El reciclaje de botellas PET son fake news, ¿cuál es la verdadera solución?
“La implementación de sistemas como el SDDR, combinada con una apuesta real por la reutilización, no es una alternativa idealista: es una necesidad urgente. Países con décadas de experiencia en este modelo demuestran que no solo es viable, sino rentable, sostenible y capaz de generar empleos de calidad. Pero la reutilización y la reducción de plásticos no prosperarán sin un cambio profundo en el comportamiento del consumidor, la voluntad política y la acción empresarial responsable”


Por el diario El País de España fue posible enterarse hace unos días, que España ha reconocido una derrota en el área del reciclaje: el fracaso del reciclaje de botellas de plástico PET ha obligado a implementar un sistema de devolución, depósito y retorno (SDDR). El Ministerio para la Transición Ecológica certificó recientemente de forma oficial que el 2023 sólo se recogió el 41,3% de estos envases, y concluyó que debe llevarse a cabo un cambio radical en el modelo de recogida de residuos de bebidas. Mientras tanto, en Chile estamos celebrando con bombos y platillos la inauguración de dos plantas modernas de reciclaje de botellas plásticas, las cuales en su conjunto significaron casi USD $100 millones en inversión. ¿Ustedes creen de verdad que para nosotros el panorama va a ser distinto al español?
Con la publicación del informe estatal, el país del flamenco, la Sagrada Familia y la sangría, dejó en evidencia el incumplimiento del objetivo de recuperar el 70% de los envases de bebestibles para el año pasado, y en consecuencia deberá ejecutar en toda España, y en un plazo de dos años, un esquema de depósito, devolución y retorno, según una obligación establecida en la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. Pero no es una noticia tan inesperada; sabemos hace años que el reciclaje del material derivado del petróleo no funciona. La ciencia nos dice que alrededor del 9% de todo el plástico jamás creado a partir de los años 50 a la fecha, ha sido reciclado. El siguiente titular del diario The Guardian en febrero pasado causó impacto global: “‘Mintieron’: los productores de plásticos engañaron al público sobre el reciclaje, revela un informe”. La bajada señalaba que las empresas sabían durante décadas que el reciclaje no era viable, pero lo promovieron de todos modos, según un estudio del Centro para la Integridad Climática o CIC. Además, ahora sabemos que el mundo será “incapaz de hacer frente” al enorme volumen de desechos plásticos dentro de una década, a menos que los países acuerden limitar su producción. Así lo advirtió la ministra noruega Anne Beathe Tvinnereim en Busan, Corea del Sur, en el marco de las negociaciones lideradas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el objetivo de lograr un acuerdo legalmente vinculante sobre la contaminación por plásticos.
Al químico alemán Michael Braungart, uno de los autores del libro Cradle to Cradle, en una entrevista en el portal deutschland.de, le preguntaron si es motivo de orgullo que Alemania sea vista como el campeón mundial del reciclaje. A lo cual él respondió: “No. El reciclaje de envases es en realidad una forma de downcycling y, por lo tanto, es inferior. Un producto que se convierte en basura es de baja calidad. Además, considero que el reciclaje es perjudicial para la innovación. Las cosas nuevas no llegan al mercado porque las antiguas están altamente optimizadas. Hemos perfeccionado la industria de la basura en lugar de desarrollar mejores productos.” Fuertes declaraciones.
Las estrategias globales para gestionar los desechos plásticos (reciclaje, vertedero e incineración) no están logrando evitar que los desechos plásticos de un solo uso ingresen al medio ambiente. Un análisis reciente revisado por expertos, estima que son 15 millones de toneladas métricas de residuos plásticos por año que ingresan al océano, el equivalente a dos camiones tolva por minuto. De esta cifra, 1 millón de toneladas métricas corresponde a botellas plásticas, esto representa aproximadamente el 7% del problema de contaminación plástica marina.
Para el que ha estado viviendo bajo una roca todo este tiempo (es decir, una buena parte de los chilenos, y en especial los que se alegran con alargar la vida de botellas PET), el SDDR será una parte fundamental del siglo XXI por varias razones, y conviene manejar este concepto desde ya.
De acuerdo al informe Bring Back Refill, el SDDR “es un mecanismo en el cual los consumidores, al adquirir un producto, pagan una cantidad adicional de dinero (un depósito), que se reembolsará al devolver el envase o producto a un punto de recolección. En el caso de los envases de bebidas, el sistema proporciona un incentivo económico para que los consumidores devuelvan los envases vacíos a un punto de recolección para asegurar que sean reutilizados”. Era el sistema que usaba la marca más icónica de bebidas desde fines del siglo XIX hasta alrededor de 1920, y era muy exitoso, ya que el 96% de las botellas de vidrio eran devueltas y reutilizadas. Se pagaban entonces 2 centavos como depósito, adicional a los 5 centavos que costaba la bebida. En 1950 sin embargo ocurrió “magia de verdad”, y el sistema fue desmantelado y sustituido por lo que conocemos hoy: botellas plásticas y latas de aluminio que apenas se reciclan…
Dentro de la justificación económica de bebidas embotelladas reutilizables y sistemas de retorno de envases, cabe destacar que puede ahorrar dinero a los fabricantes de bebidas. Se requieren inversiones significativas por adelantado en instalaciones de lavado, botellas reutilizables y estructuras logísticas para sistemas de bebidas reutilizables retornables. Sin embargo, una vez establecido, el sistema evita la necesidad de comprar botellas para cada llenado. Los fabricantes de bebidas con estructuras regionales de producción y distribución pueden aprovechar el potencial de ahorro de costos operativos. Un análisis reciente del retorno de la inversión (ROI) para un sistema de botellas de PET rellenables agrupadas regionalmente en Alemania con un máximo de 300 km de rutas de transporte encontró que para establecer un sistema de 6 millones de botellas por año, el ROI comenzaría en el año cinco y para el año 10, el operador del sistema tendría un ROI del 16.4%. En otras palabras, la empresa recuperaría su inversión para el año cinco y realizaría ahorros significativos cada año para el año 10.
