Rossana Ginocchio, académica UC y guía certificada en Baños de Bosque: “Hay una necesidad brutal por usar las áreas verdes”
La ciencia ha demostrado que estar en contacto con la naturaleza otorga muchos beneficios para la salud física y, especialmente, para el bienestar mental. Prácticas ancestrales como los Baños de Bosque, por ejemplo, permiten controlar el estrés y reducir la tensión arterial, entre otras bondades. Y de ahí que estos métodos se estén instalando y cobrando cada vez más relevancia como soluciones complementarias a la medicina tradicional. Rosanna Ginocchio, Doctora en Ciencias Biológicas, profesora titular de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC, ahondó en esta temática, apuntando a una creciente necesidad en la población.
En mayo de este año, la sede Patagonia de la Universidad San Sebastián, en conjunto con Ruta Escénica Lagos y Volcanes, presentó el plan “Te hace falta Sur” con el fin de mejorar la salud física y mental a través del contacto con la naturaleza.
Corresponde a una iniciativa pionera en Chile, a desarrollarse en el Centro de Salud de dicha casa de estudios, que plantea que médicos puedan “recetar” a sus pacientes visitas a parques y áreas naturales, como terapia complementaria para el tratamiento de distintas afecciones.
En julio pasado, en tanto, el Gobierno lanzó el programa “Naturaleza para tu Salud”, basado en un enfoque holístico e interinstitucional que compromete los Ministerios de Salud, del Medio Ambiente, y de Agricultura, junto al Colegio Médico y a la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Su objetivo es promover el vínculo de las personas con ambientes verdes, urbanos y rurales, públicos y privados, a través de prácticas como los Baños de Bosque, los Huertos Medicinales y los Jardines Terapéuticos en hospitales.
“La relación entre salud y naturaleza es un tema que empezó a abordarse con más fuerza, a nivel nacional, desde la pandemia de Covid-19 en adelante. No es un rubro que lleve mucho tiempo investigándose en Chile, pero sí la literatura internacional científica avala esta interacción, siempre que se usen los métodos adecuados”, comenta la Doctora en Ciencias Biológicas, mención Ecología, Rosanna Ginocchio, quien es profesora titular de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC, Directora del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad UC (CAPES UC) y Guía certificada de Baños de Bosque del Forest Therapy Hub.
“Canadá ha liderado en investigaciones científicas en este rubro y, efectivamente, se comprobó que hay ciertas formas de hacer estas inmersiones en la naturaleza, a través de atención plena y con los cinco sentidos, que reducen de forma significativa el estrés y mejoran estados emocionales, como la ansiedad o la depresión”.
-Desde la experiencia internacional, ¿qué bases científicas sustentan la relación entre salud y naturaleza?
Hay mucha información, sobre todo en países orientales, donde en la década de los 80 el equivalente a nuestra CONAF empezó a investigar y a desarrollar prácticas budistas ancestrales, que son los Baños de Bosque, para abordar una grave problemática que ellos tenían, que era el estrés laboral, que provocó un aumento impresionante de muertes de trabajadores.
Entonces, para contrarrestar este problema de muertes por estrés laboral, empezaron a investigar, sugerir e implementar la aplicación de Baños de Bosque. Por ejemplo, en Japón tienen bosques milenarios que son muy cuidados, alrededor de las ciudades. Y lo que ellos propusieron fue que las personas hicieran uso de esas áreas verdes, pero no para hacer trekking o cicletadas de la forma tradicional, sino que para realizar caminatas lentas de contemplación plena de la naturaleza, a través de los cinco sentidos.
-¿Qué resultados obtuvieron?
Fue súper potente, porque ayudó mucho a controlar la situación que estaban viviendo. Poco a poco esto se fue permeando a los países occidentales, porque el estrés finalmente es algo global. Canadá, por ejemplo, ha liderado en investigaciones científicas en este rubro y, efectivamente, se comprobó que hay ciertas formas de hacer estas inmersiones en la naturaleza, a través de atención plena y con los cinco sentidos, que reducen de forma significativa el estrés y mejoran estados emocionales, como la ansiedad o la depresión.
Pero además abordan temas de enfermedades asociadas al estrés, como los riesgos de afecciones cardíacas, la diabetes o el sobrepeso. En general, aspectos que tienen que ver el bienestar mental de las personas, con la salud física, pero también con la cohesión social, porque los Baños de Bosque se hacen en grupo.
