“La economía circular como una de las vías para enfrentar la crisis ambiental solo puede concebirse articulando a una gran diversidad de actores”
El vicerrector de Investigación de la Universidad Católica, Pedro Bouchon, analiza en esta entrevista el rol de la academia para impulsar un desarrollo más sustentable en el país. En este sentido, aborda la participación de la UC como socia fundadora de CircularTEC, cuya motivación fue “crear una propuesta robusta para la generación de soluciones de economía circular con foco en una actividad que tradicionalmente se había basado en un modelo extractivo o lineal, como es la minería”.
La descentralización y la colaboración multisectorial son vistas hoy en día como condiciones indispensables para lograr una respuesta pertinente a los múltiples desafíos que enfrenta el país, entre los que destaca el cambio climático y la degradación del medio ambiente. Sin ir más lejos, la semana pasada el planeta terminó de gastar todos los recursos naturales y servicios ecológicos de su “presupuesto” para 2022 (fue el Día del Sobregiro de la Tierra, que determina la Red Global de la Huella Ecológica). Sin embargo, en Chile ese día se cumplió mucho antes, el 15 de mayo, lo que subraya la urgencia de abordar esta situación.
Una propuesta concreta es avanzar hacia una Economía Circular y con ese objetivo se creó en 2021 el Centro Tecnológico de Economía Circular (CircularTEC) que, desde la región de Tarapacá busca convertirse en un polo de desarrollo económico, medioambiental, así como de equidad social. Este centro es un modelo de colaboración entre el mundo académico, empresarial y estatal. Uno de sus directores es Pedro Bouchon, vicerrector de Investigación de la Universidad Católica (UC), una de las instituciones fundadoras de CircularTEC.
Bouchon, ingeniero Civil Industrial de la UC y PhD del School of Food Biosciences de la University of Reading de Reino Unido, destaca en esta entrevista el valor de la colaboración, la vinculación territorial y el rol de las universidades para avanzar exitosamente hacia una economía circular.
¿Qué rol juega la colaboración entre el sector público, sector productivo, academia y sociedad civil en la adopción de la economía circular?
La crisis ambiental es, por esencia, uno de los problemas más complejos y multifactoriales que enfrenta la humanidad actual. Si miramos a la economía circular como una de las vías para enfrentar esta crisis, solo puede concebirse articulando a una gran diversidad de actores – públicos, privados, academia y sociedad civil-, que logren en conjunto identificar oportunidades y desarrollar marcos regulatorios claros, relevando la importancia de la generación de nuevo conocimiento y su transferencia, junto con la formación de capital humano capacitado para desarrollar nuevas tecnologías, implementar proyectos y financiarlos.
El concepto circular no se concibe sin que cada actor cumpla su rol: la producción del sector privado de bienes y servicios amigables con el medioambiente y con una lógica de sustentabilidad en el uso de los recursos requeridos; la demanda de los mismos por parte de consumidores y usuarios cada vez más exigentes del cuidado del medioambiente; los incentivos y las regulaciones que facilitan la adopción de cada una de las 5R (Reducir, Reparar, Recuperar, Reutilizar y Reciclar) y ciertamente, el sector educacional escolar y universitario, en particular de las nuevas generaciones, con flexibilidad y opciones de perfeccionamiento, junto con la realización de investigación de frontera. Esta debe incluir un enfoque interdisciplinario y multidimensional que permita abordar la complejidad y oportunidades de los desafíos que surgen, a través de un trabajo conjunto entre la academia, la industria pública y privada, de la mano del Estado, con una fuerte conexión global. Esto debe incluir la educación de la población, así como el desarrollo de estudios e investigaciones que permitan medir el desempeño de cada acción que impacta el medioambiente, junto con el desarrollo de nuevas tecnologías más eficientes en el uso de recursos y que hacen tangibles las 5R.
¿Qué rol tienen las universidades para impulsar el desarrollo sustentable y la economía circular en Chile?, ¿cuáles son sus principales desafíos?
