Aliwen: el emprendimiento sureño que vela por la salud menstrual con enfoque sostenible
La empresa nacida en 2016 en Puerto Varas fabrica toallas menstruales reutilizables que evitan el uso de toallitas desechables, lo que contribuye a una mejor salud para la mujer y al cuidado del planeta. Al margen de las toallas, Aliwen tiene otros productos asociados a la salud menstrual como calzones y discos menstruales y protectores diarios, así como también de salud general como cepillos de bambú, pañales ecológicos y portachupetes.
El año 2016 Gabriela Vega conoció los beneficios de la copa menstrual y dejó atrás por primera vez el “sufrimiento” -según sus palabras- que le provocaba la menstruación. Al rato se acordó de unas máquinas de coser que tenía en su casa de Puerto Varas y se puso a hacer unos pañitos. Recordó el quehacer de su madre, que también hacía pañitos, y pensó que a través de este material podría tener una menstruación no solo más amigable con el cuerpo, sino con el medio ambiente.
“Aliwen nace para salvarme a mí de no tener estos malestares. En ese momento, mi esposo me dijo: ‘Pero no creo que tú seas la única que sufre este malestar’. Y ahí concluí que lo más probable era que hubiera más mujeres que sintieran que la menstruación es un tema tabú, escondido, donde hay un desconocimiento en las tallas y en el uso de los tóxicos del plástico”, explica Gabriela Vega, quien trata de “empoderar a las mujeres respecto de la información de la menstruación” y del nocivo uso de las toallas plásticas.
Ese mismo año 2016, entonces, vio la luz Aliwen en Puerto Varas, aunque se formalizó como empresa en 2020, año en que, además, adquirió una máquina de coser industrial. Primero hizo una cuenta de Facebook, en los tiempos en que aún no había Instagram, y se preocupó de investigar por internet acerca del uso de estas toallitas reutilizables. “En esa fecha había sólo una chica que era pionera en Chile. Puedo decir que yo fui la segunda mujer que confeccionó estas toallitas de tela para la menstruación”, agrega, orgullosa, Gabriela Vega, quien después empezó a sumar más productos al catálogo, convirtiéndose actualmente en un emprendimiento que vela por la salud menstrual de las mujeres.
Vega reconoce que la adquisición de estas toallas es una inversión, y no un gasto, porque, bien cuidadas y bien lavadas, tienen una durabilidad que se puede prolongar hasta tres o cuatro años. “Yo tengo toallitas que uso desde hace ocho años. Finalmente es como una prenda de ropa. Yo hago videos de cómo lavarlas para que duren más. Sin duda, en términos económicos, el negocio no es muy bueno porque es muy sostenible en el tiempo que no se necesita comprarlo a cada rato como las toallas desechables”, explica la creadora de Aliwen.
Dentro de la oferta de Aliwen, existen dos packs de tres toallitas cada uno: uno llamado “flujo normal” y otro “flujo nocturno”. La diferencia viene dada por las capas protectoras: mientras la de flujo normal tiene cuatro capas absorbentes, la de flujo nocturno (o “flujo alto”) tiene siete. La de flujo normal es la que más se vende. Aliwen solamente tiene venta por el sistema e-commerce, aunque en localidades cercanas como Frutillar, Puerto Montt, Llanquihue se puede hacer persona a persona.
El uso de toallas reutilizables, asegura Gabriela Vega, deriva en una desintoxicación del cuerpo y provoca que el tiempo de la menstruación se reduzca ostensiblemente. “Cuando usamos desechables, menstruamos mucho más. Cuando nos cambiamos a las reutilizables, la menstruación, en vez de durar siete días, puede durar hasta tres a cinco días”.
En cuanto a la materialidad, explica Vega, las toallitas son de algodón estampado provisto por otra emprendedora que posee la única tienda de telas de Puerto Varas, es decir, el emprendimiento tiene un enfoque profundamente ecológico y local. Dice Gabriela que “las capas de absorbentes van hacia la vulva y luego hay una tela que se llama hipora que es impermeable y respirable, y se coloca hacia la ropa interior, lo que impide que pase el flujo”.
La forma en que se desechan, asimismo, es “muy amorosa”, como describe la fundadora de Aliwen. “Lo único que se echa a la basura son los broches de resina. Esos sí se cortan. Pero la toallita completa la llevas a la tierra y ya está, porque es biodegradable y se completa el proceso. Hay personas que nos dicen: ‘mi toalla no se pasa, pero está muy viejita’. Bueno, puede desprenderse de ella: lo único que se desecha son los broches; tú la cortas y la echas a la tierra”, añade.
“.Sin duda, en términos económicos, el negocio no es muy bueno porque es muy sostenible en el tiempo que no se necesita comprarlo a cada rato como las toallas desechables”.
Una empresa integral de salud menstrual
Si bien Aliwen partió elaborando toallitas para la menstruación, de a poco abrió el abanico hacia otros productos siempre en el contexto de la salud menstrual de las mujeres. Ejemplo de ello son las toallitas post parto. “Voy acompañando a las mujeres en distintas etapas de la vida. Apuesto a tener un set de productos asociados”, dice la creadora de Aliwen.
También la empresa cuenta con la línea Mamá Aliwen, donde ha fabricado toallas de tela post aborto, que buscan evitar el uso de los apósitos plásticos. Vega cuenta que poco a poco los hospitales se han abierto al uso de las toallitas de tela post parto.
Otro producto muy cotizado son los protectores diarios de tela, ya que, según Vega, “existe un miedo muy grande de la mujer en manchar su calzón, por lo que se compran 100 protectores diarios para un mes, lo que redunda en un daño medio ambiental. Hay mujeres a las que les gusta mucho esta opción, ya que tienen la misma funcionalidad de la toallita. El calzón menstrual es otro de los productos que causa furor y que “muchas mujeres lo prefieren por sobre las toallitas”, dice Gabriela.
“Ahora se da que las marcas de toallas están vendiendo la copa menstrual, por ejemplo. Se está dando este cambio más ecológico porque hubo mujeres pioneras en Colombia, Argentina y Chile que empezaron a hacer toallas de tela”, agrega.
En este negocio, del mismo modo, prevalece la colaboración. Dentro de los productos anexos que tiene Aliwen en su sistema de e-commerce también hay, por ejemplo, portachupetes que son fabricados por una amiga de Puerto Varas. Además se venden cepillos de bambú, pétalos desmaquillantes y pañales ecológicos, entre otros.
Antes de vender solamente vía online, los productos de Aliwen se vendían en una tienda de productos a granel llamada La Balanza, en la misma ciudad sureña, pero que ya desapareció. Como Aliwen se abastece sólo de la única tienda de telas que hay en Puerto Varas, evita la huella de carbono que supondría traer la materia prima desde Santiago.
“El fuerte de Aliwen siempre fue Santiago. Acá nadie conocía el producto. Lo poníamos en las ferias y no pasaba nada. Esta tienda a granel La Balanza tenía productos como los míos, pero eran de Santiago, y me propusieron vender mis productos ahí. Dejaron de comprar en Santiago y prefirieron local.
Lo positivo, cierra Gabriela Vega, es que Aliwen ya está posicionado en todo Chile, puesto que le han llegado comentarios de clientas de lugares tan distantes entre sí como Arica y Coyhaique, pasando por Antofagasta, Coquimbo y otras localidades. Ella agradece el interés y lo entiende porque finalmente “el ciclo menstrual es el que da la vida, es algo súper fundamental”.