Minerales críticos y estratégicos: Chile, para no ser un caso de desarrollo frustrado
“Chile enfrenta una oportunidad histórica: ser líder global en la provisión de los minerales críticos y estratégicos. Las reservas de minerales, combinada con estabilidad institucional y la apertura comercial, le otorgan ventajas competitivas claras que podrían permitir elevar económicamente al país en las próximas décadas”


Ayer se inauguró la Expomin 2025 y es un excelente momento para tomar una pausa e intentar comprender el que contexto en que se está desarrollando una de las principales actividades de la industria minera a nivel internacional. Empresas, gobierno, academia y ciudadanía se dan cita con un telón de fondo donde las grandes potencias mundiales están jugando un ajedrez de alto nivel que sin duda afectará a países como Chile.
Minerales Críticos y Estratégicos
La transición global hacia una economía descarbonizada ha impulsado una demanda creciente por minerales y metales que los expertos prevén aumentará constantemente en las próximas décadas. Elementos como el litio, el cobalto, el níquel, las tierras raras y el cobre son esenciales para fabricar tecnologías claves como baterías de ion-litio, turbinas eólicas, paneles solares, vehículos eléctricos.
Por ejemplo, la Agencia Internacional de Energía (IEA) ha propuesto que el consumo de litio podría multiplicarse por 40 de aquí a 2040 si el mundo quiere alcanzar las metas del Acuerdo de París. El cobalto y el grafito podrían multiplicarse por 20 y 25 respectivamente. Además, el 70% de las tecnologías limpias dependen de al menos un mineral considerado crítico.
En un campo menos conocido, los minerales y metales son esenciales en la fabricación de superimanes, semiconductores y diversas aleaciones que permiten innovaciones tecnológicas en defensa, inteligencia artificial y robótica, que son industrias de gran tamaño, especialmente en países de altos ingresos.
Esta importancia ha llevado a clasificar a los metales y minerales en críticos, cuando cumple las condiciones de alta importancia económica y elevado riesgo de interrupción del suministro y estratégicos debido a su importancia para la seguridad nacional, la defensa o el liderazgo tecnológico-industrial.
La Unión Europea publicó en 2023 su lista actualizada de 34 materias primas críticas y Estados Unidos reconoce 50 minerales críticos, dentro de los cuales se encuentran el litio, cobre y tierras raras.
Diplomacia de los Minerales (Mineral Diplomacy)
15 de abril de 2025 el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para determinar los riesgos para la seguridad nacional que supone la dependencia de los minerales críticos importados. Lo que viene a reforzar el cambio en la política exterior de su país para asegurar la producción y suministro de estos recursos @Gracelin Baskaran afirma que “Durante muchos años, mientras China se aseguraba estratégicamente minerales de todo el mundo, Estados Unidos rara vez utilizó la política exterior para obtener los minerales que necesitaba. Hoy eso ha cambiado” (NY Times)
Lo que estamos presenciando hace un tiempo, es que la seguridad de suministro se vuelve una prioridad estratégica. Los datos hablan por sí solos: China domina más del 80% del procesamiento de cobalto, el 90% del mercado de tierras raras, y refina más del 60% del litio del mundo. Congo aporta el 70% del cobalto extraído globalmente. Esto ha provocado una reacción en cadena: Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur y Australia, entre otras naciones, han definido listas nacionales de minerales críticos, desarrollando estrategias para garantizar acceso estable, diversificar proveedores, y fortalecer capacidades locales de refinación y fabricación.
Además, el COVID-19, los conflictos nacionales y la guerra en Ucrania evidenciaron la fragilidad de las cadenas globales de suministro. La reubicación industrial (reshoring), la formación de alianzas como la Minerals Security Partnership (MSP), y los fondos públicos para exploración y reciclaje son parte de esta nueva “mineral diplomacy”, donde la discusión sobre minería ya no es solo minera.
Chile en este contexto
Chile es una potencia minera mundial. Es el primer productor de cobre (27% de la producción global), el segundo productor de litio (34% del total global), y cuenta con importantes reservas de molibdeno, cobalto, oro, plata y tierras raras.
