Servicios Sanitarios Rurales de la precordillera de la región del Biobío reciben apoyo integral de Fundación Amulén para mejorar su funcionamiento
La segunda versión del programa “Construye Redes” finaliza hoy su etapa de capacitaciones para integrantes de cinco Servicios Sanitarios Rurales (ex APR) de las comunas de Antuco, Quilleco y Santa Bárbara. Además de los cursos de formación, el proyecto incluye asesorías en terreno y soluciones de infraestructura, entre otros aportes destinados a las comunidades y que siguen en curso. País Circular conversó con Juan Pablo Vinet, Johana Sanhueza y Rosalía Soto, representantes de los SSR participantes, para conocer cómo ha sido su experiencia y cuáles son los efectos reales del programa. Asimismo, la directora ejecutiva de Fundación Amulén, Javiera Acuña, entregó detalles del trabajo que están realizando.

 
				“Una trata de hacer lo mejor posible para poder prestar un buen servicio, pero con las capacitaciones ahora sabemos para dónde ir, cómo funcionar, a quién recurrir si necesitamos algo, o cómo solucionar los problemas de una forma rápida y efectiva”, comenta Johana Sanhueza, secretaria administrativa del comité de Agua Potable Rural (APR) Villa Alegre, de Quilleco, región del Biobío. Ella es parte del grupo de integrantes de APR (ahora SSR) que han participado en las capacitaciones de la segunda versión del programa “Construye Redes” de Fundación Amulén, cuyas charlas terminan hoy.
Junto a las clases formativas -que incluyen las áreas legal, administrativa, de operación, entre otras-, “Construye Redes” también incluye asesorías en terreno y mejoras a la infraestructura, que aún están en desarrollo y debieran estar concluidas los primeros meses de 2026.
Los APR, que ahora están ampliando sus funciones al pasar a ser Servicios Sanitarios Rurales (SSR), cumplen una función fundamental para proveer de agua potable a las zonas rurales, donde las empresas sanitarias no llegan debido -entre otras cosas- a un tema de rentabilidad. Son organizaciones comunitarias, sin fines de lucro, dirigidas por voluntarios y, si bien reciben apoyo estatal, su financiamiento proviene del pago que realizan los usuarios. En este contexto, el respaldo que reciben de entidades como Fundación Amulén es de gran utilidad para los SSR.
Fundación Amulén, de hecho, nació en 2012 con la misión de ayudar a proveer de agua potable a comunidades rurales. Han implementado diversas iniciativas, entre ellas “Construye Redes”, que cuenta con una inversión anual de $150 millones, y se desarrolla en colaboración con la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), con el objetivo de fortalecer las capacidades administrativas y operativas de los Servicios Sanitarios Rurales.
La primera edición de “Construye Redes” fue en 2024 y benefició a 2.958 personas de la Región del Biobío, considerando el total de usuarios que utilizan los arranques de los SSR participantes.
En esta segunda edición, también en Biobío, fueron seleccionados cinco SSR de la zona precordillerana, en las comunas de Antuco, Quilleco y Santa Bárbara, que han estado recibiendo mejoramientos en sus infraestructuras, asesorías personalizadas y capacitaciones grupales intensivas. El total de personas beneficiadas asciende a 909.
Javiera Acuña Wagner, directora ejecutiva de Fundación Amulén, destaca que “Construye Redes” nace “para acompañar a los SSR con herramientas concretas que mejoren su operación y sostenibilidad en el tiempo, así como para generar espacios de encuentro y colaboración -o networking- entre distintas comunidades”.
“Capacitar a los SSR es clave, porque son el corazón de la gestión comunitaria del agua potable rural. Son organizaciones que funcionan de manera voluntaria, asumiendo una gran responsabilidad, sin contar siempre con el apoyo técnico o administrativo necesario. Nosotros entendemos que fortalecer sus capacidades técnicas y de gestión es fundamental para avanzar hacia una administración más eficiente y resiliente del recurso hídrico”, subraya Javiera Acuña.
Si bien el ciclo de capacitaciones llega a su fin, los beneficiarios del programa continuarán recibiendo asesorías para la implementación de soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada SSR. Además, ya se están realizando trabajos para mejorar la infraestructura de los servicios, desde la resolución de fallas hasta la actualización tecnológica de sus instalaciones.
Según explica la directora ejecutiva de Fundación Amulén, las comunas en las que están trabajando se caracterizan por la existencia de una población desconcentrada y reducida conectividad. En ese sentido, detalla, “algunos de los problemas que presentan los servicios participantes son el funcionamiento con redes antiguas, baja continuidad del servicio, indicadores de la calidad del agua fuera de norma y un desgaste general en la infraestructura eléctrica, así como dificultades en la administración y el mantenimiento técnico”.
“Estas operaciones son llevadas a cabo con esfuerzo por los comités de Agua Potable Rural, que son miembros de las comunidades que se abastecen del servicio. Por ello, para Fundación Amulén resulta fundamental no solo trabajar en el mejoramiento de la infraestructura, sino también en la instalación de capacidades de quienes los administran, apuntando a robustecer de manera integral el funcionamiento de los sistemas”, afirma Javiera Acuña.

