Alerta en la gestión de Aceites y Lubricantes Usados (ALU)
“¿Será posible un apoyo económico temporal a estas plantas autorizadas para su continuidad operativa? De esa respuesta dependen cientos de trabajadores que hoy ven amenazada su fuente laboral, sin considerar el tremendo retroceso que implicaría para el medioambiente la contaminación en aguas y tierras”.


Primero el estallido social, luego la crisis sanitaria y ahora la baja del petróleo han desgastado la buena voluntad de las plantas que se preocupan de realizar un valioso y adecuado tratamiento de los aceites usados. La creación de un nuevo aceite regenerado para tractores, sierras mecánicas y maquinarias, o el combustible alternativo líquido (CAL) para calderas y hornos, entre otros subproductos, está en riesgo.
Estas organizaciones para el reciclaje han trabajado por décadas por la formalidad en la gestión de generadores y destinatarios, y se estima que se ha logrado una disposición adecuada de solo un 60% del total generado en Chile.
Además de lidiar por años con un 40% de entidades que se mantienen en la informalidad, que no quieren invertir en tecnología de punta, que prefieren hacer las cosas a escondidas de las normativas y que provocan una competencia desleal con aquellas industrias que sí se preocupan de la formalidad sanitaria, medioambiental, tributaria y laboral, hoy veo un nuevo ataque sorpresa, desde la oferta y la demanda, a estas empresas correctas.
Estas empresas del tratamiento peligroso requieren de un abastecimiento mínimo para operar a economías de escala, sin embargo, comenzaron a percibir bajas en su abastecimiento cuando el retiro a puntos de servicio y recambio no fue posible. La infraestructura de atención quedó inactiva por la destrucción y el estallido social. La disminución continuó con la cuarentena sanitaria, dado que ella provocó y sigue provocando menor traslado automotriz y la paralización de maquinarias, por ende, un menor requerimiento en mantención de este importante producto.
A pesar de ello, estas organizaciones dedicadas al reciclaje de ALU, continuaron operando pues su labor busca atender a generadores con un correcto manejo del residuo y una segura trazabilidad. Ahora bien, hace pocos días se anunció una abrupta caída del precio del petróleo que puso al CAL en una desventaja competitividad con respecto al combustible tradicional.
Lo anterior pone a los destinatarios de este residuo en una encrucijada: ¿para qué recibir y comprar ALU a generadores formales para reciclarlo, si será prácticamente imposible vender el producto tratado?
Para solucionar la problemática temporal: ¿qué pasaría si las empresas de reciclaje cobraran por su servicio de disposición final de ALU?
Acaso, los generadores formales, dada su responsabilidad ambiental y sanitaria, ¿aceptarían este cambio de modelo?, o quizás ¿cederían a entregar el residuo peligroso a un transportista sin destino conocido, aumentando los riesgos en derrames en las alcantarillas o directamente en ríos y predios?
Mi llamado es a estar en ALERTA. Atentas deben estar las autoridades sanitarias y medioambientales con la generación de ALU mal manejado y al aumento de la informalidad.
La industria de este residuo, ahora más que nunca, requiere apoyo de parte de los ministerios de Salud, Medio Ambiente y Energía. La industria del reciclaje ALU espera su cercanía.
¿Será posible un apoyo económico temporal a estas plantas autorizadas para su continuidad operativa? De esa respuesta dependen cientos de trabajadores que hoy ven amenazada su fuente laboral, sin considerar el tremendo retroceso que implicaría para el medioambiente la contaminación en aguas y tierras.
* Alejandro Navech es gerente general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR).