Campus Naturaleza: el proyecto estrella de la Universidad de Concepción que dejará un legado para el planeta
Este inédito proyecto de largo aliento trabajará sobre varios ejes dentro de un espacio de 180 hectáreas: conservación in-situ del bosque caducifolio de Concepción, único en el mundo; conservación ex-situ de especies chilenas amenazadas; restauración ecológica de ecosistemas degradados; y una estrategia de educación ambiental y recreacional, con investigación científica. País Circular pudo conocer el fragmento más boscoso dentro del área en que se emplazará la iniciativa, cuyo primer producto será un circuito de senderos y miradores para apreciar la valiosa biodiversidad de este bosque “de transición” entre el mediterráneo y el valdiviano, clave en el equilibrio ecológico ante la amenaza del cambio climático.
“Mi recomendación es que tengan los sentidos muy abiertos, no solo a ver, sino a oler y escuchar”, advierte Silvana Campos a quienes ingresarán al sector más profuso de bosque nativo dentro del área en que se emplazará el proyecto estrella de la Universidad de Concepción (UdeC): Campus Naturaleza. Campos, encargada de Conservación de dicho proyecto, verifica el calzado adecuado de los visitantes para hacer una breve caminata por el bosque, habida cuenta de las pozas y el barro que dejó la copiosa lluvia de la noche anterior en la capital de la Región del Biobío.
La escena ocurre en los cerros contiguos, específicamente en un sector periurbano de Concepción, en dirección sur al histórico campus patrimonial de la UdeC, desde donde nace este proyecto multidimensional de conservación, restauración ecológica, investigación científica y educación ambiental. Quien guía el recorrido y muestra el valioso paisaje natural que rescatará el futuro Campus Naturaleza es el director del proyecto, Cristian Echeverría, quien pide a los presentes bajar con mucho cuidado por una quebrada en que invita a tocar con las yemas de los dedos una hoja de olivillo, admirar la estirpe de un roble y percibir el trino de uno que otro pajarito si se aguza el sentido auditivo.
“Ese es un picaflor”, dice el también director del Laboratorio de Ecología del Paisaje de la UdeC, y un segundo después murmura “ese es un rayadito”. Echeverría conoce muy bien el canto de las aves que endulzan aún más la caminata por el tupido bosque nativo. Se siente lo que en términos científicos -y poéticos- llaman “petricor”, ese aroma a tierra húmeda que mana tras la lluvia. “El día está ideal para caminar por aquí”, agrega el académico de la Facultad de Ciencias Forestales del plantel penquista, tras explicar por qué la quila seca ayuda a la regeneración del paisaje o por qué proliferan los hongos en los troncos de los árboles. En medio del trazado, también se divisan algunos ejemplares de pino, especie exótica plantada hace algunos años que convive con los remanentes de bosque nativo.
Esta porción de terreno cuyo recorrido conduce el profesor Echeverría comprende el lugar donde se identificaron más ecosistemas nativos boscosos, según el monitoreo que dio inicio en 2018 a Campus Naturaleza, una idea que fluyó por la mente del docente cuando estudiaba un doctorado en Cambridge, y comprobó cómo el proyecto Eden convirtió una mina abandonada en un gran pulmón verde, con foco en ciencia e investigación, donde conviven el paisaje natural y eventos de gran relevancia mundial.
Del Reino Unido entonces es el proyecto que inspiró a Echeverría al momento de delinear las bases de Campus Naturaleza, cuya superficie comprende 180 de las 225 hectáreas de los fundos El Guindo y La Cantera, propiedad de la Universidad de Concepción. El citado monitoreo de 2018 identificó 25 hectáreas de ecosistemas nativos boscosos, entre los cuales resalta un tipo de bosque único en Chile y en el mundo: los últimos remanentes del bosque caducifolio de Concepción. Se registraron también 16,5 hectáreas de ecosistemas acuáticos, incluido el humedal del Estero Cárcamo.
“Lo importante del bosque caducifolio de Concepción es que en este bosque de transición podemos encontrar especies presentes en el norte como el quillay, el espino y el peumo, que se juntan con especies típicas del sur como el canelo y el olivillo”.
Bosque caducifolio de Concepción, único en el mundo
El proyecto Campus Naturaleza consta de tres gruesas líneas de acción: la conservación de la biodiversidad, la restauración de ecosistemas y el bienestar humano y la salud integral. Se trata de una iniciativa de largo aliento que se enmarca en la celebración de los 104 años de la Universidad de Concepción, y que llega para contribuir al equilibrio ecológico en medio de una urgencia climática que compromete el futuro de la humanidad. En virtud de ello, Campus Naturaleza descansa en la ciencia como piedra angular para crear un espacio de divulgación y recreación que aspira a robustecer la interdependencia entre el ser humano y la naturaleza.