“Capacitar a los SSR es clave, porque son el corazón de la gestión comunitaria del agua potable rural. Son organizaciones que funcionan de manera voluntaria, asumiendo una gran responsabilidad, sin contar siempre con el apoyo técnico o administrativo necesario”.
Conocimientos valiosos
A lo largo de cuatro jornadas de capacitaciones, desarrolladas en el hotel Diego de Almagro, en la ciudad de Los Ángeles, los vecinos recibieron formación en diversas áreas esenciales para el funcionamiento de los Sistemas Sanitarios Rurales.
A través de clases teóricas y prácticas, además de actividades dinámicas, se entregaron herramientas en aspectos legales, de operación y administración que requiere un SSR. Las capacitaciones comenzaron a mediados de junio pasado y el ciclo culmina hoy, martes 28 de octubre, con una última charla en el mismo lugar.
Juan Pablo Vinet, voluntario de operación, administración y mantención de APR Alto Antuco, subraya que las capacitaciones fueron “amplias, integrales, explicativas y bien distribuidas por áreas específicas”.
“Aprendimos respecto de las normativas a cumplir que se están imponiendo para las operaciones de la APR. Aprendimos todo lo que es administración de los controles, sistemas de cloración del agua, hojas de proceso, contabilidad y muchas otras cosas que no estábamos ejecutando”, afirma el voluntario.
“Además, las clases eran dictadas por especialistas en cada materia, como una abogada experta en derecho de aguas, en el tema legal; por un técnico y ex representante de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), en el área de operaciones; y por una profesional con larga trayectoria en la APR más grande de la provincia del Biobío, en la parte administrativa”, indica Juan Pablo Vinet.
Johana Sanhueza, secretaria administrativa de APR Villa Alegre, coincide en el gran aporte que ha significado para la comunidad el programa de Fundación Amulén. “Las charlas fueron muy educativas en las tres áreas que se abordaron y, lo más importante, es que ese aprendizaje se va transmitiendo a los demás integrantes de la comunidad, para que ellos también entiendan cómo se maneja el APR, cuáles son las normas con las que tienen que cumplir y en qué tenemos que mejorar”.
“Porque conocimientos técnicos no teníamos. Una trata de hacer lo mejor posible, para poder prestar un buen servicio, pero con las capacitaciones ahora sabemos para dónde ir, cómo funcionar, a quién recurrir si necesitamos algo, o cómo solucionar los problemas de una forma rápida y efectiva”, añade Johana Sanhueza.
Rosalía Soto, tesorera de APR Cerro Negro, recalca igualmente que avanzaron de cero a cien. “El programa de Amulén nos ha ayudado muchísimo, porque nosotros prácticamente no sabíamos nada y no teníamos técnicas para trabajar. Por ejemplo, para manipular la cloración. Yo cloraba el agua a sugerencia de lo que otras APR me decían, porque yo realmente no sabía cómo hacerlo. Pero ahora, gracias a las capacitaciones, tengo una pesita gramera con la que mido los gramos justos y precisos para clorar el agua”, comenta la voluntaria.
En cuanto a la recepción frente a estas capacitaciones, Javiera Acuña subraya la activa participación de los beneficiarios, destacando que todos ellos desde ahora estarán más preparados para enfrentar los desafíos de la gestión de los SSR.
“Los participantes valoraron el enfoque práctico y cercano de las capacitaciones, que abordaron temas muy técnicos, como el Código de Aguas y la Ley 20.998, así como contenidos específicos de administración y operación técnica. Siempre, a través de un lenguaje claro y una metodología que facilita la comprensión y la motivación para llevar estos conocimientos a la práctica. Esto les permitió involucrarse activamente en cada sesión, entendiendo los aspectos esenciales del funcionamiento y la administración de sus Servicios Sanitarios Rurales”, argumenta la directora ejecutiva de Fundación Amulén.