Las universidades tenemos un rol crucial. Quizás el más evidente tiene que ver con la formación de los actuales y futuros profesionales que se desempeñarán en empresas, en el sector público o en la sociedad civil. Es fundamental que las universidades tengan un papel activo y claro en la preparación de nuevas generaciones, desarrollando oportunidades de formación que permitan abordar los desafíos con versatilidad, ajustando y diversificando opciones curriculares, con alternativas de especialización a nivel de magíster o doctorado, con una fuerte visión global, incluyendo habilidades transversales que permitan una integración laboral pertinente, trabajo en equipo, y que aprovechen las plataformas interdisciplinarias que permiten poner en acción a la ciencia, la tecnología, las ciencias sociales y las humanidades para abordar los retos del siglo XXI. Esto debe ocurrir fomentando una fuerte interacción con los distintos actores del ecosistema.
También debemos capacitar a nuestros propios investigadores en desarrollo sustentable y economía circular, y abordar estos temas desde la diversidad de disciplinas que albergamos, lo que nos permite realizar estudios e investigaciones –para establecer líneas base, evaluar o medir el desempeño y el impacto de bienes y servicios en el medioambiente- y apoyar desde nuestra pericia en la creación de normas y políticas públicas afines.
Ahora, si pensamos en la transición de Chile hacia una sociedad y economía basadas en el conocimiento, las universidades también debemos cumplir un rol en el desarrollo y transferencia de tecnologías que faciliten la concreción de las 5R en la vida cotidiana. Esas tecnologías deberían proceder de la ingeniería, la química, la física o la biología, por mencionar algunas disciplinas, con un enfoque de economía sustentable, pero también de la educación, el derecho, la sociología o las comunicaciones. Por último, también debemos fomentar el emprendimiento de base tecnológica que cuente con modelos de negocios innovadores y que también faciliten la ejecución de las 5R.
“Es crítico crear plataformas locales atractivas para atraer el mejor talento, así como el interés de innovadores y emprendedores de Chile y el mundo”.
¿Cuál es el rol de la Universidad Católica en este ámbito, y cómo se inserta ahí su vínculo con CircularTEC?
La UC es socia fundadora de CircularTEC, junto con otras entidades. Pero más allá de este dato formal, lo más importante es la motivación por la cual nos sumamos a este consorcio liderado por el Centro de Innovación y Economía Circular (CIEC): crear una propuesta robusta para la generación de soluciones de economía circular con foco en una actividad que tradicionalmente se había basado en un modelo extractivo o lineal, como es la minería. Ese es el tipo de desafíos que queremos enfrentar como una institución que busca generar y transferir nuevo conocimiento.
Esto se logra porque somos una universidad compleja, en el buen sentido de la palabra: contamos con 18 facultades, 40 centros interdisciplinarios de investigación y participamos en 32 centros científicos de excelencia (Fondap, Basales e Institutos Milenio), que en su conjunto abordan casi todas las disciplinas del saber y donde muchos están orientados a abordar esta temática desde distintas aristas, incluyendo el cambio global, la ecología, la gestión del agua, la energía, la ciencia de datos, la robótica, la interculturalidad, la cohesión social y la justicia educacional, por nombrar algunas.
Destaco en particular al Instituto para el Desarrollo Sustentable UC, cuyo foco es la formación de personas, la creación de conocimiento, la promoción y fomento de la ecología integral y la sustentabilidad. Y ciertamente, el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, que inspira, conecta y orquesta a diversos actores del ecosistema nacional.
¿De qué manera un Centro Tecnológico como CircularTEC contribuye a la descentralización y el desarrollo regional, en especial en la valoración del talento local?
Es fundamental la vinculación territorial. Si se trata de un proyecto relacionado con minería, resulta natural que esté localizado en la macrozona norte. Eso fue un punto vital para sumarnos a CircularTEC, porque permite abordar necesidades que surgen de realidades locales, por lo que su solución impactará positiva y necesariamente el desarrollo de la zona. Más aún, los casos exitosos generan oportunidades de transferir o “exportar” esas soluciones a otras zonas nacionales o internacionales. Asimismo, se prevé que el desarrollo del talento local tendrá mayores oportunidades para desempeñarse y se verá fortalecido por la interacción con otras capacidades que no son de la zona.
