Son tiempos de calibrar el mensaje ESG
“Calibrar el mensaje ESG no es moderar la ambición. Es volverla creíble, gestionable y estratégica. Son tiempos desafiantes, sí, pero también llenos de oportunidades para quienes entienden que el futuro será sostenible… o simplemente no será”.


Hace poco asistí a un interesante panel en que se hacía la siguiente pregunta inicial: “Sostenibilidad empresarial: ¿Estrategia de negocios o tendencia en retirada?”. La pregunta es buena, pero todos aquellos que llevamos muchos años en esto, sabemos que la respuesta es ‘estrategia de negocios’ y que es necesario ir un poco más allá y profundizar algunos conceptos…
Durante años hemos sido testigos de cómo la sostenibilidad ha evolucionado desde un enfoque de caridad o responsabilidad social empresarial (RSE) hacia un componente estratégico, clave para la competitividad. Hoy, sin embargo, el entorno exige una nueva reflexión: ¿cómo comunicamos y gestionamos efectivamente la sostenibilidad en un mundo que parece oscilar entre la urgencia ambiental, la crítica al “activismo corporativo” y la necesidad de resultados concretos?
Parto diciendo y descartando la creencia de vivir un movimiento pendular, primero a favor y luego, contra los temas ESG. La evidencia global indica que la preocupación por estos temas es mayor que nunca en empresas, entes regulatorios y gobiernos.
Sin embargo, estamos ante una era en que el péndulo ideológico intenta empujar hacia los extremos. La sobrerrepresentación de ciertas causas ha generado una contracorriente visible, especialmente en algunos países. Pero, lejos de restarse, las empresas deben asumir un rol propositivo. No es momento de abandonar convicciones, sino de revisar cómo se expresan, cómo se fundamentan y cómo se vinculan con los intereses estratégicos del negocio.
Lo mismo aplica a metas climáticas o compromisos de diversidad. No se trata de borrarlas del mapa, sino de garantizar que estén bien fundamentadas, sean viables, alineadas con los objetivos de la empresa y respondan a expectativas reales de sus grupos de interés. Son tiempos de calibrar el mensaje ESG, y calibrar no es retroceder; calibrar es avanzar con foco y madurez.
Hoy, más que nunca, las empresas necesitan una gobernanza de sostenibilidad robusta, personas empoderadas que lideren el proceso, comités transversales que lo integren, y una conexión clara con el directorio y la primera línea ejecutiva. La sostenibilidad no es resorte exclusivo de un área, sino de toda la organización.
En este nuevo escenario, urge distinguir entre empresas que dicen, las que hacen, y aquellas que son. Las primeras caen en el greenwashing; las segundas cumplen con el checklist. Pero las que realmente generan valor son las que han integrado la sostenibilidad en su ADN y la gestionan con evidencia, indicadores y procesos de mejora continua. Y aún más: están aprendiendo a comunicarla con equilibrio, pertinencia y transparencia.
No hay una única ruta, sí hay elementos clave: buena gobernanza, claridad en la materialidad, liderazgo consciente y una narrativa que conecte convicción con evidencia.
Calibrar el mensaje ESG no es moderar la ambición. Es volverla creíble, gestionable y estratégica. Son tiempos desafiantes, sí, pero también llenos de oportunidades para quienes entienden que el futuro será sostenible… o simplemente no será.