“Las charlas fueron muy educativas y, lo más importante, es que ese aprendizaje se va transmitiendo a los demás integrantes de la comunidad, para que ellos también entiendan cómo se maneja el APR, cuáles son las normas con las que tienen que cumplir y en qué tenemos que mejorar”.
Lazos comunitarios
Junto con atender el problema de la red de abastecimiento de agua potable, el programa “Construye Redes” está diseñado para fortalecer los vínculos entre las comunidades, considerando que los beneficiarios provienen de sectores contiguos dentro de la región.
De este modo, a través de dinámicas interactivas, las capacitaciones también fueron un espacio para compartir experiencias y establecer lazos de colaboración. Todas ellas, herramientas clave para potenciar la gestión comunitaria del agua.
“Efectivamente, creamos redes de apoyo con los otros Servicios Sanitarios Rurales, que eran los de Santa Bárbara y Antuco. Por lo tanto, si ahora necesitamos alguna información o ayuda para resolver algún problema, sabemos que podemos acudir a esas otras APR para apoyarnos”, afirma la secretaria administrativa de APR Villa Alegre, ubicada en Quilleco.
“Además, conocimos sus distintas realidades y fue súper enriquecedor intercambiar conocimientos y entender cómo funcionan ellos, versus cómo funcionamos nosotros. O si ellos tienen una buena idea, poder tomarla e implementarla. Y viceversa”, plantea Johana Sanhueza.
Así lo complementa Rosalía Soto, representante del comité de Cerro Negro. “Como nuestra APR es pequeñita y la conforman en su mayoría adultos mayores, sobre los 60 años, a veces cuesta encontrar gente que a uno la apañe con el trabajo. Además que somos muy poquitos. Pero ahora, con estas capacitaciones, pudimos conocer gente que también lucha por sacar adelante a su APR. Y eso es muy inspirador”.
Juan Pablo Vinet, por su parte, resalta que esta red de contactos también los beneficiará en “llegar más arriba en temas dirigenciales, por ejemplo, unirnos entre SSR para sacar más fuerza y lograr ser escuchados en ciertas demandas por el Ministerio de Obras Públicas. Gracias a estos lazos forjados, podremos organizarnos y estar comunicados”.
“Y lo ideal, como APR, que nos conozcamos entre vecinos y así podamos ayudarnos cuando alguno lo requiera. Porque al final, somos los únicos que en realidad estamos funcionando 24/7 y dependemos prácticamente de nosotros mismos, que somos todos voluntarios y andamos en esto por compromiso con la comunidad. Entonces, así tampoco nos sentimos tan solos. Hoy sabemos que hay redes con las que podemos ir avanzando”, expresa el integrante de APR Alto Antuco.
En esta línea, la directora ejecutiva de Fundación Amulén remarca que “el balance de este segundo ciclo ha sido muy positivo. Se ha generado un círculo virtuoso de motivación y conocimiento compartido, donde los líderes de cada SSR comenzaron a conectarse con sus pares, creando canales de comunicación y compartiendo experiencias que van forjando una verdadera red de apoyo y colaboración”.
“Nos sentimos orgullosos de los resultados alcanzados, y eso se ve reflejado en la motivación y los nuevos conocimientos adquiridos por los participantes, que ya han comenzado a aplicar en terreno para el beneficio de toda su comunidad”, afirma Javiera Acuña.