La conservación del referido bosque caducifolio de Concepción se enmarca en el primer eje de acción de Campus Naturaleza. Allí habitan árboles como robles, olivillos y peumos, y especies de fauna como zorros, pudúes y gatos güiña, identificadas gracias al monitoreo de flora y fauna, a través de cámaras trampa y otras metodologías, que realizó el equipo liderado por el doctor Echeverría. Esto es relevante porque en el predio suelen transitar personas que llevan a pasear a sus animales de compañía, lo que pone en riesgo a la fauna nativa existente en el sitio. Mientras se ejecute el proyecto, por lo mismo, se prohibirá terminantemente el ingreso de personas.
La importancia de este bosque, dice Cristian Echeverría, radica en que es una zona de transición entre el bosque mediterráneo del norte y el bosque valdiviano del sur del país.
“El bosque caducifolio de Concepción se encuentra en esta área geográfica costera de la Región del Biobío y también de la Región de Ñuble. Si bien en el bosque caducifolio está el olivillo, es el roble finalmente la especie dominante, que tiene hoja caduca y da nombre al bosque. Lo importante es que en este bosque podemos encontrar especies presentes en el norte como el quillay, el espino y el peumo, que se juntan con especies típicas del sur como el olivillo y el canelo. Es relevante no interrumpir este bosque de transición para permitir la adaptabilidad de las especies en el contexto de cambio climático”, detalla Echeverría a País Circular.
Esta fase de proteger y mejorar los hábitats naturales de estas especies amenazadas del bosque caducifolio, como el roble y el olivillo, es lo que el proyecto denomina “conservación in-situ”; vale decir, la conservación y protección de los ecosistemas que ya existen en el predio, incluido el humedal del Estero Cárcamo. El olivillo, en particular, tiene una característica que lo hace único en el concierto planetario, asegura el docente encargado del proyecto. Según la evaluación mundial de las especies de árboles de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en el mundo hay 12 árboles monotípicos, es decir, hay solo una especie representante de la familia. Dos de esas especies monotípicas están en Chile: el citado olivillo y el queule (aunque éste no está dentro del futuro Campus Naturaleza, sí está distribuido en zonas de la región como Tomé y Penco).
“Campus Naturaleza tendrá un gran impacto social y cultural para la ciudad, la región y el país. Estamos contentos de destinar este espacio a restauración ecológica. Y seguramente serán los nietos de nuestros nietos los que verán los resultados a largo plazo de este proyecto”.
Conservación ex-situ: un jardín botánico
El queule, precisamente, será una de las varias especies que rescatará la segunda área de conservación llamada “conservación ex situ” en 18 héctáreas del sitio. Esto implica el desarrollo de una colección de especies amenazadas fuera del área de Campus Naturaleza, y cuyo objetivo será resguardar material genético vivo de poblaciones de especies de alto riesgo, implementar educación científica y articular redes de colaboración. En concreto, el proyecto desarrollará un jardín botánico, cuya aspiración es ser certificado internacionalmente. Por de pronto, ninguno de los jardines botánicos en Chile cumple con ese tipo de certificación.
“El queule, el pitao, el belloto y la palma chilena, que no pertenecen al radio de Campus Naturaleza, serán algunas de las especies a proteger en este jardín botánico”, explica Cristian Echeverría. Otro tanto que constituirá uno de los primeros productos del proyecto se vincula a la creación de colecciones de las tres especies de nothofagus amenazadas de Sudamérica: el ruil, el roble de Santiago y el hualo. Solo esta última especie fue eliminada de la “lista roja” del registro nacional”; vale decir, el hualo ya no figura en Chile como amenazada, lo que constituye “un tremendo error”, sugiere Echeverría. Entre febrero y marzo de 2022, junto a su equipo de trabajo, se dedicó a colectar semillas de estas tres especies, ubicadas en diferentes localidades, a efectos de tener “todo el pull genético”, agrega.
Para montar el área de conservación ex-situ, la Universidad de Concepción ya cuenta con financiamiento de la fundación suiza Franklinia -cuya finalidad es brindar recursos para la conservación de especies amenazadas-, además del apoyo de otras instituciones en Chile como Fundación El Árbol, INFOR, Universidad de Chile, Universidad Católica del Maule, Universidad Católica y Universidad de Talca.
El segundo eje de acción consta de un proyecto de restauración ecológica de ecosistemas degradados y de vegetación exótica. “Es muy distinto hacer restauración ecológica que reforestar”, aclara el profesor Echeverría en una amena exposición en la que entrega los lineamientos de este inédito proyecto universitario. “La reforestación se hace en línea y puede haber especies nativas o exóticas. En cambio, la restauración ecológica se realiza pensando en el paisaje que habría si no hubiera habido plantaciones de especies exóticas”, explica el ingeniero forestal.
La restauración ecológica se hará en 143 hectáreas del predio y, usando soluciones basadas en la propia naturaleza, irá reemplazando plantaciones exóticas por especies nativas hasta recuperar el paisaje que había antes de la intervención humana.
