Verónica Torres, líder de TRAEE Chile: “Estamos en una etapa de transición, las empresas esperan que el sistema esté más armado”
La gerenta de sustentabilidad de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), entidad gremial a cargo -por ahora- del futuro sistema de gestión para pilas y residuos de aparatos electrónicos y eléctricos en el contexto de la Ley REP, dice que TRAEE requiere una dedicación exclusiva a tiempo completo para poder funcionar de forma óptima y lograr que empresas competidoras en el rubro se sienten en la misma mesa, mientras opina que la tramitación del anteproyecto de decreto de metas para el sector ha sido mucho más lenta de lo esperado.
En julio de 2021, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) presentó la iniciativa TRAEE (Transformación de Residuos Eléctricos y Electrónicos), que busca transformarse en el sistema de gestión de pilas y residuos de artículos eléctricos y electrónicos (RAEE) de la propia entidad gremial, en el contexto de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (más conocida como Ley REP).
A poco menos de un año del lanzamiento oficial de TRAEE, lo cual se hizo de la mano del nacimiento de un Acuerdo de Producción Limpia (APL) en el que participaban 19 empresas que representaban el 45 de los productos de consumo masivo de RAEE, el futuro sistema de gestión de este tipo de residuos se encuentra en una “etapa de transición”, según declara Verónica Torres, gerenta de sustentabilidad de la Cámara de Comercio de Santiago y líder -por ahora- de TRAEE, hasta que éste tenga personalidad jurídica propia.
La transición se explica porque, sin perjuicio de algunos avances, como los pilotos realizados en cinco comunas de la Región Metropolitana, en la asociación gremial esperaban que el proceso de avance del anteproyecto del decreto de metas para el sector fuera más sustantivo. Sin embargo, dicho anteproyecto elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, y con la asesoría de multiactores, recién acaba de terminar su fase de consulta ciudadana, para continuar avanzando su tramitación. Por de pronto, quedó claro que el anteproyecto estipula una meta de tratar y valorizar el 45 por ciento de pilas y RAEE de aquí a 10 años.
En esta entrevista con País Circular, Verónica Torres detalla los avances del sistema de gestión TRAEE, las perspectivas de crecimiento, la evaluación de los pilotos realizados y las brechas a abordar y las necesidades de que el sistema sea regido de forma exclusiva y a tiempo completo por una entidad específica, siempre al alero gremial.
-¿Cuántas empresas de ese APL continúan trabajando para configurar el TRAEE y cómo evalúan los tiempos en que se ha discutido el decreto de metas para el sector?
-Cuando terminamos los pilotos (fueron en Vitacura, Peñalolén, Renca, Puente Alto y Santiago), lo que esperábamos de acuerdo al calendario era que el decreto de metas estuviera listo en ese período. Se ha tardado un poco. Habiendo terminado el APL, siempre pensamos que el trabajo con las empresas era la base para constituir el futuro sistema de gestión. Actualmente seguimos trabajando con 17 de las 19 marcas que estaban en el APL, en un período que hemos denominado de transición, al no estar aún el decreto de metas. Resulta para las empresas más complicado articularse, por la diversidad de productos que tienen las marcas, desde pequeños aparatos hasta multiproductos, y del sector de telecomunicaciones. En Chile prevemos que habrá más de un sistema de gestión, a diferencia del sector envases y embalajes que tiene un GRANSIC. Este año hemos analizado el anteproyecto, donde creemos que las metas territoriales son ambiciosas, si bien las metas de base no son tan altas. Creemos que la infraestructrua para capturar este tipo de residuos está en crecimiento, y la construcción de una planta de valorización es un proceso largo. Hay uno o dos operadores en Chile que están avanzando en ese proceso de sofisticación.
-¿Qué conclusión sacaron de los pilotos realizados en la Región Metropolitana?
-Hemos observado en las campañas que hicimos, que la captura de RAEE desde los consumidores no es tan fácil. Se requiere mucha más educación, nos cuesta deshacernos del cachureo electrónico. En las campañas se deshacen de cables, de aparatos más antiguos, y los desechos más grandes cuesta mucho acercarlos a los puntos de acopio. Generamos con las redes de TRAEE campañas, pero se requiere algo más coordinado a nivel macro. Hicimos algunas cosas con el Ministerio de Educación y con la empresa Kyklos, nos ayudaron a traducir este lenguaje de residuos para que lo comprendieran los niños y niñas, que son los principales tractores de este cambio cultural. Estamos en la conformación de un equipo que nos ayude a cimentar las bases del sistema de gestión.
