Estación Flora: vestuario infantil 100% lino inspirado en las especies nativas del Biobío y en la moda lenta
Esta empresa conformada por tres mujeres fabrica ropa para niños, niñas y bebés con estampados y tintas naturales de la flora nativa de esa sureña región de Chile. Identificadas con el “slow fashion”, una filosofía que contrarresta la tendencia de producción textil rápida y contaminante, Estación Flora lanzará el martes 14 de enero a las 19:00 horas en el Teatro Biobío de Concepción su primera colección sustentable. El foco de esta pyme, que postula a ser certificada como Empresa B, es también hacer comunicación científica con el patrimonio natural de nuestro país.
“¿Sabías que ponerte tu ropa 50 veces en vez de 5 (promedio de la fast fashion) reduce las emisiones de carbono en un 400% por prenda al año?”. Así alerta una publicación del Instagram de la empresa Estación Flora (@estacionflora) sobre el uso desmedido de la ropa, que repercute directamente en el medio ambiente, puesto que la industria textil es uno de los agentes que provoca más contaminación en el planeta.
Inspiradas en la filosofía del slow fashion, que contrarresta la tendencia actual de producción textil a gran escala, las emprendedoras Teresita Melo, María Belén Villavicencio y María Belén Gallardo dan vida a Estación Flora, un emprendimiento que diseña prendas de vestir para bebés, niños y niñas con estampados y tintes naturales de la flora nativa y endémica de la Región del Biobío. “La ropa es como los amigos: buscamos calidad, no cantidad”, se lee en otra publicación de la red social.
Estación Flora, nacida hace un año y con sede en Concepción, tiene un enfoque interdisciplinario producto de la formación de las mujeres que la conforman. Mientras Teresita se dedica a la ilustración botánica científica, Belén Villavicencio es diseñadora textil. Belén Gallardo, en tanto, es bióloga. Las tres conjugaron sus experiencias profesionales, con el foco en sensibilizar acerca del patrimonio natural de la región desde la más temprana edad.
“La flora nativa es lo que más nos identifica como país. Tenemos especies que no están en ninguna otra parte. Ni siquiera la fauna nos identifica tanto. Como la fauna tiene ojos y caritas, es mucho más fácil la llegada con los niños, pero la flora es algo muy identitario y nosotros queremos potenciarlo con la comunicación científica”, explica Teresita Melo.
Toda la producción de vestuario infantil de Estación Flora proviene del lino, una planta que proporciona una fibra natural de gran calidad y resistencia. El proveedor es la empresa Lino Crossville, una empresa cuyo domicilio está en Tomé, es decir, también tiene un sello regionalista. Luego, Estación Flora realiza estampados en serigrafía con la flora nativa de la región, teñido con tintes naturales de otras especies. Ya tienen 12 especies dibujadas, entre las que destacan el azulillo, la orquídea (flor de bigote), el cógüil, la botellita, el michay, el palito negro, la araucaria, el roble y el canelo.
“La Región del Biobío tiene un ecosistema único en el mundo”, resalta Teresita Melo, para quien su proyecto es también una plataforma de comunicación de la biodiversidad del país. Cada prenda viene con una caja, en la que aparecen las características de la planta en un tríptico su distribución geográfica. Asimismo, en una etiqueta figuran los nombres común, científico y originario de cada especie ilustrada en la ropa.
Estación Flora funciona con cuatro tipos de prenda infantil en distintas tallas, con lo cual se logró armar una primera colección de unas 200 unidades. Con los retazos que sobran, fabrican otras piezas que sirven para el packaging y otros menesteres. La idea, en línea con la filosofía de esta pyme, es generar la menor cantidad de residuos posibles en todos sus procesos.
“La flora nativa es lo que más nos identifica como país. Tenemos especies que no están en ninguna otra parte. Ni siquiera la fauna nos identifica tanto. Como la fauna tiene ojos y caritas, es mucho más fácil la llegada con los niños”-
El teñido y el lanzamiento de la colección
El teñido se realiza con las tintas naturales que proveen otras plantas nativas como las nalcas, por ejemplo. En dicha misión juega un papel medular Belén Villavicencio, la diseñadora textil. “Ella sacó una paleta de colores, no necesariamente con las especies que usamos para estampar”, narra Teresita Melo.
A efectos de no alterar el ciclo de la naturaleza, todo lo que recolectan las emprendedoras como materia prima son “desechos de poda, por ejemplo. En el caso de que haya flores que tiñan, como la flor de loto, las recogemos cuando caen con la lluvia o hay cambios de estación. Lo mismo con ciertas cortezas que tiñen. Además, las mezclamos con otros tintes naturales, como la yerba mate”, prosigue Melo.
La fibra de lino, en particular, cuenta con ventajas que la hacen dos veces más resistente que el algodón, según la fundadora de Estación Flora. Es un producto con propiedades antibacterianas, por lo que es mucho más adaptables para los bebés, niños y niñas. “Todas nuestras aguas se reutilizan para otros tintes”, ejemplifica Teresita.
“Nuestro sello es hacer prendas únicas y apelamos a que esta sirva por generaciones, porque la industria textil hace productos muy desechables. Sentimos que aunque los niños y niñas crezcan rápido, la ropa puede tener un segundo, tercer y hasta un séptimo uso si se quiere. El lino es una fibra que dura mucho tiempo”, grafica ella.
El hito para la empresa llegará el próximo martes 14 de enero. Ese día, a las 19:00 horas, Estación Flora lanzará su primera colección de ropa sustentable y dictará una charla del proceso creativo del proyecto, en el Teatro Biobío de Concepción. A su vez, el próximo objetivo de la pyme es recibir la certificación como Empresa B, es decir, comprometida con un impacto económico, social y medioambiental.
“Sin ser aún Empresa B, nosotras tenemos una relación de comercio justo con nuestras trabajadoras y vamos a trabajar en 2020 para lograr esa certificación”, adelanta la cofundadora de Estación Flora.
Otra tarea que emprenderá Estación Flora en este nuevo año es el trabajo en su segunda colección, la cual pretende abarcar no solo la Región del Biobío, sino la flora nativa de otra región del país, para en el futuro expandirse a todo el territorio nacional, incluyendo, por ejemplo, las especies que brotan en el desierto florido. En el fondo, dice Melo, ella y sus compañeras de ruta disfrutan el camino lento, en línea con los principios fundacionales de la empresa.
“Le hemos agarrado amor al proceso lento. Es un proceso súper consciente, de estudio, de creación. El slow fashion es una corriente con la que nos identificamos mucho”, cierra Teresita Melo.