Ni obstáculo ni adorno: los humedales como solución urbana
“El reciente caso del Humedal Puente Negro, en Lampa, refleja el desafío de incorporar la conservación al desarrollo urbano. La sentencia del Segundo Tribunal Ambiental evidencia la necesidad de considerar el valor ambiental del territorio desde el inicio de cualquier proyecto, ya que situaciones similares se repiten en otras ciudades, donde la pérdida de humedales afecta directamente al bienestar de sus habitantes”.


Los humedales urbanos son esenciales para la sostenibilidad del planeta y por ende de nuestras ciudades. Funcionan como esponjas naturales que regulan el agua, reducen inundaciones, capturan carbono y moderan las temperaturas. También aportan valor paisajístico y fortalecen el vínculo de las comunidades con su entorno. Pero a pesar de ser tan relevantes para el bienestar de las personas y de distintas especies, hoy enfrentan serios riesgos. Según la Convención Ramsar, desde 1970 ha desaparecido el 35% de estos ecosistemas a nivel global, en gran parte por la expansión urbana sin planificación.
En Chile, aunque no se dispone de una cifra exacta nacional, se han observado pérdidas significativas en diversas regiones. Por ejemplo, en el Gran Concepción, la urbanización ha provocado la pérdida del 40% del humedal Rocuant-Andalién desde 1975. En el caso de las ciudades, esta pérdida no solo afecta a la biodiversidad presente en ecosistemas frágiles como estos, sino que es, sobre todo, una pérdida de oportunidad para una planificación urbana que permita un desarrollo armónico y sostenible ante los efectos del cambio climático.
El reciente caso del Humedal Puente Negro, en Lampa, refleja el desafío de incorporar la conservación al desarrollo urbano. La sentencia del Segundo Tribunal Ambiental evidencia la necesidad de considerar el valor ambiental del territorio desde el inicio de cualquier proyecto, ya que situaciones similares se repiten en otras ciudades, donde la pérdida de humedales afecta directamente al bienestar de sus habitantes.
Superar la falsa dicotomía entre conservación y desarrollo es urgente, porque incorporar criterios ecológicos en la planificación no frena el crecimiento, lo hace sostenible. El déficit habitacional exige soluciones estructurales, pero no a costa de ecosistemas que sostienen la habitabilidad urbana. Además, conservar estos espacios abre oportunidades en áreas como el turismo, la educación ambiental y la salud pública, generando beneficios económicos y sociales que fortalecen a las comunidades.
Desde Fundación Cosmos estamos trabajando en generar buenas experiencias en este ámbito y hacemos un llamado a la reflexión sobre este tipo de situaciones, a tomar conciencia de lo que nos aportan los ecosistemas bien conservados (también en la ciudad) y, así, generar políticas públicas, normas y acciones en pos del bienestar territorial de nuestras comunidades.