Los Recuperadores: el emprendimiento familiar de Machalí que restaura objetos usados
Creado por la periodista Verónica San Juan y el arquitecto Gustavo Vivanco, este proyecto les da una segunda vida a objetos/productos/bienes que la gente deja de usar en las comunas de Machalí, Rancagua y Santiago. Cada uno de los integrantes de este matrimonio se especializa en reacondicionar distintos tipos de materiales: Verónica de los libros y Gustavo de los muebles.
La periodista Verónica San Juan dice que, aunque la reconoce como una frase cliché, Los Recuperadores nació como una oportunidad ante una crisis. En 2014, a su esposo Gustavo Vivanco, arquitecto de profesión, le detectaron un cáncer cerebral del que afortunadamente sobrevivió, pero que en ese entonces les forzó a buscar recursos para financiar los tratamientos.
“Lo primero que hicimos fue pedirle a los amigos y a la familia cosas que ya no usaran para poder venderlas. Mi marido ya no podía trabajar y yo me tuve que retirar de la pega también. Así empezamos a recolectar cosas, ropa, lo que fuera, aquí en el portón de nuestra casa”, narra San Juan, quien vive con Vivanco desde 2006 en Machalí, Región de O’Higgins.
En ese entonces, ni siquiera pensaban en llamarse Los Recuperadores. Sólo se instalaban fuera de la casa, principalmente los domingos, para recolectar diferentes objetos que se ocupaban en restaurar. Habían adquirido un terreno grande, y entonces ambos pensaron cómo generar algún emprendimiento desde ese lugar.
“Ya que ninguno podía trabajar en sus profesiones, decidimos trabajar juntos. En algún momento yo pensé en una tienda de frutos secos, empecé a investigar cómo hacerlo: una tienda de frutos secos con productos sólo de esta región para darle un carácter. Todo era muy intuitiva”, recuerda San Juan sobre lo que ocurría en 2016, dos años más tarde del descubrimiento de la enfermedad de su esposo.
De la idea intuitiva ambos pasaron rápidamente a configurar un negocio. Sin embargo, no tenían un espacio, por lo que recurrieron a un familiar para ver si les podía apoyar con recursos. “Costó convencer a un ser humano al que tú le explicas qué quieres hacer. Conseguí que me aportara dinero para poder construir una tienda”, señala la periodista. Esto ocurrió en 2017, año en que ya tenían claridad sobre querer impulsar un proyecto que restaurara todos los objetos que la gente dejara de usar en sus casas. Lo bautizaron como Los Recuperadores.
“Al revisarlos, me preocupo de ver si los libros tienen algún valor patrimonial para donarlos a alguna institución que los pueda seguir resguardando”.
“Un día estaba en Independencia en un restorán chiquito con mi marido y una amiga, y les pregunté: ¿Cómo les suena el nombre Los Recuperadores?”, recuerda San Juan. A ambos les pareció bien.
La casa resultó como una especie de granero, construida en madera, revestida en adobe, al estilo de las casas de campo antiguas, donde pudieron iniciar la marcha de Los Recuperadores en Machalí. Todas las ventanas y puertas fueron obsequiadas por unas personas del barrio Elías de la Cruz, reconocido como zona de conservación histórica en la comuna de Ñuñoa.
“Sin conocernos le encantó lo que nosotros estábamos haciendo y nos regaló esas puertas y ventanas. Fuimos a buscarlas. También la casa construida tenía ventanas de una escuela de Rancagua”, agrega San Juan, buscando, por cierto, añadir elementos reciclados a la naciente tienda.
Desde ese minuto, el concepto de Los Recuperadores estaba claro: retiramos lo que ya no usas y le damos nueva vida. Luego llegó la hora de fabricar un cartel y de crear las redes sociales para promocionar el emprendimiento. Fue extraño para ella recibir los primeros llamados, cuando los interesados preguntaban: “Aló, ¿Los Recuperadores?”
De un momento a otro, tanto Gustavo como Verónica aprovecharon sus respectivas habilidades para trabajar distintos tipos de objetos/implementos/productos que la gente donaba. A él se le hizo más fácil empezar a restaurar muebles, ya que, en tanto arquitecto, tenía una facilidad innata para esa tarea. “Era una cosa muy autodidacta, él sabia un poco de carpintería y se le dio naturalmente el hecho de pintar los muebles. Lo mismo ocurría con los artículos eléctricos y electrónicos”, reseña San Juan.
En cambio, para San Juan, que antes de periodismo estudió literatura, se focalizó en la restauración de libros. Ambos, muebles y libros, son la fortaleza esencial de Los Recuperadores. Han participado en ferias, plazas y otras instancias donde ofrecen los productos que reparan y luego venden.
“Yo revisaba los libros. No quería vender ni regalar ni donar libros piratas. Quería ofecer libros que fueran originales y debía tener el ojo para revisarlos, clasificarlos, etcétera”, plantea la periodista. No todos los libros se venden. Dependiendo de la condición y de la temática, muchos de esos textos son ocupados para donaciones. Igualmente, “tuvimos que empezar a educar a la gente que nosotros no éramos como una empresa que retiraba basura ni escombros. Entonces, empezamos a elaborar una lista sobre qué cosas retirábamos y qué cosas no”, añade.
“Al revisarlos, me preocupo de ver si los libros tienen algún valor patrimonial para donarlos a alguna institución que los pueda seguir resguardando”, complementa San Juan, quien reconoce que, dentro de Los Recuperadores, los libros son su “especialidad”.
Según San Juan, “la gente pensaba que retirábamos cualquier cosa, en la condición que estuviera y lo pasamos súper mal”. Una vez fueron a buscar ropa a un sector de Machalí y se encontraron con que las prendas venían en muy malas condiciones, manchadas, en la misma sintonía con lo que ocurre en las campañas solidarias ante emergencias.
“Te juro que yo tenía ganas de llorar. No podía creer cómo pueden entregar cosas en esas condiciones y en un volumen bastante importante. Más encima era un espacio de terapias complementarias, de yoga, entonces me hizo mucho ruido de cómo estas personas, que supuestamente armonizan la vida de los demás, nos entregaban pura basura”, señala San Juan. Tras ello, se propusieron con Vivanco decir que no a muchas donaciones.
En síntesis, al año 2024, Los Recuperadores retiran muebles pequeños como cómodas, veladores, mesas de centro, mesas redondas, mesas de arrimo, camas que se pueden desarmar; libros para adultos y niños en buen estado; ropa de casa en buen estado, cortinas y manteles; alfombras, lámparas, cuadros, marcos y objetos de decoración; utensilios de cocina, ollas, sartenes, cuchillería, loza, vasos, fuentes; objetos antiguos, herramientas, artículos eléctricos que estén funcionando, CDs, casetes y vinilos. “Es una lista base, pero la gente puede preguntar por otras cosas y yo respondo si los recibimos o no”, avisa Verónica.
“Cuando me preguntan cuál es nuestro modelo de negocio, yo siempre respondo que nunca nos planteamos como modelo de negocio. Lo que sí nos interesa es colaborar, participar”, agrega.
Desde la pandemia, la tienda no está funcionando, pero igualmente Los Recuperadores sigue retirando material en desuso desde las comunas de Machalí, Rancagua y Santiago.
“En Santiago hacemos como una ruta de retiro, nos manejamos para no toparnos con los tacos. Pero también recibimos las cosas en nuestra casa”, aclara San Juan.
Los Recuperadores puede ser contactado a través de su cuenta de Instagram o por el whatsapp +56981203250.