“Las empresas requieren de un espacio neutral que les provea de medidas mínimas de regulación de la libre competencia, organismos que le den confianza. Seremos la incubadora del sistema de gestión bajo este paraguas gremial hasta que tome forma propia y sea una empresa independiente”.
-¿Cuál es la principal dificultad en estos momentos en la conformación del futuro sistema de gestión?
-No estamos funcionando como envases y embalajes, que tiene un sistema de gestión como ReSimple, con Isidro Pereda a cargo. En la Cámara de Comercio de Santiago es un área determinada -en mi caso la de sustentabilidad- la que está empujando este carro, pero se requiere una dedicación exclusiva y gerentando full time el sistema de gestión, porque es como constituir una empresa. Necesitamos a alguien que lidere el proceso de manera exclusiva, siempre bajo el alero gremial, que es como opera el GRANSIC ReSimple. Mientras ellos no tengan su constitución jurídica aprobada -tienen que pasar por el Tribunal de Libre Competencia y la Fiscalía Nacional Economíca- están todavía bajo el paraguas de AB Chile. Nosotros vamos a ser la incubadora, habiendo terminado el proyecto del APL, para tener a futuro alguna mínima infraestructura que tenga dedicación full time. Es un desafío importante: no solo tenemos que redactar la estructura, sino ver las implicancias que tiene sentar en la misma mesa a puros competidores entre sí; por lo tanto, eso requiere armar esquemas tarifarios, sistemas tecnológicos que permitan recabar datos. Las empresas requieren de un espacio neutral que les provea de medidas mínimas de regulación de la libre competencia, organismos que le den confianza. Seremos la incubadora del sistema de gestión bajo este paraguas gremial hasta que tome forma propia y sea una empresa independiente.
-¿Cómo han entendido el proceso otras empresas que quizás son socias de la Cámara, pero que aún no han adherido a TRAEE?
-Hay otras empresas que quieren sumarse. Tenemos un núcleo de empresas más organizadas, con quienes venimos trabajando desde 2016, desde antes de la promulgación de la Ley REP. Sesionamos de manera regular y vemos los avances. Pero tenemos un centenar de empresas del rubro, socias de la CCS, que están a la espera de ver cómo evoluciona esto. Están reticentes a ser tan pioneras y esperando ver que el sistema está más armado. No veo en este minuto a otra agrupación que esté tan avanzada en estos temas. TRAEE ya tiene un grupo de empresas consolidadas. Antes no tenian especialistas ambientales; ahora es necesario que los productos que importas tengan sus datos, para tener claridad sobre su materialidad, peso, etcétera.
La experiencia de los pilotos: falta educación ambiental
Entre agosto y noviembre de 2021 se llevaron a cabo 9 campañas como parte de un piloto de TRAEE que se abocó a rescatar pilas y residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. En total se recolectaron 30 toneladas de esta clase de residuos, y se constató mucha disparidad entre una comuna y otra. “Peñalolén, por ejemplo, lleva años antes de la Ley REP trabajando en el tema. Todos los vecinos saben que hay cuadrillas de recicladores de base que pasan equis días a la semana por sus viviendas. Tienen una red de comunicación con los vecinos súper avanzada”, explica Verónica Torres.
-¿Detectaron muchas brechas entre las comunas?
-Sí, ese es un desafío grande. Hicimos dos pasadas por cada comuna a través de dos modalidades: el punto limpio, dispuesto por los municipios, colegios o plazas, según la infraestructura disponible de cada cual, hasta donde los vecinos se acercaban a dejar sus residuos. En Puente Alto, por ejemplo, ya tienen infraestructura de recolección y se hacía más fácil. Les avisábamos que un día recogeríamos los artículos eléctricos y electrónicos. Dependíamos de las líneas de comunicaciones, poníamos gráficas y pasacalles. Al principio llegaba mucho cablerío y aparato pequeño. La segunda modalidad era retiro domiciliario. Adaptamos una página de los propios municipios para que la gente se preinscribiera y entregara una cocina, lavadora, refrigerador, de modo que el retiro con los camiones fuera más eficiente. Pero cada vez que llegábamos a una casa, aparecían otros enseres. El 65 por ciento de las 30 toneladas fue en puntos fijos; y el 35 por ciento fue domiciliario. Los aparatos que más se recolectaron fueron aparatos de intercambio de temperatura como refrigeradores, pero también había otros aparatos no tan clasificables. No había tantos celulares. Trabajamos con la mayoría de los operadores de RAEE para verificar el tema de la trazabilidad.