-¿Cómo se realiza correctamente un Baño de Bosque?
Un Baño de Bosque, que puede durar 20 minutos, una hora o tres horas, dependiendo del tiempo que tengas, es estar un tiempo en contacto con la naturaleza a través de una caminata lenta, que es acompañada por un guía mediante instrucciones muy precisas y concisas. El guía te ayuda a desconectarte de la rutina y de la velocidad con la que vienes de lo que estés haciendo. Nos focalizamos en la respiración, en la posición del cuerpo, en los sonidos que nos rodean, en los aromas, los colores, las texturas, los sabores.
Y cuando empiezas poco a poco a prestar atención a toda la riqueza biodiversa que te está ofreciendo ese espacio verde, empieza a calmarse la mente, dejas de pensar en lo que estabas pensando y vas controlando la respiración. El guía te puede instruir, por ejemplo, “busca un árbol y ve cómo se mueven sus hojas”. O “tiéndete en el pasto y sigue el movimiento de las nubes”. Efectivamente, se trata de usar la naturaleza de una forma bien particular, que propende a que estos beneficios que tú esperas, se logren.
-¿Para quiénes se recomiendan estos Baños de Bosque?
Hay dos niveles. Uno es usar los Baños de Bosque como algo preventivo para la salud mental y el bienestar de las personas. Si lo haces cuando no estás en un estado físico o de salud mental alterado o diagnosticado, puedes mejorar la calidad de vida. Esto lo hace un guía de Baño de Bosque que tiene que estar certificado. Hay entidades que certifican internacionalmente para esto, pero en Chile todavía no hay ninguna. Porque la CONAF está formando monitores, pero que no son guías certificados con los estándares internacionales.
Y hay un segundo nivel que ya no es para prevención, sino que se emplea, junto con profesionales de la salud, como médicos o psicólogos, para poder ayudar a personas con temas de salud mental más profundos. Para este nivel se requiere una mayor formación y, por lo tanto, terapeutas de Baños de Bosque certificados.
En Chile hay cada vez más personas certificadas como guías o terapeutas de Baños de Bosque y ahora, justamente, estamos trabajando para levantar una asociación de guías y terapeutas de Baños de Bosque Chile, también para aportar a que esto se haga de una forma seria y adecuada. Porque, finalmente, cuando no hay un estándar de base, tú puedes ofrecer cualquier cosa y no vas a lograr los objetivos deseados.
-¿En qué etapa se encuentran con esta asociación?
Estamos bien avanzados, así que prontamente, este año, vamos a materializar esta asociación de guías de Baños de Bosque Chile, con el apoyo del Forest Therapy Hub, de Portugal, que es una de las escuelas formadoras de guías y terapeutas de Baños de Bosque en Europa.
En nuestra agrupación tenemos profesionales que se han certificado de distintas áreas, como psicólogos, psiquiatras, gente del área del turismo, académicos y científicos, entre otros.
-¿Qué estudios vinculados a la relación salud-naturaleza han desarrollado desde la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC?
Hemos estado haciendo estudios puertas adentro en la Universidad Católica, con estudiantes de pregrado, y lo que hemos encontrado es que, por ejemplo, cuando los alumnos de un curso están sometidos a prácticas semanales de 45 minutos de Baño de Bosque, usando los métodos adecuados, se reduce mucho el nivel de estrés. Sobre todo cuando ya nos vamos acercando a fines del semestre académico y vienen los exámenes.
Hay una mejora significativa en cómo se están enfrentando a esa última etapa del semestre; menos estresados, con menos ansiedad. No hemos encontrado una incidencia en las calificaciones, porque si no estudian, milagros no ocurren. Entonces ahí tenemos un factor externo y es que si ellos no dedican el tiempo a estudiar que deberían, obviamente que la nota no va a mejorar.
Pero sí ha sido muy interesante notar que están viviendo de mejor forma la vida académica. Mucho más felices, mucho más tranquilos y también valorando más los espacios verdes que tenemos en el campus San Joaquín de la universidad, para usarlos con estos fines. No solamente como algo estético o donde pueden recurrir para ir a almorzar cuando el día está rico, sino que usarlos para calmar la mente y el cuerpo.
