Los Fi: la compañía de espectáculos que promueve la conciencia ecológica con instrumentos a partir de objetos reutilizados
Con 22 años de historia, este grupo nacido originalmente en la Universidad Católica desarrolla un lenguaje escénico propio, que mezcla la percusión con objetos reutilizados, teatro, humor, canto y movimiento. Aunque en principio se definían sólo como una compañía de teatro, desde el 2015 apostaron fuerte por el ámbito musical, llegando a crear canciones sobre desechos, las 3R, economía circular, obsolescencia programada y otras temáticas ambientales. También logran concientizar a través de distintos montajes, como “Chau, adiós chatarra electrónica”.


Todos los asistentes a la inauguración del Foro REP, evento organizado por País Circular, no pueden despegar la vista de una banda que llena de energía el pasillo central de TVN con sus percusiones. No se trata, sin embargo, de cualquier tipo de percusión. Vestidos sus integrantes de verde, tocan instrumentos como tambores de aceite, tubos de PVC y vasos reciclados.
Encargada de abrir el encuentro, el grupo Los Fi luego se traslada al auditorio central del canal estatal, donde se realizaría la charla magistral del experto y consultor REP español, Óscar Martín. El público aplaude a rabiar ante tamaña expresión colectiva, donde habita el talento, la pasión, la disciplina y, por supuesto, las ganas de cambiar el mundo o al menos revertir la tendencia destructiva hacia donde corre el medio ambiente.
Ese al menos es el espíritu de esta compañía que suma 22 años de historia. Nacida en 2001 en el seno de la Universidad Católica, Los Fi se concibió como una compañía de teatro, siempre con base en la confección de instrumentos a partir de objetos reutilizados, pero luego, a partir de 2015, el camino los condujo a la música. Hoy se definen como una compañía de espectáculos, que se adapta lo mismo al teatro y a la música o a cualquier otro contexto. Acaban de estar, por ejemplo, en el festival REC en Concepción, aunque no tienen problema en participar de eventos más corporativos.
“Partimos buscando un lenguaje universal que tuviera que ver con las percusiones, a partir del trabajo con la reutilización de objetos. Sin embargo, en 2015 empezamos a tener una mirada más hacia la sostenibilidad. Nos empezamos a dar cuenta como compañía cuántos celulares generábamos, y luego pensábamos en cuántos más habrá en Santiago, en Chile, en Latinoamérica. Luego advertimos lo que sucedía con toda la chatarra electrónica y en 2017 creamos un montaje llamado ‘Chau, adiós chatarra electrónica'”, dice el actor Josep Ramió, el único de los cuatro socios fundadores que se mantiene en la banda.
Paralelamente, el grupo, sin tener en su mayoría formación musical sino teatral, comenzó a crear canciones relacionadas con el medio ambiente como “La ley de las 3R”, “Obsolescencia programada”, “Está mall”, “Por la fuerza de la razón” y “Chatarra electrónica”.
La composición de estas canciones corrió en paralelo con el desarrollo de espectáculos familiares como el referido “Chau, adiós chatarra electrónica”. Se trata, según se indica en la página web de la compañía, de espectáculos “que buscan entretener desarrollando aspectos y valores relevantes como la Alegría (Auch!), la Armonía (Takatum) y la Conciencia Ecológica (Chau)”. Explican ahí que esos espectáculos musicales “los hacemos a partir de la percusión corporal, con objetos, canciones y textos”. Son presentados en teatros y gimnasios, y duran entre 45 y 75 minutos.
La referida obra “Chau, adiós chatarra electrónica”, agrega el sitio web, “busca crear conciencia en niños, jóvenes y adultos sobre la manera en que se fabrican los objetos que nos rodean y la importancia de comenzar a hacernos cargo de los desechos que estamos generando, sobre todo los electrónicos”.
En tanto, “Auch” es un “espectáculo mágico, lleno de humor, donde sartenes, palos de escoba, vasos, basureros y tubos de pvc se transforman en instrumentos musicales para dar vida a una gran canción que sorprende de principio a fin”, refiere el mismo sitio. Finalmente, Takatúm es “un espectáculo carnavalesco que convoca a la comunidad a ser parte de comparsas callejeras, donde la música, los ritmos y el baile de cada grupo se unen para despertar a Takatúm, el dios del gran Tambor, quien desilusionado por el egoísmo y arrogancia de la humanidad, decidió cerrar sus ojos y tomar un descanso, y así el gran tambor dejó de sonar”.
Cuando Los Fi vio la luz, el medio no los consideraba una compañía de teatro, revela Josep Ramió. “Entonces el medio musical fue más cariñoso que el teatro y nos empezó a ir muy bien ahí, pero hoy no tenemos una militancia sobre uno u otro. Nos adaptamos simplemente. Tenemos un oficio”.

“Partimos buscando un lenguaje universal que tuviera que ver con las percusiones, a partir del trabajo con la reutilización de objetos. Sin embargo, en 2015 empezamos a tener una mirada más hacia la sostenibilidad”.
Los objetos reciclados
Cuenta Josep Ramió que Los Fi tienen un galpón en la comuna de San Miguel, y desde ahí logran recolectar un montón de material que les sirve para fabricar sus instrumentos, labor encargada a un “luthier urbano” que se encarga de trabajarlos y verificar su potencial. “Tú te das una vuelta ahí por otros galpones y te das cuenta que hay ruedas, luminarias y otros materiales que los puedes pasar a un bombo. Una vez nos invitaron a un evento que era un congreso médico y nos dimos cuenta que podíamos usar unas radiografías dentro de un tubo de PVC para hacer un bongó. Siempre apelamos a la creatividad”, comenta Ramió, cofundador de Los Fi.
Ellos se nutren básicamente del trabajo junto a empresas que ofrecen sus residuos a la compañía para que puedan ser reutilizados y convertidos en música. Además, agrega Ramió, se valen de la tecnología para afinar cualquier tipo de instrumentos, desde madera hasta botellas. “Diría que no tenemos una metodología de búsqueda de este material, sino que el trabajo con las empresas es muy importante para nosotros. Por ejemplo, hemos ocupado hasta una tostadora de pan para nuestros instrumentos”.
A pesar de contar con un “luthier urbano” que se aboca a ese trabajo más específico, Josep confiesa que, como buena compañía de espectáculos, “hacemos de todo: limpiar, vender entradas, descargar, montar”. Actualmente seis personas son el grupo base de Los Fi, aunque en ocasiones se pueden ampliar a ocho dependiendo de la magnitud del espectáculo en que les toque participar.
Lo divertido, dice él, es que desde el 2001, año de nacimiento de la compañía, “encuentran que somos innovadores. Eso quiere decir mucho”. Y aunque sus referentes directos son otros grupos como Stomp y Mayumana, Josep asegura tener mucha admiración por proyectos como la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, cuyos instrumentos son fabricados a partir de los desechos del vertedero de Cateura, en Asunción, Paraguay, y que ha sido un ejemplo a nivel mundial por su involucramiento con la comunidad.
“Cateura no era una referencia porque nacieron después de 2001, que fue el año en que nacimos nosotros. Pero como inspiración son atómicos. Que tengan una luthería de instrumentos clásicos: contrabajos, flautas, etc., es increíble. Son unos maestros. Es lo mismo que Til Til tuviera una orquesta de instrumentos reciclados”, cierra.