Empresa ASOLAM inaugura primera planta de valorización de neumáticos en la Región de Valparaíso
Este espacio, compuesto por dos naves de 440 metros cuadrados, cuenta con una capacidad para procesar 10 toneladas diarias de neumáticos fuera de uso (NFU), dando respuesta a la obligación de cumplimiento de metas en recolección y valorización de NFU que recae en los productores de dichos implementos. Del proceso de pirólisis se extraen tres subproductos: acero, combustible pirolítico y carbon black. ASOLAM hace un llamado a las autoridades a facilitar los caminos de apertura comercial para estas dos últimas materias primas secundarias.
“Este proceso ha sido como ver nacer a una guagua”, dice con indisimulable emoción el director técnico de ASOLAM, Luis Venegas. Pide disculpas dos o más veces por su voz resquebrajada a los invitados a la ceremonia de inauguración de la primera planta de valorización de neumáticos de la Región de Valparaíso.
Si bien tiene un discurso en la mano para leer, en varias ocasiones anuncia que se saldrá del libreto para expresar lo que le nace más del corazón. El rito ocurre el miércoles pasado en el Fundo El Llano, en el sector industrial de Placilla de Peñuelas, próximo al Camino La Pólvora. Es una mañana nubosa, fría, que sólo abrirá paso al sol casi al filo de la jornada.
Venegas conoce desde adentro -de ahí su emoción- el esfuerzo insumido para llegar a la concreción de un sueño de cuatro emprendedores que comenzó a moldearse en un viaje a Rusia y China en el año 2018, cuando lograron verificar las cualidades de ciertas maquinarias para procesar residuos. Desde luego les interesaba el rédito económico propio de un proyecto comercial, pero aún más importante era “apuntar hacia la prosperidad y hacer un trabajo por el medio ambiente, en un mundo que se cae a pedazos”.
Al año siguiente de ese viaje fructífero, lograron traer la maquinaria de esos países para planificar la construcción de una planta de valorización de neumáticos fuera de uso (NFU) a través de la pirólisis, un método archiconocido en Europa hace más de 30 años. En el caso de ASOLAM, el horizonte estaba dirigido hacia la Ley REP, ya que uno de los seis productos prioritarios de dicha normativa son los NFU (es decir, los gestores y comercializadores de dichos productos deben cumplir ciertas metas anuales de reciclaje y valorización).
En el caso de Chile, la realidad es alarmante: según el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), en Chile se desechan, anualmente, alrededor de 6,6 millones de neumáticos, que equivalen a 180 mil toneladas. Considerando el desgaste por uso, la generación anual de residuos de neumáticos bordea las 140 mil toneladas.
El pasado 20 de enero de 2023, los neumáticos fueron el primer producto prioritario cuyo decreto de metas entró en vigencia. Esto quiere decir que todos los productores -incluidos los importadores de neumáticos, tanto de reposición como en autos nuevos- se deben adherir a un sistema de gestión de NFU para dar cumplimiento a las metas y obligaciones asociadas.
Según lo dicta la Ley REP, los productores de neumáticos categoría A (aro inferior a 57 pulgadas, con excepción de aquellos con aro igual a 45, 49 y 51 pulgadas) deberán recolectar el 50 por ciento de sus NFU al primer año, mientras que deberán valorizar el 25 por ciento. Al octavo año de implementación, tanto la recolección como la valorización deberán llegar al 90 por ciento.
En tanto, para los productores de neumáticos categoría B (aro igual a 45,49 y 51 pulgadas, e iguales o mayores a 57 pulgadas), las metas de valorización son de 25% al primer año y de 100 por ciento cuando se cumpla el octavo año de implementación.
“La pirólisis es como una gran olla a presión donde ingresan materias primas -en este caso, el caucho- que en ausencia de aire se presurizan, calientan, y luego se produce una reacción catalítica que tiene un inicio un final. Todos los componentes del caucho se carbonizan y se obtienen tres subproductos: acero, combustible pirolítico y carbon black, y el otro es gas residual”.
Cómo ayuda la planta de ASOLAM a los productores
En tal contexto, esta planta inaugurada en Placilla, Valparaíso, surge para brindar solución a las obligaciones de los productores, mandatadas por la Ley REP. “Nosotros damos respuesta a parte de la trazabilidad para dar cumplimiento a la ley. Trabajamos con economía circular para garantizar que el residuo -en este caso, el neumático- que ingrese a nuestra planta sea un subproducto y una materia prima nueva”, comenta María Paz Roldán, analista de gestión ambiental de ASOLAM.
Poco después de recibir los aplausos del público presente, Luis Venegas, socio y director técnico de ASOLAM, ofrece un recorrido por la planta nueva que marcará un hito en la Región de Valparaíso. Ésta se compone de dos naves de 440 metros cuadrados cada una. En la primera, existe un gran reactor que permite convertir los neumáticos a través del proceso termoquímico de la pirólisis.
“En términos sencillos, la pirólisis es como una gran olla a presión donde ingresan materias primas -en este caso, el caucho- que en ausencia de aire se presurizan, calientan, y luego se produce una reacción catalítica que tiene un inicio un final. Todos los componentes del caucho se carbonizan y se obtienen tres subproductos: acero, combustible pirolítico y carbon black, y el otro es gas residual”, explica Venegas.
