¿Qué harías si no tuvieras miedo?
“Me gustaría que por unos segundos pensaras en qué te gustaría construir si fueras emprendedor. ¿No se te ocurre nada? ¿Se te viene a la mente algo novedoso? ¿Te vuelve a la cabeza una idea que hace tiempo viene dando vueltas? “
Esta es una pregunta común cuando tienes que decidir qué hacer con tu vida. A veces esa pregunta es sobre nuestro siguiente paso laboral.
¿Qué pasará por la cabeza de alguien que decide hacer una startup? Es altamente improbable que tenga éxito. Sin embargo, hacen caso omiso a las estadísticas, al miedo al fracaso, y se lanzan a construir un producto o servicio que creen será mejor que lo que ya existe.
Me gustaría que por unos segundos pensaras en qué te gustaría construir si fueras emprendedor. ¿No se te ocurre nada? ¿Se te viene a la mente algo novedoso? ¿Te vuelve a la cabeza una idea que hace tiempo viene dando vueltas?
Cuando nos empleamos, gran parte de nuestro foco está en cumplir las metas de la empresa o cumplirle a nuestra jefatura. Inherentemente, hay un efecto de conectar con un foco externo. Pero cuando emprendemos, el foco es interno. Es una mirada hacia cómo nos gustaría que fuese el mundo en un aspecto particular, cómo creemos que podemos mejorarlo.
Las grandes compañías hace un tiempo se dieron cuenta de que hay algo interesante en la decisión de armar una startup. Es muy difícil simular el vértigo de construir un emprendimiento innovador y escalable en un espacio seguro como una compañía establecida. A veces, nuestro mejor desempeño se logra cuando no tenemos red de protección y eso hace atractivas las startups para una compañía sólida.
Y en mi opinión debemos honrar esa valentía. Ese arrojo. Ser un empleado es totalmente digno, totalmente desafiante, incluso recomendable. Sin embargo, ser un emprendedor es claramente un camino más arriesgado. Uno en el cual, si tienen éxito, no solo reciben una recompensa monetaria, sino que entregan al mundo un nuevo producto o servicio de valor, más varios nuevos puestos de trabajo que antes no estaban allí.
Por eso es necesario apoyarlos en los desafíos que enfrentan. En la falta de financiamiento, en su tensión constante, en su dificultad para acceder a nuevos clientes o en sus pocas oportunidades para mostrar lo que hacen al mundo.
Como Socialab convivimos con estos emprendedores, pero también convivimos con grandes empresas que los observan. En esta ocasión me gustaría destacar el trabajo de Cervecería AbInbev y su aceleradora 100+, que en la versión de este año se empareja con Coca-Cola para trabajar en conjunto. Es difícil para un emprendedor encontrarse con oportunidades para destacarse frente a un potencial gran cliente. Lo es aún más destacarse con dos simultáneamente. Y es aún menos común si le agregamos que los emprendimientos que se buscan deben tener un fuerte componente de impacto medioambiental. Me gusta pensar en que la Aceleradora 100+ (que tiene una convocatoria abierta hasta el 29 de diciembre) reconoce el valor de emprender. De tomar el camino difícil por algo superior.
Así que la pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Tal vez la respuesta sea “Hacer eso que me obsesiona. Eso que me incomoda constantemente porque creo que puedo hacer algo mejor, sin miedo al fracaso, el qué dirán o la falta de certeza. Eso que le llaman emprender”.
Te invitamos a postular en el siguiente link: https://cl.socialab.com/challenges/A100
*El autor es gerente general de Socialab