En casi dos décadas un total de 150 mil armas han sido transformadas en acero verde para grandes obras de construcción
Desde armas hechizas hasta fusiles automáticos, luego de ser desactivadas ingresan al horno eléctrico de Aceros AZA, donde inician el proceso para convertirse en acero. “En toda la empresa nos sentimos muy orgullosos de poder ser partícipes de esta iniciativa que es trascendental para la paz social y el cuidado de la sociedad”, señala Daniela González, jefa de Sostenibilidad de la empresa que desde 2004 se hace cargo de la destrucción definitiva de esas armas, y cuyos productos se han utilizado para construir, por ejemplo, hospitales, autopistas y puentes.
Hace dos semanas el Presidente Gabriel Boric encabezó una ceremonia llena de simbolismo en el marco de las políticas de seguridad, del combate y persecución de la delincuencia: la destrucción de 17.590 armas incautadas durante 2022 en procedimientos policiales o entregadas voluntariamente.
El escenario escogido para esta ceremonia fue la planta de Aceros AZA ubicada en la comuna de Colina, lo que agrega aún mayor simbolismo, pues esta empresa se encarga de convertir esas armas en acero mediante un proceso sustentable, tal como lo hace con más de 600 millones de kilos de chatarra ferrosa reciclada cada año.
Aceros AZA se ha hecho cargo de la destrucción de armas en Chile desde 2004 y en estos 18 años ha procesado un total de 150 mil de estos artefactos, “desde armas hechizas fabricadas artesanalmente, cuya única finalidad es delinquir, hasta ametralladoras, fusiles automáticos, escopetas, pistolas y revólveres de alto calibre”, comenta la jefa de Sostenibilidad de la compañía, Daniela González López.
Agrega que en aquel año recibieron una invitación de la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) para hacerse cargo de la destrucción de las armas y desde entonces lo han realizado de forma ininterrumpida. “Es un orgullo para nosotros porque estas armas se transforman en acero verde que sirve para las áreas de la construcción, de la minería y la industria metalmecánica. Es un acero verde que tiene atributos ambientales muy demostrables”, dice González y explica que el acero que ellos fabrican se hace a partir de chatarra o de material ferroso que es 100% reciclable y que se puede volver a ingresar infinitas veces al horno eléctrico; además, señala que poseen la huella de carbono más baja de la industria nacional y una de las más bajas a nivel mundial, con 0,2 toneladas de CO2 por tonelada de acero producido, en comparación con otras industrias a nivel mundial que también hacen acero a partir de chatarra, que tienen 0,6 toneladas de CO2 por tonelada de acero producido; y en relación a las empresas que hacen acero a partir de mineral de hierro, que emiten en torno a 1,89 toneladas de CO2 por toneladas de acero producido.
Asimismo, agrega, “es una gran satisfacción saber que ayudamos al medioambiente y a sacar de circulación de forma definitiva esas armas, que pueden caer en manos de personas que las pueden usar para delitos o que pueden causar daño por accidente. Entonces, finalmente, desde AZA ayudamos a la paz social con este aporte, que surge de una alianza público-privada donde está la DGMN, Carabineros, la PDI, y todo el Gobierno”.
Las casi 18 mil armas destruidas el pasado 28 de diciembre equivalen a unas 15 toneladas de acero, explica la jefa de Sostenibilidad. Dicho material se suma al resto de la producción de Aceros AZA, que se utiliza en general para grandes obras, como el hospital de Chillán y el hospital Geriátrico del Salvador, así como la Autopista Vespucio Oriente, el parque eólico San Gabriel en La Araucanía y la planta termosolar Cerro Dominador, ubicada en el desierto de Atacama.
“Es una gran satisfacción saber que ayudamos al medioambiente y a sacar de circulación de forma definitiva esas armas”.
Máxima seguridad
El proceso de destrucción de las armas se realiza con procedimientos de máxima seguridad para garantizar la destrucción total de todas ellas, así como para evitar cualquier tipo de accidente durante el proceso. En el caso de los artefactos destruidos a fines del año pasado, fueron previamente inutilizados, almacenados y custodiados tanto en el Depósito Central de Carabineros, como en el Regimiento N°2 del Ejército Arsenales de Guerra.
Para inhabilitarlas, cuenta González, se pasan por una prensa que las aplasta; antes de eso, agrega, las autoridades competentes se aseguran de que no quede ningún proyectil en su interior. “Nos entregan un certificado donde dice que electivamente están inhabilitadas, que no tienen ninguna bala, ni nada que pueda ser perjudicial al momento de la manipulación; eso para nosotros es muy importante, por la seguridad de nuestros trabajadores”.
Asimismo, todo el proceso está muy resguardado por carabineros y militares. “Nosotros partimos un mes antes planificando la destrucción de armas. Entonces, facilitamos los camiones contenedores a los diferentes puntos, en este caso Carabineros y Arsenal de Guerra (…) En el momento que ingresan a la planta las armas están bien resguardadas, las ponemos en el patio de preparación de cestas siempre vigiladas por militares; además también sube un militar al puente grúa, donde está la persona que toma las armas antes de ingresarlas al horno eléctrico, para que ningún arma quede fuera el recinto o se caiga”, explica la ejecutiva de Aceros AZA.
Por otra parte, comenta que al horno eléctrico son ingresados todos los componentes de las armas, no solo la chatarra ferrosa, sino también otros materiales, como la madera, debido a que es la única forma de garantizar la destrucción completa del arma y todas sus partes, y “ese es el compromiso que tenemos con la DGMN”.
Finalmente, González relata que en la empresa “nos preparamos mucho para este evento, es un evento donde prestamos nuestra casa para que se pueda efectuar la destrucción de las armas. Los trabajadores siempre colaboran mucho en tener todo listo, que esté todo bonito para recibir a las autoridades. Para nosotros es una ceremonia importante, una contribución a sacar estas armas de circulación, es una contribución a la sociedad”.