COP28 concluye -una vez más- con más sombras que luces en su declaración final
Si bien se alcanzó un compromiso para una “transición lejos” de los combustibles fósiles, la cumbre celebrada en Dubai -en el corazón petrolero- careció de mecanismos concretos para avanzar con determinación en la lucha contra el cambio climático. Al mismo tiempo, se acordó triplicar la producción de energías renovables y duplicar la eficiencia energética a 2030, pero los expertos estiman que los resultados son insuficientes para la envergadura de la crisis climática. País Circular consultó a Arturo Brandt y Flavia Liberona, dos expertos chilenos, sus impresiones respecto de los resultados de la COP28.
La COP 28 celebrada en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, estuvo a punto de concluir con un rotundo fracaso. Pero ayer 13 de diciembre, en los minutos de descuento, como se diría en jerga futbolera, los países congregados en la cita lograron firmar una declaración final en la que, explícitamente, acreditan un compromiso para hacer una “transición lejos” de los combustibles fósiles, el tema que se tomó la agenda en esta cumbre climática realizada en el corazón de la industria petrolera.
Según el texto, los países firmantes se comprometen a hacer “una transición lejos de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerado la acción en esta década crucial, con el fin de alcanzar la carbono neutralidad en 2050, de acuerdo con las recomendaciones científicas”.
El acuerdo fue calificado como inédito, por cuanto es la primera vez en la historia de las COP que se habla de abandonar los combustibles fósiles. La palabra elegida –“transición lejos”- tampoco fue casual, porque durante el transcurso del encuentro había grandes emisores como la Unión Europea y Estados Unidos, y países en vías de desarrollo que sufren mayormente los efectos de la crisis, que clamaban por la “eliminación” de las energías fósiles. Esto encontró la oposición de los países de la OPEP, principalmente Arabia Saudita, que buscaba utilizar la palabra “reducir”. Al final se llegó, aparentemente, a un término medio.
El 11 de noviembre, de hecho, el cuarto borrador de la COP, que hablaba de “reducir”, generó conmoción y decepción entre los países que pugnaban por mayor ambición en la acción climática. Dos días después, sin embargo, el presidente de la COP, el sultán emiratí Ahmed Al Jaber -cuya figura fue duramente criticada por presidir la cumbre siendo director de la principal compañía petrolera de Emiratos Árabes- leyó la declaración final con la modificación, lo que le granjeó aplausos de la audiencia.
“En un primer momento me pareció un acuerdo bastante malo, porque la discusión se centró en el tema de los combustibles fósiles: si los eliminábamos o los disminuíamos. Uno tiene que entender algo, sin querer justificar: hay países que viven del petróleo, del carbón y del gas natural, entonces a ellos les cuesta plata ponerse la soga al cuello y eliminarlos. No es tan fácil”, opina Arturo Brandt, abogado experto en derecho ambiental, profesor en Vermont Law & Graduate School, Estados Unidos y miembro de Grupo Vial Abogados.
En tanto, Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, cree que “al principio era un texto muy blando, pero al cierre de la COP se acordó un texto en que se señala la transición lejos de los combustibles fósiles. Dentro del mal escenario que había, salir con este acuerdo fue bastante sorpresivo y mejora la situación respecto de lo que estaba”. Ahora bien, agrega Liberona, “todo esto se hace en un lenguaje diplomático, pero toca ver cómo esto se baja a la realidad, cómo se establecen compromisos concretos de los grandes emisores, cómo se apoya a los países vulnerables a dejar la matriz fósil cuando no tienen los recursos para hacerlo”.
Arturo Brandt añade que “lo que se acuerda no es lo que la comunidad esperaba, no es lo que el planeta necesita, eso es cierto. Pero tampoco es tan malo porque es la primera vez en 28 COP en que se hace mención a los combustibles fósiles y se acuerda mantenerlos lejos”.
En esa misma línea declaró ayer el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien emplazó a los países que siguen defendiendo los combustibles fósiles a que la eliminación progresiva de estos es “inevitable”. Sin dicha supresión, añadió Guterres, será imposible llegar a la meta de limitar el calentamiento global a 1,5° respecto de los niveles preindustriales.
“Pienso que a través de las políticas públicas y a la conformación de instrumentos financieros se puede avanzar mucho más rápido. Soy un convencido de que se puede avanzar más rápido fuera de la COP que dentro de la COP: muchos países que han avanzado mucho en acción climática no dependen de la COP”.
El gas y la energía nuclear
Otras conclusiones que provocaron polémica en la declaración final de la COP28 fue el compromiso de acelerar la promoción de tecnologías cero o de bajas emisiones, incluyendo el hidrógeno verde, la energía nuclear y el carbon capture and storage (una técnica para captura y almacenamiento de carbono en la atmósfera que ha sido muy criticada por organizaciones ambientales).
