BioAysén, hacia un innovador modelo de valorización de servicios ecosistémicos escalable
“Las oportunidades que abre BioAysén son múltiples. En primer lugar, posibilita que las empresas y comunidades locales puedan acceder a nuevos mecanismos de financiamiento vinculados a la biodiversidad y al clima. La valorización de los servicios ecosistémicos es el paso crítico para que esto no quede en diagnósticos, sino que se traduzca en mecanismos concretos de sostenibilidad”.

 
				En el marco de la agenda de Corfo por acelerar la transición hacia una economía baja en carbono, resiliente y sostenible a través de su programa nacional Transforma Cambio Climático, uno de los proyectos que representa con mayor claridad la visión de futuro para nuestros territorios es BioAysén, iniciativa que busca articular el desarrollo de un mercado de capital natural que valore la biodiversidad, la gestión de los ecosistemas y la acción climática en la Región de Aysén.
Hoy, el estado de avance del proyecto es significativo. Hemos logrado sentar las bases técnicas y de gobernanza necesarias para su implementación, articulando a actores públicos, privados, académicos y de la sociedad civil. Esto nos ha permitido consolidar un enfoque común para reconocer el capital natural de la región como un activo estratégico, no sólo para la conservación y restauración de territorios estratégicamente identificados, sino también para la generación de valor económico y social.
Para implementar el modelo de compensación económica por pagos destinados a la conservación de la biodiversidad, el primer paso será el desarrollo de una plataforma digital pública que identifique las especies y los servicios ecosistémicos en áreas priorizadas por el proyecto. Con la asesoría de expertos, ya hemos definido tres zonas clave, seleccionadas según su densidad ecosistémica y potencial de conservación para realizar el piloto de valorización de servicios ecosistémicos. Dos de estos territorios son la isla Simpson muy habitada por huemules y un terreno cercano al lago Copa, el que comprende 35 mil hectáreas de bienes nacionales. Existe la oportunidad relevante de conservación de la biodiversidad bajo la figura de la primera OMEC (Otras Medidas Efectivas de Conservación Basadas en Áreas) en la región de Aysén, estructura que está alineada con la Ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y donde estas áreas de conservación permiten la actividad productiva.
Las oportunidades que abre BioAysén son múltiples. En primer lugar, posibilita que las empresas y comunidades locales puedan acceder a nuevos mecanismos de financiamiento vinculados a la biodiversidad y al clima. La valorización de los servicios ecosistémicos es el paso crítico para que esto no quede en diagnósticos, sino que se traduzca en mecanismos concretos de sostenibilidad. Estamos avanzando en dos frentes: instrumentos de política pública, como sistemas de pagos por servicios ambientales (PSA), que permitan reconocer económicamente el rol de bosques, humedales y cuencas y en instrumentos de mercado, donde la verificación de entidades internacionales como FSC puede jugar un rol clave para dar confianza y credibilidad a los actores privados.
En segundo lugar, permite posicionar a Aysén como un territorio pionero en Chile en la valorización de sus recursos naturales bajo un enfoque de sostenibilidad, con impacto directo en sectores como el turismo, la pesca y la agricultura regenerativa. Finalmente, el proyecto fortalece la imagen de Chile como país comprometido con la transición hacia una economía baja en carbono, resiliente al cambio climático y socioecológica justa, que haga parte a las comunidades de los beneficios de la transformación productiva sostenible.
Sin embargo, no podemos desconocer los desafíos que implica este camino. La construcción de un mercado de capital natural requiere asegurar altos estándares de transparencia y trazabilidad, para que la confianza sea el eje de la participación de las empresas, inversionistas y comunidades, ya que tenemos que asegurar que estas iniciativas no dependan solo de proyectos piloto o fondos públicos, sino que se inserten en dinámicas de inversión, mercado y certificación que les den continuidad.
También se requiere una estrecha coordinación institucional y una gobernanza territorial que permita balancear el resguardo de la biodiversidad con la necesidad de impulsar nuevas actividades económicas. En un territorio como Aysén, donde conviven pesca, turismo, silvoagropecuario y conservación, la gobernanza no es un accesorio, es la condición habilitante para escalar la conservación.
A esto se suma el reto de la formación de capacidades técnicas locales, indispensables para administrar y dar continuidad a estas herramientas en el largo plazo y cerrar brechas que en este despliegue están en parte relacionadas con la falta de sistemas de información modernos e integrados para la gestión de emisiones y riesgos climáticos.
Desde Transforma Cambio Climático de Corfo, estamos convencidos de que BioAysén es un hito para el país, y si podemos ir más allá, para Latinoamérica. Si la Patagonia logra demostrar que la biodiversidad, el agua y el carbono tienen valor económico verificable, entonces puede liderar la transición hacia una economía regenerativa para toda la región. Si lo logramos, Chile pasará de ser usuario de modelos internacionales a ser creador de estándares globales en servicios ecosistémicos.
El futuro de Aysén y del país depende de nuestra capacidad de anticipar los cambios globales y de actuar con visión estratégica. BioAysén nos muestra que la acción climática no es un costo, sino una oportunidad de desarrollo, y que el capital natural puede ser el motor de una economía más justa, resiliente, competitiva y escalable.

 
			 
			 
			 
			 
			 
								