El Salar de Atacama, en la región de Antofagasta, concentra el 30% de las reservas mundiales de litio. Empresas como SQM y Albemarle lideran la explotación. En tierras raras, el proyecto Aclara Resources en Penco representa una posible nueva fuente de producción.
La minería aporta el 14% del PIB nacional, representa el 55% de las exportaciones y genera más de 210.000 empleos directos. Su cadena de valor incluye proveedores de tecnología, transporte, ingeniería y servicios, junto con un importante desarrollo científico-tecnológico en las principales universidades nacionales.
Desde el punto de vista político, en 2023, Chile lanzó su Estrategia Nacional del Litio, con objetivos de fortalecer el rol del Estado en la propiedad de los salares; establecer asociaciones público-privadas; crear institutos de tecnología y valor agregado e incorporar participación ciudadana y criterios ambientales, no si una alta complejidad en su discusión tanto en su forma y fondo. Esto se suma al diseño estratégico que propone la Política Nacional Minera 2050.
Además, con el objetivo de fortalecer la Estrategia Nacional de Minerales Críticos y consolidar el liderazgo de Chile en la producción sostenible de minerales esenciales para la transición energética global, el Gobierno de Chile ha conformado un Comité de Alto Nivel con la participación de diversos actores nacionales.
Desde la posición de un pequeño país en el contexto internacional, lo más reciente en diplomacia de los minerales ha sido la coordinación de los esfuerzos gubernamentales y privados para que la exportación de minerales hacia Estados Unidos no sea afectada por la nueva política arancelaria de la Casa Blanca, algo que aun está en desarrollo.
Los desafíos de esta angosta faja de tierra
Chile enfrenta una oportunidad histórica: ser líder global en la provisión de los minerales críticos y estratégicos. Las reservas de minerales, combinada con estabilidad institucional y la apertura comercial, le otorgan ventajas competitivas claras que podrían permitir elevar económicamente al país en las próximas décadas.
Sin embargo, debe avanzar en elementos fundamentales:
Largo plazo, por favor: nuevamente requerimos acuerdos nacionales que superen la lógica de los 4 años de gobiernos que terminan dañando el desarrollo del país. Estamos en un cancha donde querámoslo o no, somos relativamente insignificantes en nuestro peso político, militar y económico. Por lo tanto, ser estratégicos en las decisiones es fundamental.
Sostenibilidad siempre: Sí, avanzar en la generación de valor social, ambiental y económico debe seguir profundizándose en la industria minería y su cadena de valor. Economía Circular, descarbonización, reducción de emisiones, desarrollo regional son elementos ineludibles en este marco.
Simplificar para el desarrollo: Desplegar todo el potencial requiere de una vez simplificar los procesos normativos y adaptarlos a los nuevos tiempos. Esto no significa renunciar al cuidado social y medio ambiental, sino entender que para los próximos 50 años no podemos seguir con una institucionalidad pública que funciona con procesos congelados en el siglo XX.
Una nueva gobernanza minera: No es empresas contra Estados o viceversa, es toda la sociedad comprendiendo el valor de una industria que con una estrategia nacional de desarrollo une esfuerzos para darle lo mejor al país. Para esto es necesario seguir profundizando la transparencia, sostenibilidad e inclusividad, estableciendo los espacios de gobernanza nacional y regional necesarios.
Educación e investigación: Siguiendo el acierto del aporte a la ciencia y tecnología de la industria del Litio, que hoy es administrada por CORFO, se debe avanzar en el desarrollo del conocimiento nacional. El fortalecer y crear centros científicos y tecnológicos, robustecer postgrados y pregrados nacionales y contar con presupuestos que sean realista para alcanzar objetivos, es crítico y estratégico. Debemos repetirnos una vez más que “sin ciencia, no hay desarrollo”.
Diplomacia internacional: Como es evidente, la diplomacia de los minerales debe ser parte de un trabajo sistemático y de alto nivel en nuestro país como esfuerzo conjunto del Estado, industria y academia para impulsar nuestro rol de referencia internacional.
Sin considerar lo que se está jugando a nivel internacional es probable que cometamos otra vez el error de dejar pasar una oportunidad histórica y que las generaciones del 2010 repitan que Chile (es), un caso de desarrollo frustrado.