En este contexto, es crítico crear plataformas locales atractivas, como esta, para atraer el mejor talento, así como el interés de innovadores y emprendedores de Chile y el mundo. Estos énfasis iniciales permiten, a su vez, ampliar el ámbito de acción de la industria, teniendo el potencial de acelerar el crecimiento y la transición tecnológica-digital de las diversas industrias con las que interactúa y, paulatinamente, de otras más periféricas, ayudando a generar el ecosistema propicio.
¿Cuál es el peso de la investigación, desarrollo e innovación para la efectiva incorporación de la economía circular a los procesos productivos y cómo eso afecta el desarrollo del país?
La investigación, el desarrollo y la innovación son claves para la efectiva incorporación de la economía circular en cualquier proceso productivo. Esto adquiere mayor relevancia en un sector tan relevante para la economía chilena como es la minería, que corresponde al 14,6% de nuestro PIB y solo el cobre implica el 56% de nuestros ingresos por exportaciones (Sernageomin 2021). En este caso resulta aún más fundamental fomentar el desarrollo y transferencia de tecnologías (I+D), con base a modelos de economía circular que permitan el crecimiento de sectores productivos sustentables.
Por ejemplo, en el sector de minería del cobre, entre otras acciones, buscaremos la optimización de procesos de producción y sustentabilidad, mediante la extracción y purificación de elementos de valor en los relaves, como cobre, molibdeno, fierro no tratado, así como las apreciadas tierras raras. También queremos desarrollar procesos que permitan la reutilización de los relaves y residuos plásticos para generar nuevos productos –como bloques, cementos y áridos- para la construcción.
Mientras que en la pujante minería del litio nos enfocaremos en el desarrollo de sistemas tecnológicos eficientes y sustentables para la extracción y procesamiento del litio, bajos en consumo de agua y en emisiones de gases efecto invernadero para una minería sustentable. Tal vez una de las áreas de I+D más importantes será el desarrollo y prueba en entornos relevantes de baterías de litio, las cuales cuentan con alta demanda en la actualidad. Además, pensamos desarrollar prototipos de automóviles que empleen esas baterías de litio y así entregar valor agregado al mineral y avanzar en un tema de gran relevancia en la actualidad, como es la electromovilidad.
Finalmente, en el sector de energía solar aspiramos a desarrollar sistemas para el almacenamiento prolongado de la energía eléctrica y para el tratamiento de aguas (riles) mediante energía solar que permitan el consumo humano y su reutilización.
¿De qué manera se vincula la UC con la macrozona norte del país, su desarrollo tecnológico y el tránsito hacia modelos de economía circular?
Son diversos los trabajos en terreno que realizamos en la macrozona norte, los que incluyen las dimensiones ya expuestas, a las que se adicionan ámbitos como la educación, la arqueología o el desarrollo de vacunas, por nombrar algunos, en los que interactuamos con diversos actores locales, incluyendo a la academia.
La UC cuenta con ocho Centros y Estaciones Regionales, que se extienden desde 60 kilómetros al sur de Iquique (Alto Patache) hasta Puerto Williams (FabLab Austral). La misión de esta red (RCER) es promover el trabajo interdisciplinario en terreno de investigadores, a través de la interacción con los ecosistemas más representativos de Chile, junto a las comunidades.
En el caso específico de la Estación de Alto Patache, justamente, busca desarrollar soluciones tecnológicas innovadoras para la sustentabilidad de actividades humanas en ambientes desérticos, como sistemas de conversión de energía solar, fuentes energéticas hidráulicas, e investigación en ámbitos de diseño. Por ejemplo, a partir de estas investigaciones se han logrado diseñar los “atrapanieblas”, que permiten obtener agua de forma limpia, permanente y sustentable.