Finalmente, el tercer eje de acción de Campus Naturaleza consiste en el fomento del bienestar humano y la salud mental. Para cumplir este objetivo, el proyecto propone “desarrollar una atmósfera de recreación que promueva la reconexión entre las personas y el entorno, con un acceso inclusivo para todos y todas” y “generar actividades de educación ambiental con la naturaleza, disponibles para la comunidad en un espacio seguro y de recreación”, cuentan en la Universidad de Concepción.
“Quince minutos en la naturaleza son suficientes para bajar los niveles de presión arterial y estrés”, especifica el profesor Echeverría cuando justifica por qué existirá un espacio regulado para visitantes en el lugar. De hecho, el proyecto Campus Naturaleza considera un circuito de senderos, pasarelas, miradores y estaciones que se extenderán por 5,3 kilómetros, y que debiera constituir uno de los primeros productos visibles: circuito monumento histórico “Árboles patrimoniales UdeC” (530 m); circuito conservación in-situ “Bosque de Concepción” (1,9 km); circuito conservación in-situ “Humedal Estero Cárcamo” (1,4 km); circuito conservación ex-situ “Nothofagus del mundo (0,9 km); circuito “Conservación biocultural y patrimonio arbóreo” (1,1 km). El proyecto también contempla el desarrollo de actividades culturales, educativas y científicas. De ahí que el nombre de la iniciativa aluda a un campus universitario, y no a un parque, por ejemplo.
“Es muy notable, porque es una semilla que va a seguir creciendo: que haya un corredor biológico, para investigación, una zona de sanación, un jardín botánico, entre otras iniciativas, es bueno para la salud mental, para la vida y para el equilibrio del planeta”.
El modelo de gobernanza de Campus Naturaleza
En el acto oficial realizado al día siguiente en la Casa del Deporte de la UdeC -que contó con la participación de autoridades, estudiantes y de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción-, el rector de la casa de estudios penquista, Carlos Saavedra, compartió con País Circular su satisfacción por el lanzamiento de este proyecto inédito e histórico para el país.
“Es una alegría compartir este proyecto de biodiversidad que es parte del legado que dejará la Universidad de Concepción, y que tendrá un gran impacto social y cultural para la ciudad, la región y el país. Estamos contentos de destinar este espacio a restauración ecológica. Y seguramente serán los nietos de nuestros nietos los que verán los resultados a largo plazo de este proyecto”, declaró el rector del plantel universitario.
Presente también en la ceremonia, el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, felicitó a la universidad por esta iniciativa, e invitó a otras instituciones de educación superior a imitar el ejemplo penquista. “Es muy notable, porque es una semilla que va a seguir creciendo: que haya un corredor biológico, para investigación, una zona de sanación, un jardín botánico, entre otras iniciativas, es bueno para la salud mental, para la vida y para el equilibrio del planeta. Es cierto que la Universidad Austral de Valdivia tiene un área del borde del río destinado a la protección del entorno natural, pero lo de la Universidad de Concepción es más que eso, porque responde a un plan de conservación y restauración”, sostuvo el titular de Agricultura a este medio. Tras la ceremonia, el ministro Valenzuela, el director Echeverría, el rector Saavedra y otras autoridades participarían en la plantación de los primeros árboles del área de conservación in-situ de Campus Naturaleza.
A objeto de que el proyecto tenga el éxito esperado, es muy necesaria la vinculación con el medio y la coordinación con diferentes estamentos, dentro y fuera de la universidad. En principio, el plan maestro de Campus Naturaleza será financiado por la UdeC, pero conforme al paso del tiempo deberán articular otras redes para generar un sistema de financiamiento público-privado que emanará desde el modelo de gobernanza.
De eso se encargará Cristóbal Pizarro, subdirector de Campus Naturaleza, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la UdeC e investigador principal del Laboratorio de Estudios del Antropoceno de esa casa de estudios superiores. “Mi rol va a estar enfocado en la vinculación territorial como proyecto de la UdeC. Se trata de una coordinación interna con las unidades y direcciones de la universidad que tienen que ver con vinculación con el medio y sustentabilidad. Y generamos un modelo de gobernanzas donde hay dos órganos colegiados: una Comisión Técnica Asesora, donde hay académicos/as de todas las áreas del saber; y un Comité Consultivo Mixto, donde estará la comunidad interna y externa de la universidad. Eso nos permitirá conducir la información desde estos órganos colegiados hasta la toma de decisiones de la universidad”, comenta Pizarro.
El entorno con que se vinculará Campus Naturaleza consta de varios frentes: comunidad universitaria, sector social-comunitario (organizaciones territoriales, ong’s), sector cultural-educativo (jardines infantiles y colegios en el contorno del campus central universitario), sector político-público, sector productivo y comunidad científica nacional-internacional.
“Tenemos que asegurarnos que el aporte privado sea de fuentes éticas y se condiga con las características del proyecto”, asume Pizarro, quien prevé que a partir de 2027 se vean los circuitos desde los cuales la comunidad podrá apreciar los distintos tipos de acciones que contempla Campus Naturaleza. Y que las nuevas generaciones deberán cuidar y mantener. Por el bien de la ciudad, de la región, del país y del planeta.