Sebastián Vicuña, director del Centro de Cambio Global UC, adelanta aspectos clave del estudio “Adaptación al Cambio Climático de Interchile”
En el marco de la Séptima Semana del Clima, durante esta jornada serán presentados los avances del plan de adaptación que ISA Interchile está elaborando en colaboración con el Centro de Cambio Global UC y con apoyo del Centro de Energía UC, con el objetivo de fortalecer la resiliencia de su infraestructura de transmisión eléctrica y de las comunidades aledañas. El análisis y la planificación abordan los riesgos físicos asociados a la crisis climática -como las olas de calor, incendios, aluviones, y disminución de precipitaciones-, y los riesgos de transición, entre los que se cuentan aspectos regulatorios, de mercado, tecnológicos y de reputación. “Los riesgos hay que tratarlos por separado, porque son de naturalezas distintas. Lo que sí, se puede priorizar las zonas y el tipo de riesgo donde la empresa debe concentrar los mayores esfuerzos”, comenta a País Circular el Director del Centro de Cambio Global UC, Sebastián Vicuña.
¿Qué pasa cuando se corta la luz? Son tantas las consecuencias de un corte de energía eléctrica para la vida cotidiana, tanto para los ciudadanos como para el sector productivo, que una enumeración sería demasiado extensa. Un botón de muestra es lo ocurrido luego de los fuertes vientos registrados en la zona centro-sur a principios de este mes, cuyas consecuencias dejaron a miles de hogares sin luz.
Si bien esta crisis se provocó principalmente en la distribución de energía, fenómenos como vientos extremos, olas de calor, incendios, aluviones, por mencionar algunos, ponen en riesgo todo el sistema eléctrico, desde la generación hasta la distribución, pasando por la indispensable infraestructura de transmisión.
En ese contexto y en el marco de la crisis que está cambiando radicalmente los patrones climáticos, la empresa ISA Interchile, concesionaria de las líneas de transmisión Cardones-Polpaico (desde la región de Atacama hasta la Metropolitana) y Encuentro-Lagunas (desde Tarapacá a Antofagasta), así como las subestaciones asociadas, está en el proceso de elaboración de un plan de adaptación al cambio climático que permita reducir los riesgos, tanto para sus activos como para las comunidades más cercanas, y mantener la continuidad de su servicio reduciendo la posibilidad de que “se corte la luz”.
Para elaborar este plan cuentan con la asesoría del Centro de Cambio Global de la Universidad Católica, en colaboración con el Centro de Energía de la misma universidad, que con un equipo interdisciplinario de casi 20 personas han estado cerca de un año y medio analizando toda la información necesaria para avanzar en los objetivos de esta planificación. Si bien el documento definitivo debiese estar listo a fines de septiembre, los principales resultados de la primera etapa de este estudio serán dados a conocer durante esta jornada, en el marco de la 7ª Semana del Clima, evento organizado por País Circular con el auspicio de ISA Interchile, compañía perteneciente al Grupo ISA.
La exposición estará a cargo del Director del Centro de Cambio Global UC, Sebastián Vicuña, quien adelantó a País Circular algunos de los elementos centrales de lo que será su presentación del estudio “Adaptación al Cambio Climático de Interchile. Un aporte desde la infraestructura de transmisión energética”.
Según explica el investigador, la primera parte del plan -el diagnóstico para diversos escenarios climáticos- ya está completada y actualmente están trabajando en las propuestas de adaptación, que incluyen tanto aspectos de infraestructura como acciones de coordinación y monitoreo, entre otras. Asimismo, subraya que no solamente se incluyen análisis y propuestas en relación a los riesgos del cambio climático, sino que también se estudian las oportunidades que se presentan. “Estamos usando los criterios del TCFD (Task Force on Climate Disclosure), que permite a las empresas divulgar información financiera relacionada con el clima desde una visión amplia, considerando la gestión de riesgos y oportunidades”, aclara el académico.
