En la adopción de la economía circular, el rol que juega la industria de los envases es fundamental. No solo porque se trata de un producto de consumo masivo, que cada día llega a millones de hogares, sino porque es, al mismo tiempo, una de las industrias que ha tomado el liderazgo en la adopción de esta tendencia. El ecodiseño, el análisis de ciclo de vida, y la búsqueda de soluciones con material reciclable y más fáciles de recolectar son parte de las herramientas que al día de hoy presentan un mayor avance.
Estas acciones, así como el rol que juega la industria en la asociación con recicladores de base y en la creación de una infraestructura de reciclaje, fueron parte de los temas que cinco expertos de la región analizaron en el seminario web “Envases y economía circular, una mirada desde Latinoamérica”, organizado por País Circular y Tetra Pak, en conjunto con Co Creando Conciencia, de Argentina.
Y en esta tarea, dicen los expertos, un factor clave será el reemplazar materias vírgenes en la producción de envases por material reciclado. Eso es lo que hace la empresa Argentina Papelera del Sur, que cada año produce 100 mil toneladas de cartulinas para la fabricación de envases, de las cuales el 80% de ellas está compuesta por papeles reciclados, entre ellos cartones, diarios y envases de cartón de Tetra Pak, con una capacidad de reciclar 80.000 toneladas de fibras anuales.
Y para cerrar por completo los loops de la circularidad, los desechos de la pulpa generada para fabricar las cartulinas se llevan a un domo donde se produce biogás para generar energía, mientras que el polialuminio proveniente de los envases de cartón para bebidas se compacta y con el se abastece a clientes y fabricantes de paneles y techos fibroplásticos. “De esta manera cerramos también otro circuito de economía circular, con un caso de aplicación práctica de todos los residuos”, dice Ramiro Paiz, gerente de logística y abastecimiento de Papelera del Sur.
La clave para esto, dice Martín Manfredi, gerente de desarrollo e innovación de la misma empresa, es reemplazar la materia prima virgen que proviene de plantaciones de bosques, por la que se encuentra a diario -y por miles de toneladas- en lo que denominan “bosques urbanos”. Es decir, papeles, cartones y envases de cartón larga vida que están en las calles y los hogares de cada ciudad, que se recolectan desde puntos limpios, sistemas de reciclaje domiciliario y otras cadenas de reciclaje para reutilizarlos como insumos para un nuevo proceso. “Nuestro desafío es aprovechar al máximo el potencial de estos bosques urbanos, para convertir esas fibras recuperadas en un bien útil para la comunidad. El papel ya se encuentra ahí, no sería lógico no utilizarlo”, dice Manfredi.
Las cifras son elocuentes: por cada tonelada de papel recuperado desde las ciudades se evita la tala de 17 árboles, se dejan de consumir 73 metros cúbicos de agua, se ahorran 5.000 kw/h de energía y se evita que miles de toneladas de residuos terminen enterradas en un relleno sanitario.