“Como nuestra APR es pequeñita y la conforman en su mayoría adultos mayores, a veces cuesta encontrar gente que a uno la apañe con el trabajo. Pero ahora, con estas capacitaciones, pudimos conocer gente que también lucha por sacar adelante a su APR. Y eso es muy inspirador”.
Asesorías y mejoramiento en infraestructura
Mientras las capacitaciones en Los Ángeles resultaron un éxito, también lo están siendo las asesorías personalizadas en terreno que contempla el programa de Fundación Amulén.
De hecho, según señala Rosalía Soto, estas visitas han sido tanto o más fructíferas que las charlas grupales. “Al menos, a mí me han servido mucho las asesorías en terreno, porque lo que uno aprende se queda más en la memoria. Es que de repente, en las capacitaciones, uno no hacía todas las consultas por temor a quedar de ignorante. En cambio, en nuestros lugares de trabajo preguntamos todo y si quedamos de ignorantes, quedamos entre nosotros nomás. Son asesorías personalizadas en cuanto a operación y área administrativa”.
Juan Pablo Vinet, por su parte, comenta que en su SSR ya han tenido dos visitas de técnicos en terreno. “Son asesoramientos que nos están dando para trabajar en conjunto qué podemos mejorar, para priorizar los recursos y hacer más eficiente lo que respecta a lo que realmente nosotros necesitamos. Y en el área administrativa nos está apoyando la Universidad Católica de la Santísima Concepción, también con personal en terreno, en temas como llenar planillas, informes y todo lo que respecta a las normas a seguir”.
Ahora, con el fin de garantizar un acceso seguro, continuo y de calidad al agua potable en las zonas rurales, el programa “Construye Redes” también incluye mejoras a la infraestructura de esos SSR. Algunas de éstas ya se están implementando, mientras que otras se encuentran en evaluación. Según cuenta el voluntario de Alto Antuco, su SSR enfrentaba graves fallas estructurales que, incluso, los llevaron a plantearse “bajar el automático y cortar todo el sistema”.
“Teníamos un problema con la fuga de las matrices, con un 80% de pérdida en las redes. Por lo tanto, desde que Fundación Amulén nos acogió, prácticamente nos resolvió el tema del cielo a la tierra. Hoy nos está ayudando con el montaje de bombas nuevas, con implementación de sistemas de lectura de agua y a sectorizar con válvulas para poder tener tramos de identificación de las fugas”.
“Nosotros no podíamos detectar las fugas, porque la geografía es complicada y hay mucho desnivel con respecto a la instalación de los estanques. Pero eso ya lo estamos controlando con válvulas de presión. En este punto, el programa nos dio un segundo aire y nos brindó esta oportunidad de recuperar la motivación para seguir funcionando. Como somos una organización independiente, los recursos públicos que tenemos son muy limitados o, simplemente, no tenemos”, reconoce Juan Pablo Vinet.
En el SSR de Villa Alegre, en tanto, postularon para instalar paneles solares. “Pero la factibilidad la tiene que ver Fundación Amulén, porque nuestro sector igual no cuenta con tan buen pronóstico, como para tener la captación solar por varias horas. Así que nos van a ayudar con eso o, de lo contrario, nos van a financiar e implementar alguna mejora que realmente necesitemos en la APR para seguir creciendo”, señala Johana Sanhueza.
En el caso de la SSR de Cerro Negro, Rosalía Soto declara que aún está pendiente el recambio de un tablero eléctrico, que permita conexión directa a un generador para emergencias. “Pero también van a cambiarnos los dosificadores del clorador, porque tenemos un estanque muy grande. La verdad es que estamos muy agradecidos por estas mejoras que nos permitirán seguir creciendo”, sincera la tesorera.
Finalmente, Javiera Acuña Wagner recalca que el programa se llama “Construye Redes” precisamente porque tiene ese doble propósito. “Por un lado, busca mejorar las redes físicas del servicio -la infraestructura sanitaria- y, por el otro, busca fortalecer las redes humanas, promoviendo la colaboración y el aprendizaje entre los propios comités”.
“Como desafío, nos proponemos ampliar el impacto del programa con la ejecución de más proyectos cada año, manteniendo siempre un trabajo personalizado y diseñado junto a cada comunidad. Nuestro compromiso es crecer sin perder la cercanía ni la calidad, adaptando cada intervención a la realidad territorial, para que cada proyecto de fortalecimiento, favorezca la sostenibilidad y resiliencia del SSR”, reflexiona la directora ejecutiva de Fundación Amulén.

“Lo ideal es que como APR nos conozcamos entre vecinos y así podamos ayudarnos cuando alguno lo requiera. Porque al final, somos los únicos que en realidad estamos funcionando 24/7 y dependemos prácticamente de nosotros mismos”.

 
			 
			 
			 
			 
			 
								





