Indiferencia aguas abajo
“Resulta paradójico que, en un contexto de crisis ambiental, sequía histórica y fenómenos climáticos extremos, la infraestructura verde por excelencia que nos ayuda a mitigar estos efectos sea la que reciba todos los impactos”.
La semana pasada presenciamos una tormenta perfecta en el humedal río Maipo. El caudal debilitado del río por efecto del cambio climático y extracción aguas arriba, no logró romper un banco de arena alimentado por fuertes marejadas, lo que obligó a las autoridades -con la colaboración de gestores en conservación- a abrir una zanja para evacuar el agua acumulada hacia el mar y evitar inundaciones en las comunidades aledañas.
Resulta paradójico que, en un contexto de crisis ambiental, sequía histórica y fenómenos climáticos extremos, la infraestructura verde por excelencia que nos ayuda a mitigar estos efectos sea la que reciba todos los impactos. Hoy, los humedales (algunos de ellos urbanos) parecen ser una linda alfombra bajo la cual se esconde la incapacidad público-privada de ponernos de acuerdo en una gestión integrada de cuencas hidrográficas.
El agua es nuestro sustento vital y el de la naturaleza. Lo ocurrido en el río Maipo debiese ser una señal de alerta para tomar acción y añadir la capa ecosistémica al actual ordenamiento territorio político-administrativo y avanzar hacia un modelo integrado cuya base sea el agua, de modo tal que la gestión del recurso hídrico asegure el consumo humano, las actividades económicas y la conservación de la biodiversidad. Hoy, la balanza no está equilibrada y la indiferencia, como fuimos testigos, corre aguas abajo.