De manera didáctica, Vicuña explica que el “riesgo” es la confluencia de tres elementos: amenaza, vulnerabilidad y exposición. Para estos efectos, la vulnerabilidad se entiende como “una condición previa, algunas características intrínsecas que hacen que una amenaza genere un riesgo”; mientras que la exposición es “esencialmente el traslape espacial que existe entre lo que estoy tratando de proteger, y esa amenaza de origen climático”.
“Ya analizamos las distintas amenazas, vimos cuáles eran los riesgos dentro del sistema de infraestructura y comunidades aledañas de esta infraestructura, también hicimos priorización espacial de algunos de estos riesgos, entendiendo que no todos se manifiestan de la misma manera en el territorio”, comenta Vicuña, quien es Doctor en Ingeniería Civil y Ambiental.
Sobre el último punto, de las diferencias territoriales, pone como ejemplo la amenaza de incendios, cuya probabilidad de ocurrencia es mucho mayor en los lugares donde hay combustible (como vegetación seca), por lo que afecta más a la zona centro y centro-norte del país, y no tanto a la zona norte. “Por eso hicimos una diferenciación de espacios y estamos entregando mapas bien detallados donde se puede entender dónde están los focos de mayor preocupación”.
“Estamos trabajando en el contexto de los riesgos físicos a nivel del negocio propio de ISA Interchile, que es la transmisión de electricidad -tanto en términos estructurales como operacionales-, y también -esta es una preocupación relevante de ISA Interchile-, en el riesgo que ocurre en los territorios donde ellos están operando”.
Riesgos físicos analizados
Con el cambio climático, señala el Director del Centro de Cambio Global UC, las empresas se ven enfrentadas a dos grupos de riesgo: físicos y de transición. Los primeros son aquellos ocasionados principalmente por cambios en los patrones de precipitación y de temperatura; mientras que los segundos tienen que ver con las regulaciones, cambios tecnológicos y temas reputacionales.
“Hay riesgos de tipo físico, que son los que quizá más entendemos y nos parece más intuitivo. Cambios en variables de origen climático, lo que llamamos la amenaza, que termina afectando el servicio del sistema de transmisión, pero también pueden estar afectando a otros, por ejemplo, comunidades que están cercanas a las líneas. Y ahí están las cosas que uno conoce: olas de calor, incendios, aluviones, cambios en la disponibilidad de agua, son algunas de esas amenazas”, comenta Vicuña.
“Estamos trabajando en el contexto de los riesgos físicos a nivel del negocio propio de ISA Interchile, que es la transmisión de electricidad -tanto en términos estructurales como operacionales-, y también -esta es una preocupación relevante de ISA Interchile-, en el riesgo que ocurre en los territorios donde ellos están operando”. En este sentido, el investigador explica que pueden existir riesgos compartidos entre los activos de la empresa y las comunidades, pero también hay riesgos diferenciados. Por ejemplo, dice, una ola de calor puede afectar a ambos, pero la reducción en la disponibilidad de agua afecta más las personas que a la compañía, porque en la transmisión eléctrica el agua no es un insumo tan importante como en otras actividades.
No obstante, una reducción en las precipitaciones supone un riesgo en relación a la necesidad de lavado de las líneas de transmisión, que es esencial para mantener una transmisión eficiente y minimizar los riesgos de fallas. Al respecto, Vicuña explica que “cuando se acumula polvo, material particulado, en los conductores de las líneas de transmisión, se pueden producir cortocircuitos (…) En aquellos lugares donde llueve se limpia solo ese sistema; donde no llueve, hay que estar constantemente limpiándolos; y hay lugares intermedios, donde la precipitación permite tener una frecuencia de lavado no tan intensa, pero hay que hacerla. El problema está en aquellos casos donde quizás haya que aumentar esa frecuencia de lavado para reducir los efectos que estaría generando una disminución en la precipitación y el lavado natural”.
