Tres mujeres que cuidan a sus comunidades y el medio ambiente con sus emprendimientos
En el país hay un sinnúmero de mujeres liderando emprendimientos para mejorar la calidad de vida de sus comunidades, muchas de ellas con un importante énfasis medioambiental. Para reconocer ese trabajo, el Banco de Chile comenzó en 2021 el programa Mujeres que Inspiran, que hace unas semanas premió a 40 emprendedoras por su esfuerzo y aporte. Entre ellas están Nicole Vergara Maragaño, Pilar Honorato González y Tamara Durán Altamirano, cuyas iniciativas damos a conocer en este artículo.
Muchas personas tienen a un amigo, familiar o un conocido que se aventuró en algún emprendimiento. Desde la venta de pasteles a la creación de artesanías, es común en estos tiempos subir y bajar por la montaña rusa que significa crear un negocio. Las motivaciones son múltiples; algunos son una apuesta para poder llegar a fin de mes, otros están motivados por una pasión y, también, muchos han nacido con la idea de generar un cambio en su entorno.
En el caso de las mujeres, el emprendimiento puede tener complicaciones asociadas a la desigualdad de género que atenten contra el éxito de sus negocios. Con el propósito de aportar a que este tipo de proyectos permanezcan y sigan creciendo, el Banco de Chile premió a 40 emprendedoras en la segunda versión de su programa Mujeres que Inspiran. Se trata de fondos concursables que, además de entregar un aporte económico, consideran la capacitación y mentoría para los negocios u organizaciones sociales.
Las iniciativas escogidas este año van desde salud a educación y diversidad e inclusión, pasando también por educación financiera, reconversión laboral y medio ambiente, entre otros. En País Circular presentamos a tres mujeres que ganaron este año y los proyectos que lideran.
Nicole Vergara Maragaño – Fundación Mingako, San Bernardo
Durante 2015, Nicole comenzó a transformar, junto a cinco personas, un microbasural de mil metros cuadrados de San Bernardo en un espacio que pudiera convertirse en un aporte para su territorio. A través de un trabajo que califica “de hormiguitas”, Nicole y su grupo pudieron conformar la Fundación Mingako, cuya sede principal se encuentra en aquel espacio que antiguamente albergaba solo basura.
El trabajo que se genera en la Fundación Mingako es de carácter colaborativo y con la economía circular como paraguas. No solamente se limitan a transformar espacios en lugares sustentables, sino que ponen el acento en el aprendizaje.
“Vamos creando ecosistemas paralelos donde se conjugan distintas áreas, por ejemplo, cómo ser resiliente en el día a día con la escasez hídrica. Entonces ahí tenemos deshidratadores solares, sistema de eficiencia hídrica y reutilización de aguas grises. Otra área es cómo lograr la soberanía alimentaria, por lo que ahí tenemos la agroecología, el reciclaje orgánico comunitario, entre otros, y así vamos viendo distintas áreas”, explica Nicole.
Junto con financiar su proyecto a través del trabajo en conjunto con empresas e instituciones públicas, la Fundación también ha desarrollado el modelo de economía circular a través de la Tiendita Fundación Mingako, donde se comercializan productos realizados por vecinos y vecinas de San Bernardo que han aprendido “eco oficios” impartidos por la entidad. De esta forma, los productos que venden van desde el resultado de talleres de carpintería a encuadernación, incluso pasando por el reciclaje de plástico.
“El trabajo es totalmente colaborativo, con productos que son 100% revalorizados. De hecho, somos la única ONG que fabrica las máquinas Precious Plastic, a las que le hemos hecho diferentes mejoras que nos han permitido formar en el oficio del reciclaje plástico y también en la fabricación de las máquinas”, puntualiza Nicole.
Si bien la formación en estos eco oficios la realizan periódicamente y de forma gratuita, Fundación Mingako también tiene diferentes manuales para iniciarse en estas actividades, así como libros centrados en la resiliencia comunitaria y eco educación. El material se puede descargar de forma gratuita en su página web.
“Vamos creando ecosistemas paralelos donde se conjugan distintas áreas, por ejemplo, cómo ser resiliente en el día a día con la escasez hídrica”.
Pilar Honorato González – BBAC Busca Bacterias, Coquimbo
Pilar tiene una extensa trayectoria en investigación de la calidad del agua potable. Mientras trabajaba en una sanitaria, le sorprendió que los controles de calidad eran diarios en sectores urbanos, mientras que las muestras para sitios rurales se tomaban dos veces en un mes en el mejor de los casos, ya que incluso esas dos muestras podían darse en un plazo de 60 o 90 días.
“Siempre pensé que esto fuera una política pública y nunca lo he pensado como un negocio, por lo que me sentí muy honrada cuando se reconoció a BBAC por Mujeres que Inspiran de Banco de Chile. Porque esto es muy importante para las personas, para la comunidad”, indica Pilar.
BBAC Busca Bacterias es un sistema de autocontrol bacteriológico del agua potable, y la idea, en palabras de su creadora, es llevar la ciencia en simple a manos de la comunidad, que es capacitada en el uso de las herramientas para que conozcan el sistema y pueda por sí misma tomar muestras de agua. Tras 24 horas, se puede determinar si hay contaminación y convertirse en una voz de alerta para que no se consuma el agua mientras la autoridad competente no resuelva el problema.
“Ellos se organizan como comunidad y avisan a quien corresponda, como a la sanitaria local, al Seremi de Salud, o a las municipalidades, pero también los capacitamos para que sean un poco más autónomos y sean capaces de ir a ver si el clorador no está inyectando el suficiente desinfectante o si hay una rotura en la red y está generando la contaminación, entre otras situaciones”, explica.
“Siempre pensé que esto fuera una política pública y nunca lo he pensado como un negocio, por lo que me sentí muy honrada cuando se reconoció a BBAC por Mujeres que Inspiran de Banco de Chile. Porque esto es muy importante para las personas, para la comunidad”.
Tamara Durán Altamirano – Núcleo Verde, Viña del Mar
“Nos encargamos de la campaña de Coaniquem para reciclar botellas. Esta es la primera vez que se la dan a una mujer, porque por lo general siempre la licitación se la adjudicaban empresas grandes lideradas por hombres. El año pasado por fin me la pude ganar”, relata Tamara, la emprendedora que lidera Núcleo Verde, empresa de reciclaje con sede en la Región de Valparaíso.
Como un golpe anímico califica Tamara el haber sido escogida como una de las 40 Mujeres que Inspiran de Banco de Chile, porque a su juicio las mujeres son más discriminadas en el rubro del reciclaje que los hombres.
Si bien el servicio de reciclaje que presta está más enfocado hacia el área industrial, el desarrollo que ha logrado Núcleo Verde permitió que se convirtiera en un referente en la región, por lo que sus servicios no se limitan solo a la Ciudad Jardín, sino que a todas las comunas costeras del sector, considerando incluso la recolección domiciliaria de residuos.
Al comienzo, Tamara trabajaba con los materiales inorgánicos más conocidos por la población en general, como el vidrio, cartón, y latas, entre otros, pero ahora la empresa ha crecido a tal nivel que ya le es posible gestionar otro tipo de elementos, como residuos orgánicos y aceite proveniente de frituras, que posteriormente es convertido en biodiese
“Nos encargamos de la campaña de Coaniquem para reciclar botellas. Esta es la primera vez que se la dan a una mujer, porque por lo general siempre la licitación se la adjudicaban empresas grandes lideradas por hombres”.