esencialmente hay tres fuentes. Una es de ingresos públicos, Miami puso US$400 millones en su plan, y eso son solamente impuestos. Lo que está pasando en todos lados, incluido Chile, donde también invierten en una serie de proyectos de infraestructura, es que se da el siguiente argumento: dado el gasto fiscal en el que se incurre actualmente, no es solamente acerca de gastar más en infraestructura, sino que invertir más sabiamente. No inviertas más como gobierno en construir una carretera que va a ser arruinada. El otro lado de la ecuación es el sector privado. Si tú eres una compañía necesitas hacer dos cosas, necesitas reducir los riesgos en tus negocios y en tus operaciones. Tus industrias pueden ser arruinadas o no, pero quieres proteger tus activos. De la misma manera, también tienes que asegurar que dentro de tu cadena de producción, si algún ofertante afecta de forma negativa, esta también afectando a tu cadena de producción. Entonces necesitas invertir dentro de tu cadena, y eso está ocurriendo. Nuevamente, hay ejemplos sobre ejemplos, donde los empresarios tienen esta mirada de invertir en el largo plazo y no lo ven como un costo, sino como una inversión.
¿Y el financiamiento internacional?
La tercera fuente es financiación climática. Hay un acuerdo global al año 2020, y un billón de dólares será movilizado para invertir en acción climática. El tema aquí es que un cuarto de todo esto va adaptación, y los tres cuartos restantes van a mitigación. ¿Y a dónde va eso? Al hemisferio Norte. Por lo tanto, hay un desajuste completo de lo que realmente se necesita.
Usted dice que enfocarse en la adaptación no es una derrota, es una defensa. ¿Por qué?
En cada entrevista o conversación que he tenido, la crítica es que enfocándonos en adaptación reduces la presión en mitigación, y mi respuesta es que necesitamos hacer ambas. La mejor forma de adaptación es, por supuesto, la mitigación. Entre más mitigas, menos necesitas adaptarte. Pero al mismo tiempo, en el reporte del IPCC están claros los impactos, si la temperatura promedio de la Tierra aumentara en dos grados, los resultados serían dramáticos. Ahora llevamos un aumento de un grado y ya vemos los impactos, imagina cómo sería con 1,5 o 2. Entonces debemos adaptar cualquier forma, y tenemos que hacerlo hoy. Esto no reduce la necesidad de mitigación, pero es una advertencia de que los efectos del cambio climático están aquí y ahora.
Durante su visita a Chile aprovechó de reunirse con ejecutivos de las industria forestal, de la minería, de la energía. ¿Qué ha podido ver respecto de estos temas?
No tengo una visión completa de lo que pasa con ustedes, tengo una perspectiva tentativa. Creo que las grandes corporaciones entienden que el riesgo climático es real, lo entienden, y comienzan a integrar estos riesgos a sus operaciones. He tenido un par de conversaciones en estos días, y lo que me dicen es que necesitan ayuda para poder cambiar sistemáticamente su cadena de valor, y no saben cómo realmente hacerlo. Así que necesitan protocolos, asistencia técnica. Esta es la élite, la que está consciente, la que se mueve; no se mueve lo suficientemente rápido, pero al menos está en una trayectoria para negocios sustentables.
¿Y en el resto de las empresas?
Lo que he oído aquí una y otra vez es que más allá de la élite, en las pequeñas y medianas empresas, su precepción del riesgo climático y su impacto desde los negocios es mucho más bajo, por lo que la consciencia es más baja y la acción es más baja. Y en el caso que deseen hacer un cambio para adaptarse a las necesidades ambientales, estas empresas pueden no tener los recursos para costearlos. Por lo tanto, las grandes empresas que ya están conscientes necesitan moverse más rápido, y las pequeñas y medianas -estas son observaciones generales- están menos conscientes. Estas no solamente necesitan herramientas y apoyo para mover su cadena de valor, también necesitan apoyo financiero, estar capacitadas para enfrentar esos costos.
¿Y cómo podrían obtener ese apoyo?
Hay diferentes fuentes. El gobierno necesita proveer información y un marco político. Necesita proveer, como tenemos en Holanda, mapas de inundación que indiquen dónde se espera una inundación y dónde impactará más, y cuáles serán las consecuencias en los negocios. Este tipo de información es proveída por el gobierno. Iniciativas como estas se necesitan escalar rápidamente.
“La conversación con el gobierno es para explorar si hay un deseo para poner una oficina (del Centro Global de Adaptación), pero las señales que estamos recibiendo del gobierno son muy positivas. Y si seguimos con esto, la idea de lanzar una oficina sería durante la COP, pero esto no es concluyente todavía”
Usted dijo que el Centro Global de Adaptación está estudiando instalar una oficina en Chile. ¿Por qué?
Tenemos una oficina en China y en Bangladesh, así que la conversación que estamos teniendo con el gobierno aquí… Básicamente, vamos a colocar una oficina en un país en particular cuando haya una demanda, porque sino no funciona. China y Bangladesh vinieron a nosotros, dijeron que no solamente están muy expuestos a los riesgos climáticos, sino que además nos dijeron que necesitaban moverse hacia otra dirección y necesitaban apoyo en planificación y financiamiento.
¿Eso ocurrió con Chile?
No. La conversación con el gobierno es para explorar si hay un deseo para poner una oficina, pero las señales que estamos recibiendo del gobierno son muy positivas. Y si seguimos con esto, la idea de lanzar una oficina sería durante la COP, pero esto no es concluyente todavía.
¿Cuál es tu principal preocupación hoy respecto de las acciones que debe tomar la industria en general?
Que la gente entienda que las economías están cambiando. El riesgo climático está siendo cada vez más visible, pero aún no actuamos lo suficientemente rápido, y además necesitamos cambios más transformadores. Te doy un ejemplo, la TCFD (Task Force on Climate related Financial Disclosure) básicamente hizo una lista de compañías con los posibles riesgos y las implicancias que tendrían para la macroeconomía. El argumento era que existía este potencial de riesgo, por lo que su proposición central fue qué se necesita que pase en estas grandes compañías. Uno, deben hacer visible su riesgo climático, lo que se define como transparencia; y dos, necesitan, una vez que sepan cuáles son sus riesgos, tener un plan. Las guías de la TCFD son voluntarias, son sugerencias. Francia ha hecho las guías del TCFD mandatorias. Por ley, si buscas una compañía, te muestran cuáles son los riesgos potenciales que podrían tener estas compañías. Porque si quieres invertir con consciencia, si esta compañía está muy expuestas a riesgos y no hacen nada, tomaré mi dinero y lo pondré en otro lado. Francia es el único que ha hecho mandatoria esta iniciativa. Creo que para acelerar estas medidas más transformadoras, necesitamos más interacción.