La planta, relata Venegas, cuenta con todas las resoluciones sanitarias y los permisos ambientales, lo cual fue un desafío permanente a la hora de diseñar el proyecto. Esto, sumado al estallido social y la pandemia, le deparó retos de toda índole. De ahí que Venegas exprese que “abrieron el surco en tierra virgen”, partiendo por tener que homologar toda la tecnología que trajeron desde Rusia y China a las normativas de Chile. “También fue un desafío armar el mecano de las piezas porque llegaron aquí todas desarmadas, y para nuestros trabajadores fue complejo tener que resolver un tema idiomático”, agrega el socio cofundador.
Al ingresar por la primera nave de la planta, Venegas explica que lo primero que se realiza al interior es un pretratamiento de los NFU. Se hace un corte, que técnicamente se llama “destalonaje” donde se logra rescatar el alambre de banda de los neumáticos. De hecho, basta ingresar a la primera nave para ver apilados una serie de neumáticos desarmados. Luego los NFU ingresan a este gran reactor que genera la pirólisis hasta obtener el combustible pirolítico y el carbon black, los otros subproductos del proceso. El combustible, eso sí, en la otra nave pasa por una etapa de refinación a través de la destilación. La planta, en sí, tiene una capacidad de 10 toneladas de caucho diarias para procesamiento.
Para María Paz Roldán, obtener estos tres productos a partir del reciclaje y valorización de neumáticos será una gran contribución para la Región de Valparaíso, ya que “vamos a descongestionar vertederos y caminos atestados con neumáticos fuera de uso. Hay algunos que llevan 20 años tirados, degradados. El paisajismo se verá beneficiado, el medio ambiente también. Incluso, también en ciertos sectores está proliferando el dengue cuyo bichito que lo produce encuentra refugio en este tipo de neumáticos botados”.
En tanto, según Luis Venegas, la ubicación estratégica de la planta en el sector de Placilla les permite abarcar la demanda que se está generando a nivel regional producto de la entrada en vigencia del decreto de metas de NFU en la Ley REP: “La idea de este proyecto era absorber esa demanda dada por la Ley REP. Esperamos recibir material de la minería de la zona, darle cabida al parque automotriz. Este cordón del Camino La Pólvora permite estar conectado con el puerto de Valparaíso, con el puerto de San Antonio, con Los Andes”. Sin embargo, ASOLAM cuenta con puntos de acopio desde Arica a Punta Arenas para dar respuesta a dicha demanda. Existen convenios con algunos transportistas para llevar los neumáticos hacia el terreno de ASOLAM en Placilla. Igualmente, los productores tienen la obligación de ir a dejar los NFU a la planta, y no al revés.
“Desde el punto de vista institucional el aceite pirolítico y el carbon black siguen siendo residuos y no materias primas. Entonces eso es clave para dar apertura comercial para los potenciales clientes. Estos no son residuos: aquí hay una conversión que genera una materia prima”.
El llamado a las autoridades
De los tres subproductos resultantes del proceso de pirólisis, el de acero corresponde entre un 6 y 7 por ciento, explica Venegas. En tanto, un 40% concierne al combustible pirolítico y un 45% al carbon black. De todos ellos, el acero es el que tiene una salida comercial más expedita en diferentes industrias. El problema pasa por el aceite (combustibles) pirolítico y el carbon black. “El combustible pirolítico se puede usar en calderas y el carbon black es un polvillo muy fino (similar al toner de las impresoras) que sirven para darle color al polietileno, a los mismos neumáticos, por lo que se puede incorporar a nuevos procesos productivos”, comenta el socio fundador de ASOLAM.
Tanto en su discurso como en entrevista con País Circular, Venegas hizo un llamado a las autoridades a dar mayores facilidades para poder comercializar estos subproductos. Según el director técnico de ASOLAM, “desde el punto de vista institucional el aceite pirolítico y el carbon black siguen siendo residuos y no materias primas. Entonces eso es clave para dar apertura comercial para los potenciales clientes. Estos no son residuos: aquí hay una conversión que genera una materia prima”.
Consultado sobre si la Ley REP debió prever este escenario, Venegas responde categóricamente que sí; que la normativa debió en sus directrices facilitar la salida comercial de estos productos para la completa circularidad de la industria de los neumáticos. “Nosotros tenemos ciertos clientes que usan nuestro combustible, pero tenemos que darnos una vuelta que nos incomoda. Queremos que sea directo, que no tengamos que enmascararlo como combustible alternativo para que pueda ser utilizado”, subraya.
“Lo digo con responsabilidad: hay un debe en la Ley REP en el aspecto de la pirólisis. Esto se debería haber previsto. Faltó establecer las políticas claras para que el proceso fuera circularmente sustentable y no sólo absorbiera la obligación de los productores”, complementa el ingeniero civil químico de profesión.
María Paz Roldán agrega que el carbon black se comercializa para la construcción en Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. “Nosotros tenemos la solución para tratar este tema. Se utiliza también para la industria metalmecánica, automotriz y aplanamiento de caminos”, apunta ella.
En tanto, consultado por País Circular, el seremi de Medio Ambiente de la Región de Valparaíso, Hernán Ramírez, mostró su satisfacción por la apertura de esta planta que tendrá un impacto positivo en el territorio. “Sin duda que es necesario aumentar en Chile la capacidad y alternativas de valorización de neumáticos fuera de uso, con un estricto cumplimiento de la normativa ambiental y sanitaria vigente, lo que nos permita avanzar hacia el cumplimiento de las metas de recolección y valorización del decreto de neumáticos de la Ley REP”, sostuvo Ramírez.
“Reconocemos el esfuerzo de emprendedores locales como es la empresa ASOLAM, que se constituyen como pioneros en la Región de Valparaíso en esta materia, y esperamos que muchas otras iniciativas lleguen a nuestra región”, añadió el seremi, sobre la “guagua” de Venegas y sus tres socios.