Contrario a lo que se cree, las buenas ideas -y los buenos proyectos- no nacen en un instante fugaz de inspiración. Normalmente son fruto de un largo trabajo previo, con el aditivo de seguir una corazonada y de que se establezcan una serie de conexiones para que, ahí sí, en un minuto todo se cristalice. Y eso es lo que parece estar sucediendo con una incipiente asociación -que aspira a ser mayor- entre Tetra Pak y Techo Chile, para ocupar el material reciclado de envases de cartón en forma de placas de aislación para viviendas sociales. Una sociedad que no solo podría ayudar a traccionar la demanda de material reciclado a gran escala en la construcción, sino que permite llevar de manera concreta la economía circular a los sectores más vulnerables de la sociedad.
La historia es así. Desde 2008, la ong Óbolo Phoenix de Valparaíso viene trabajando en la elaboración de placas de envases de cartón reciclado de la mano de la educación ambiental en las comunidades. Hasta ahora en forma de un trabajo hormiga, pero sin pausa que en los últimos años les ha permitido forrar con este material aislante más de 60 viviendas sociales en distintos sectores de la región. Para ampliar su rango de acción, pidieron ayuda a Tetra Pak para forrar siete viviendas en junio de este año, lo que derivó en una alianza a la que se sumó una segunda fabrica de placas en Santiago (Tecaplak), que permitió sumar una nueva campaña con 50 casas en La Florida en alianza con Kyklos, y luego otras ocho en Chillán. Y entonces apareció Techo Chile.
En el marco de su campaña “Chile comparte vivienda”, para entregar viviendas básicas en todo el país, la organización se dio cuenta que no contaba con los recursos suficientes para revestir con aislante las 30 casas que necesitaban levantar en Valparaíso. Entonces aparecen las corazonadas y las conexiones: en base al trabajo previo de Óbolo, la presidenta del Campamento Felipe Camiroaga de Valparaíso le contó a los encargados de Techo sobre la existencia de las placas recicladas y les sugirió hablar con Óbolo Phoenix para conseguir forrar las viviendas de las condiciones ambientales y del ruido. Y a partir de ahí, todo cristalizó.
“De nuestro lado había una necesidad por las restricciones financieras, ante la cantidad de demanda que estábamos levantando para esta campaña y el objetivo de llegar a más familias. Y ante una buena idea, decidimos jugárnosla, y que las viviendas destinadas a la Región de Valparaíso tengan esta aislación de material reciclado, porque era una buena opción. Y además técnicamente buena, porque también fue evaluada por el equipo de construcción de Techo”, dice Vicente Stiepovich, director social de Techo Chile.
No es solo que cada placa contiene cerca de 1.500 envases de cartón reciclados, sino que al ser sometidos a presión y temperatura se transforman en un material con excelentes propiedades de aislación térmica y acústica, características fundamentales que fueron valoradas por el equipo de Techo.
Estas características, dice Stiepovich, les permiten aislar las viviendas del frío y del calor en la zona central, mientras que al mismo tiempo ayuda a que las familias tengan mayor privacidad respecto de sus vecinos. Pero hay otros dos aspectos que fueron claves en la evaluación del equipo de construcción de la organización.
“Algo importante es la facilidad de instalación. Esto ha sido instalado tanto por equipos de techo como por voluntarios -que no son constructores expertos- y por familias de manera autónoma, porque también tenemso equipos de autoconstrucción. En todos los casos se ha podido instalar, no necesita herramientas especiales. Eso para el equipo es clave en una vivienda básica de emergencia, porque permite escalar la solución de mejor manera”, dice Stiepovich.
Y además, agrega, hay otro factor menos técnico pero igual de relevante: que las placas son bonitas. “Esto puede parecer una tontera, pero cuando uno entrega una casa de emergencia porque una familia estaba hacinada, porque perdió su casa, o porque estaba viviendo en muy malas condiciones, y uno le entrega una casa que además está más bonita, altiro uno entrega más dignidad. La plancha tiene buena aceptación en las familias porque, a parte de ser funcional, tiene colores, y es una carecterística que no dejaría pasar aunque es menos medible. Todas estas cosas nos hacen pensar que es un muy buen camino para seguir trabajando con estas planchas”.