La mención a estas dos últimas tecnologías preocupó en la COP a Gaia Febvre, responsable de políticas internacionales de la organización Réseau Action Climat, para quien “esta COP no está a la altura de las ambiciones prometidas”. El chileno Arturo Brandt también es muy crítico del carbon capture and storage, técnica que -según el especialista- se asemeja a “esconder la basura bajo la alfombra, cuando la verdad es que es mejor generar energías limpias más que buscar elementos para capturar carbono de la atmósfera”. Sobre la energía nuclear, en cambio, Brandt indicó que “sin perjuicio de tener una opinión pro o contra, sin la energía nuclear no llegaremos a la meta del Acuerdo de París”.
Otra de las líneas que provocó estupor en las organizaciones ambientales es la mención a los “combustibles de transición” en el texto, lo que se lee como una ventana abierta al fomento del gas.
Los avances “insuficientes”
Dentro de la declaración final de la COP28 también figura el compromiso de triplicar la capacidad de producción de energías renovables y duplicar la eficiencia energética a 2030. Esto, en opinión de Flavia Liberona, es insuficiente: “Este es un problema, por así decirlo, norte-sur. Los países desarrollados no pueden seguir pensando que van a vivir de la misma manera. Han sido grandes emisores, tienen un alto consumo energético y tienen altos estándares de vida. Triplicar las energías renovables para que los países desarrollados sigan viviendo como viven, no me parece justo ni responsable”.
Por el contrario, Liberona apunta a un tema que no se suele hablar en las COP: buscar patrones de reducción de consumo. Ella, además, aborda otro punto: ¿qué va a pasar en 30 años más con los desechos que van a generar las energías renovables?”.
Para Arturo Brandt, mientras, el hecho de triplicar las energías renovables “es una buena declaración, pero en el derecho internacional no existen los acuerdos vinculantes, por lo que se queda en una declaración de buenas intenciones, pero que no tiene fondo cuando ves lo que pasa”.
Otro punto que quedó en el limbo fue el financiamiento desde los países más desarrollados a los más pobres y en vías del desarrollo para ayudarlos a transicionar a energías limpias. Si bien quedó expresado en el plano declarativo, ciertamente los montos son muy bajos a la luz de la urgencia con que los últimos países lo requieren. Esta misma crítica fue lanzada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Sin embargo, Arturo Brandt reconoce como positivo el que la declaración reconozca las “responsabilidades comunes, pero diferenciadas” como principio rector del derecho ambiental internacional para abordar la lucha contra el cambio climático. “Esto quiere decir que cada uno vaya avanzando de acuerdo a sus necesidades”, aclara el experto en derecho ambiental. A juicio de Flavia Liberona, estos fondos transferidos de los países más ricos -y que más emiten- deberían ser destinados a adaptación, “de la que se habló casi nada”, fustiga Brandt.
Algo que también inquieta sobremanera a Brandt es que el impulso inicial del Fondo de Pérdidas y Daños se haya diluido con el correr de los días en la COP: “Al principio hubo aportes, pero nunca más se habló de eso. Se retrocedió en este tema y es lamentable, porque los países desarrollados no quieren asumir sus responsabilidades y arriesgarse a ser demandados en cortes internacionales”.
“Al principio era un texto muy blando, pero al cierre de la COP se acordó un texto en que se señala la transición lejos de los combustibles fósiles. Dentro del mal escenario que había, salir con este acuerdo fue bastante sorpresivo y mejora la situación respecto de lo que estaba”.
¿Buena decisión hacer la COP28 en Dubai?
A todas luces, expresa el abogado Arturo Brandt, la decisión de designar a Emiratos Árabes como anfitrión fue desafortunada: “Esto se sabía de antes. Se sospechaba primero del presidente de la COP como director de una empresa petrolera. De ahí no podía salir nada ideal. La próxima COP se hará en Azerbaiyán. Fue una mala señal. Para que las COP tengan un efecto deseado tienen que ser lideradas por países con capacidad internacional de negociar, como lo fue Francia, Japón e Inglaterra, cuyas COP han sido los tres hitos más grandes. Si se lo dejas a un país petrolero, hay que ser bien ingenuo para pensar que el tema va a avanzar como uno quisiera”.
Dicho esto, Brandt cree definitivamente que hoy por hoy la COP no es el “lugar donde estos temas tengan eficiencia en la discusión”, y que hay otras instancias “donde se puede avanzar con mayor rapidez”. Cita el caso, por ejemplo, del sector privado en Chile, de la promesa de descarbonización del Estado chileno. “Pienso que a través de las políticas públicas y a la conformación de instrumentos financieros se puede avanzar mucho más rápido. Soy un convencido de que se puede avanzar más rápido fuera de la COP que dentro de la COP: muchos países que han avanzado mucho en acción climática no dependen de la COP. Es cosa de atraer inversionistas, reglas claras y políticas públicas sólidas”.
Brandt considera que es urgente cambiar el sistema de votación en el seno de la COP: “Las decisiones se toman por consenso y no por mayoría. Si hubiéramos aplicado la última regla, las cosas serían distintas. En esta COP los países petroleros presionaron mucho por el tema del petróleo y el carbón, y eran minoría. Pero como no se puede avanzar si no hay consenso, la discusión quedó ahí. No hay que ser muy creativo para darse cuenta que este formato no funciona”. Y por último: “Por estas razones se le critica a la COP, se dice que está hecha de artificios, de trampitas”.