Por otro lado, los sistemas de bebidas reutilizables también tienen el potencial de ahorrar dinero a los gobiernos locales relacionado con los costos de gestión de residuos, reciclaje y limpieza de basura. En encuestas previas y posteriores a las leyes de botellas (aquellas que exigen cuotas para envases de bebidas reutilizables), según el informe citado, el porcentaje de reducción de basura en los estados donde se realizaron estudios ha estado entre el 70% y el 84%.
Los SDDR crean más empleos que los sistemas de eliminación unidireccional. El envasado de bebidas en un sistema de depósito genera un mayor número de empleos que el envasado de un solo uso no retornable. El Instituto de Reciclaje de Envases (CRI) descubrió que los SDDR crean de 11 a 38 veces más empleos que la recolección de basura de la calle, porque los SDDR recolectan más materiales de envases de bebidas (tres veces más). Los SDDR también crean cinco veces más empleos en la recolección, clasificación y transporte de envases que en la recolección de basura, transporte y disposición en vertederos o rellenos sanitarios.
La expansión del SDDR y la reutilización brindan oportunidades económicas para nuevas empresas. El crecimiento de los SDDR está creando las condiciones ideales para empresas con tecnología de máquinas de devolución inversa (RVM o reverse vending machine), clasificación óptica e instalaciones de lavado, e infraestructura de reciclaje mecánico. La demanda de opciones de devolución convenientes impulsará la expansión de la tecnología RVM. Se espera que el mercado global de RVM crezca 8.4 veces para 2029, de 84,100 máquinas instaladas en 2019 a un potencial de 705,257 máquinas instaladas en 2029. El rendimiento en el mercado RVM generalmente está vinculado al desarrollo de políticas. En Europa, este crecimiento probablemente comenzó a aumentar en respuesta a la adopción final de la actualización de la Directiva de Plásticos en 2022.
Los SDDR también crean oportunidades comerciales para empresas que poseen y arriendan botellas a productores de bebidas. Debido a que el número promedio de ciclos puede aumentar con contenedores diseñados para resistir el manejo brusco a través de la cadena de suministro, la demanda será mayor para contenedores duraderos y diseñados universalmente que puedan ser compartidos entre marcas, sectores y redes de actores de la industria. Los contenedores diseñados universalmente vienen en formas estandarizadas que crean eficiencias en el espacio de almacenamiento y distribución.
Los sistemas de botellas reutilizables son parte del consumo moderno en muchas partes del mundo. Hoy en día, las botellas reutilizables, tanto de vidrio como de plástico PET, se utilizan en 94 países de todo el mundo. Los reutilizables representan una cuota de mercado global del 23% en volumen. La mayoría de los diez principales mercados de bebidas no alcohólicas a nivel mundial, incluidos China, México, Indonesia, India, Brasil, Alemania y Turquía, tienen cuotas de mercado reutilizables que van del 26% al 61%.
La reutilización puede reducir hasta un 40% el consumo de nuevos materiales/insumos y hasta un 50% las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el envasado de bebidas. También logra menores impactos en el uso de agua y la generación de residuos, según concluye Bring Back Refill. Pero es clave que el empaque del bebestible o la gaseosa sea de vidrio, y/o que los dispensadores de bebidas (típicos de las cadenas de comida rápida) estén presentes en todo el sector HORECA (hotelería, restauración y cafeterías), para disminuir la contaminación por plástico en nuestros océanos.
Para concluir, es evidente que el reciclaje, tal como se ha promocionado durante décadas, no es la panacea que se nos vendió. Celebrar inversiones millonarias en plantas de reciclaje o campañas para aumentar la recolección de plástico solo perpetúa un sistema que ya ha demostrado ser insostenible. El fracaso del reciclaje no es una derrota reciente; es una confirmación de que necesitamos replantear por completo la manera en que gestionamos los residuos y, más importante aún, cómo los generamos.
La implementación de sistemas como el SDDR, combinada con una apuesta real por la reutilización, no es una alternativa idealista: es una necesidad urgente. Países con décadas de experiencia en este modelo demuestran que no solo es viable, sino rentable, sostenible y capaz de generar empleos de calidad. Pero la reutilización y la reducción de plásticos no prosperarán sin un cambio profundo en el comportamiento del consumidor, la voluntad política y la acción empresarial responsable.
Chile no puede darse el lujo de repetir errores. No se trata de adoptar soluciones a medias, sino de liderar con visión a largo plazo. La verdadera solución no está en invertir en más reciclaje, sino en transformar el sistema desde su raíz: reducir la producción de plástico, priorizar materiales reutilizables y diseñar un futuro donde la basura no sea el legado de nuestra generación. Dejemos de celebrar falsas victorias y comencemos a construir un modelo que esté realmente a la altura del desafío global.