Consultado sobre el riesgo asociado a vientos extremos, el director del Centro de Cambio Global UC señala que no ha sido incluido en este estudio porque “no es una variable de fácil resolución”, aunque no descarta que se pueda hacer. Una de las complejidades para el análisis de este componente, dice, es que los modelos de cambio climático (GCM) con los que se hacen los análisis entregan datos cada 50 kilómetros, una distancia en la que la variable del viento puede cambiar mucho, a diferencia de lo que ocurre con precipitaciones y temperatura.
Ejemplos de vulnerabilidad
El estudio para Interchile identifica entre los principales riesgos para las comunidades una menor disponibilidad de agua por disminución de precipitaciones; olas de calor; e incendios, para los cuales se establecen consideraciones de adaptación. Consultado sobre las vulnerabilidades que identificaron frente a estas amenazas, Sebastián Vicuña señala que “en el caso del agua, aquellas comunidades que tienen pozos para abastecerse de agua potable -muy común en esta zona-, si esos pozos no son suficientemente profundos y hay baja disponibilidad de agua [en el acuífero], entonces se quedan con los pozos sin poder utilizarlos. Esto afecta el consumo humano, la salud, y también la producción agrícola, tanto como sustento económico como autoconsumo; esa es la vulnerabilidad frente a una disminución en la disponibilidad hídrica”.
Con respecto a las olas de calor y el riesgo que puede suponer para la salud, el investigador de la UC explica que “hay población que es más vulnerable, como las personas de mayor edad, los niños, o personas que no tienen el acondicionamiento adecuado en sus hogares, o personas que trabajan al aire libre; son las más vulnerables y uno se encuentra con varios de estos ejemplos en las comunidades cercanas”.
Por otra parte, si se observa la infraestructura, su vulnerabilidad frente a las olas de calor está dada por las características de los cables. Así lo explica el académico: “Es un tema complejo. Cuando la temperatura es muy alta los cables, que tienen ciertas propiedades elásticas, es decir, que se extienden con la temperatura, pueden extenderse hasta tal punto que llegan a estar muy cerca de los elementos que están en la tierra y, si un cable se conecta con lo que está en la tierra, se produce un cortocircuito y eso afecta a la línea completa”.
¿Qué se hace en esos casos? “Se deja de transmitir por la línea, no es que la línea se vaya a cortar físicamente, sino que no la puedo operar, porque la electricidad hace que se caliente más la línea, entonces tengo que tratar de evitar esto y la corto, y al cortar la transmisión de electricidad obviamente se generan problemas, porque se acumula la necesidad de transmitir electricidad y, cuando no tengo muchas alternativas, o no tengo mucha redundancia, esto puede terminar afectando la distribución en alguna zona completa”, añade Vicuña.
Este tipo de situaciones no son fáciles de resolver, agrega, porque eventualmente implica modificaciones de gran magnitud que no dependen solo de la empresa, sino también del regulador, es decir, del Estado.
“En el mundo eléctrico los cambios tecnológicos ocurren muy rápido y son muchos -las baterías, el hidrógeno verde, todo lo que está ocurriendo con las energías renovables-, entonces, no adelantarse, no estar atento a esos cambios tecnológicos, significa un riesgo, porque puedes quedar fuera de un mercado”.
Riesgos de transición y oportunidades
Los principales riesgos de transición identificados en el estudio para Interchile tienen que ven con aspectos regulatorios, de mercado, tecnológicos, y reputacionales. “Los riesgos de transición son esencialmente aquellos que ocurren en la medida en que una actividad -actividades económicas, empresas- no se adecúa en su operar para lo que significa estar en el futuro en un mundo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, y un mundo más resiliente. (…) Si no adecúa su accionar se genera algún tipo de riesgo, algún problema para la sostenibilidad, en este caso económica, de la empresa”, resume el investigador.
