Jabones y champús de vino tinto: en Colchagua hacen vinoterapia a partir de orujos de uva
Cynthia Paredes (Lolol), Marcela Rojas (Santa Cruz) y Carla Fica (Viña del Mar) son las mujeres detrás de Vinicyma, un emprendimiento colchagüino que se vale de la economía circular para hacer un kit de “enocosmética”. Además, con los mismos orujos de uva que quedan luego del proceso de vinificación, las emprendedoras planifican el desarrollo de té, café y un producto gourmet de cocina a base de vino tinto.
Aunque porteña de nacimiento, la periodista Cynthia Paredes logró empaparse de la cultura del vino cuando llegó hace 12 años a vivir a Santa Cruz, en pleno Valle de Colchagua. “En Valparaíso tenemos buenos viñedos, pero Casablanca queda un poco retirado y no se alcanzan a conocer todas las viñas. Acá quedan muy cerca. Me empecé a involucrar en el mundo del vino llegando aquí y empecé a vender vinos”, recuerda Cynthia, quien hace poco más de un año vive en Lolol, una bella localidad patrimonial colchagüina.
Ya instalada en el valle de Colchagua, Paredes conoció a la que sería su futura socia, Marcela Rojas, quien había estudiado turismo enológico en Santa Cruz. Entre una que otra conversación de rutina, ambas descubrieron que tenían similar sensibilidad por un tema específico: qué se hacía con los orujos de la uva después de la vinificación, ya que estos se desechan o se ocupan como abono, y no son aprovechados para una segunda vida.
“Con Marcela nos dimos cuenta de que teníamos varias ideas afines y, específicamente con el tema de los orujos, empezamos a hacer pruebas caseras. Hicimos sales de baño y se las ofrecimos a ciertas personas para partir. Les encantó la idea. Hicimos también nuestros primeros jabones y advertimos que si podíamos hacer esto a baja escala, nos preguntamos por qué no hacerlo en un nivel mayor”, comenta Cynthia Paredes.
Hablamos de cosmética sólida porque es jabón, champú y acondicionador que al ser frotados en el cuerpo, genera espuma. Nos interesaba que no quedara nada de plástico. No es como los otros champús que usan envases plásticos y todo eso”.
Ese salto cualitativo llegó de la mano de una postulación que realizaron en 2021 al fondo concursable del programa Pro O’Higgins, que tiene apoyo del SSAF Desafío de CORFO, financiamiento del Gobierno Regional y su Consejo, más la participación de la empresa Minera Valle Central. A esta altura ya había ingresado al equipo Carla Fica, técnica universitaria en química analítica, que vive en Viña del Mar. Los resultados de la postulación fueron óptimos: se adjudicaron el fondo, con lo cual pudieron constituir la marca Actitud Vinicyma y avanzar en escalabilidad.
“Fue un proceso largo, porque entremedio había capacitaciones. Tuvimos que hacer varios pitch, pero logramos clasificar y quedar entre los once seleccionados. Con ellos pudimos formar Vinicyma, comprar envases, deshidratar el orujo, pagar packaging sustentable, diseño gráfico y márketing”, agrega la periodista.
Gracias al apoyo de la Viña Santa Cruz, que les donó unos 500 kilos de orujos que eran residuos del proceso de vinificación, “pudimos hacer el deshidratado de los orujos en distintas granulometrías, ocupando distintas cepas”, dice Paredes. Con el fondo pudieron desarrollar un kit de “cosmética sólida” a base de vino tinto o “ecocosmética”. Dicho kit contiene jabón, champú, acondicionador y sales de mar, que engarzan con el concepto de “vinoterapia”. Lleva por lema “Embriágate de salud”.
“Hablamos de cosmética sólida porque es jabón, champú y acondicionador que al ser frotados en el cuerpo, genera espuma. Nos interesaba que no quedara nada de plástico. No es como los otros champús que usan envases plásticos y todo eso. Igual nosotras usamos packaging sustentable, porque queríamos hacer real economía circular”, aclara Cynthia Paredes.
En cuanto a las sales de baño de vino tinto, “nosotros ocupamos los orujos en granulometrías distintas y las incorporamos a las sales. La diferencia es que con respecto a otras alternativas de vinoterapia, nosotras no ocupamos alcohol”, puntualiza.
Para el jabón no necesitamos tanto orujo, pero con lo que nos sobró estamos haciendo té de vino tinto y también un café que estamos probando con una cepa determinada o también como ensamblajes”.
Té y café de vino tinto en el horizonte
Aparte de las sales de baño de vino tinto, que se inscriben dentro del paraguas de “vinoterapia”, las tres emprendedoras pretenden innovar con más productos, más en el rubro de la alimentación, aprovechando las propiedades antioxidantes de la uva. Con el resto de orujos que tienen a disposición, están elaborando una línea de café, té y un producto gourmet para acompañar las salsas que también están hechos a base de vino.
“Para el jabón no necesitamos tanto orujo, pero con lo que nos sobró estamos haciendo té de vino tinto y también un café que estamos probando con una cepa determinada o también como ensamblajes. El producto gourmet lo estamos probando en conversaciones que hemos tenido con INACAP. Pero son productos en pleno desarrollo”, cuenta la periodista.
De cualquier manera, el té de vino tinto ya está siendo comercializado a través de otra línea de negocios creada por Cynthia Paredes y Marcela Rojas: Vinos Eróticos, marca que ya goza de una amplia popularidad en el mercado. “Lo vendemos como té de vino afrodisíaco, a la gente le encanta”, asegura la emprendedora.
En lo que respecta a las ventas de Vinicyma, las y los clientes pueden adquirir los productos (tanto el kit como cada uno por separado) a través de la página de Instagram del emprendimiento. Por lo general las ventas se concentran en la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso, hasta donde despachan los envíos. En un plazo cercano, finaliza Cynthia, la idea es incluir en el kit de enocosmética una botella de vino, para que “la gente se pueda tomar un vino mientras se ducha y ocupa nuestros productos”.