En cuanto a lo reputacional, está relacionado con cómo la empresa responde frente a lo que le corresponde y también a lo que se espera de ella, por ejemplo, en su rol comunitario. Mientras, los aspectos tecnológicos se refieren a la capacidad de responder con la celeridad adecuada. “En el mundo eléctrico los cambios tecnológicos ocurren muy rápido y son muchos -las baterías, el hidrógeno verde, todo lo que está ocurriendo con las energías renovables-, entonces, no adelantarse, no estar atento a esos cambios tecnológicos, significa un riesgo, porque puedes quedar fuera de un mercado”, comenta Vicuña.
En este punto, agrega, se trata también de una oportunidad: “Para un operador de transmisión eléctrica, entender que están cambiando los focos de generación desde una parte del país a otra, producto de la necesidad de energías renovables, es una oportunidad, porque está indicando que hay necesidades de transmisión que antes no existían. Entonces, es un tema que le preocupa a la empresa y que puede, obviamente, ofrecer un servicio adicional para responder a la necesidad más global, que en este caso es la carbono neutralidad”.
“No es correcto tratar de ir integrando o juntando los riesgos, hay que tratarlos por separado, porque son de naturalezas bien distintas en muchos casos”.
Plan de adaptación
Aunque aún están en la etapa de elaboración del plan de adaptación para Interchile, Sebastián Vicuña adelanta que, si bien incluye acciones que tienen que ver con la infraestructura, “también el plan tiene mucho sobre aspectos de coordinación, de relaciones internas y con el medio, con otros actores del sistema eléctrico, con otros actores del sistema de la gestión de desastres”, como Senapred, CONAF, la Dirección Meteorológica de Chile, etc.
A modo de ejemplo, algunos temas que se pueden abordar con “obras” pueden ser la protección de “ciertos componentes de la infraestructura frente a la ocurrencia de deslizamientos de tierra, aluviones, fenómenos que van por el lado del exceso de precipitación en conjunto con altas temperaturas”.
Sin embargo, “acá no solamente hay implementación de obras de tipo físico o readecuación de infraestructura, sino que también hay coordinación, hay monitoreo importante; estamos proponiendo que ellos tengan una activa participación en los sistemas de monitoreo de amenazas y de vulnerabilidades, es decir, ver qué está pasando con la infraestructura en el tiempo, cómo está la carga de combustible en torno a las torres, por mencionar un ejemplo”, comenta el Director del Centro de Cambio Global UC.
En resumen, dice el investigador, el plan que están diseñando se estructura en varios pilares, unos que van directamente a resolver algunos de los riesgos; otros que van a generar condiciones habilitantes para responder frente a los riegos -como información, monitoreo, coordinación-; y también va a incluir “elementos que van a tratar de mirar el negocio desde una perspectiva más amplia, viendo dónde existen riesgos y oportunidades para ISA Interchile”.
Con todo, Vicuña destaca el hecho de que se trata de un negocio regulado, que responde a los requerimientos del Estado, es decir, “se construye lo que el Estado pide y con las características que pide”. En ese contexto, agrega, “la empresa puede hacer cosas, pero dependen mucho de lo que el Estado, el regulador, indique”. Por ejemplo, dice, para futuras líneas de transmisión el Estado ya debería estar pensando en materiales que tengan mayor resistencia a las altas temperaturas, también considerar la redundancia del sistema, cómo se reparte la carga para tener respaldo.
“¿Qué pasa cuando falla una parte del sistema, por un foco de incendio, una ola de calor, un aluvión?”, plantea Vicuña y sostiene que la respuesta pasa tanto por la capacidad de recuperación de la empresa como por la capacidad del Estado de regular estos temas.
Consultado sobre alguna conclusión general del estudio, el Director del Centro de Cambio Global UC responde que “un mensaje que entregamos es que no es correcto tratar de ir integrando o juntando los riesgos, hay que tratarlos por separado, porque son de naturalezas bien distintas en muchos casos. Lo que sí, se puede priorizar el lugar, la zona donde están generándose los riesgo y, también, se puede priorizar qué tipo de riesgo es el que la empresa debería estar enfrentando con mayor esfuerzo. Eso es más o menos la naturaleza del plan que estamos diseñando”.