De hecho, conectar con la naturaleza ayuda a generar conductas que se llaman proambientales, en que las personas se vinculan de mejor manera emocionalmente con la naturaleza y, por lo tanto, empiezan a cuidarla más y a integrarla más. En el fondo, la mayor parte de la vida humana en este planeta ha sido en la naturaleza, somos parte de la naturaleza, evolucionamos en ella. Y por eso hay varias hipótesis que proponen que esa es la razón por la nos autorregula en la parte física y emocional.
“En Chile tenemos, por ejemplo en la Región Metropolitana, algunas comunas que están súper bien en cuanto a superficie de áreas verdes por habitante, mientras que otras comunas están muy al debe”.
-¿Qué otros proyectos como universidad han desarrollado en esta línea?
Estamos incorporando las áreas verdes del Campus con la Dirección de Personas, la Dirección de Sustentabilidad y el Instituto para el Desarrollo Sustentable. Y el objetivo es, puertas adentro, reconectar a toda la comunidad UC con sus propias áreas verdes para mejorar la calidad de vida en general y ser más comunidad.
La recepción ha sido impresionante. Se llenan los cupos en forma explosiva, las personas se van felices y les cambia la cara después de un Baño de Bosque de una hora. Es un antes y un después en 60 minutos, es bien mágico, bien bonito.
-¿Qué le parece la propuesta de la Universidad San Sebastián con su plan “Te falta Sur”?
Sin políticas públicas, esto todavía no es una realidad. Pero vamos caminando hacia allá. De hecho, el Minsal ya reconoce toda una serie de terapias alternativas formalmente, como el Reiki, la Sintergética o la Acupuntura, pero todo eso está normado y aceptado por nuestra legislación. Entonces, lo que plantea la Universidad San Sebastián tiene que ser estandarizado para que pueda ser regularizado a través de políticas públicas. Y ese es el camino que falta. No es simplemente que a un psicólogo se le ocurra recetar una visita al parque. Puede hacerlo, pero no está reconocido por el Estado de Chile.
Es un primer paso maravilloso, pero es un primer paso. Para allá vamos y, de hecho, esa es una de las cosas que quiere impulsar nuestra asociación de Baños de Bosque. Uno de los objetivos importantes es impactar en las políticas públicas para que esto, efectivamente, pueda llegar a ser prescrito por un médico, por un psiquiatra o por un psicólogo.
“Estamos trabajando para levantar una asociación de guías y terapeutas de Baños de Bosque Chile, también para aportar a que esto se haga de una forma seria y adecuada. Porque, finalmente, cuando no hay un estándar de base, tú puedes ofrecer cualquier cosa y no vas a lograr los objetivos deseados”.
-Por otro lado, ¿qué tan relevante es la relación entre la salud y el entorno donde una persona vive?
Es muy importante y por eso hay estándares de qué cantidad de áreas verdes debería haber por habitante. Eso es algo que está súper regularizado a nivel internacional. Pero en Chile tenemos, por ejemplo en la Región Metropolitana, algunas comunas que están súper bien en cuanto a superficie de áreas verdes por habitante, mientras que otras comunas están muy al debe. Faltan plazas, faltan parques y se han ido haciendo esfuerzos. Pero no es porque la ciudad estéticamente se vea mejor, sino porque hay una necesidad de espacios verdes para los niños, para las personas de edad y para su salud en general.
En nuestro país hay tantas necesidades, que hay comunas en las que, entre tener una plaza y tener un consultorio, por supuesto que los recursos se van a ir al consultorio y no a la plaza. No se ve todavía como algo de primera necesidad. Pero creo que estas iniciativas sí van mostrando que el área verde tiene un rol mucho más importante del que pensábamos y, sobre todo en prevención de estrés y problemas de salud mental.
-Con respecto al programa “Naturaleza para tu Salud”, ¿cómo cree que será recibido por la ciudadanía?
Creo que hubo un cambio súper importante que generó la pandemia. Estuvimos tan encerrados, tan confinados, que cuando se nos permitió salir, los parques se llenaron y no se han vuelto a quedar vacíos. Hay una necesidad brutal por usar las áreas verdes y, por lo tanto, creo que las personas ya están absolutamente preparadas para que ocurran cosas como este programa gubernamental. Creo que es una iniciativa que va a ser súper bienvenida.
Y por ejemplo, junto a los Baños de Bosque, también menciona los Huertos Medicinales o Huertos de Sanación, que son otra vía a lo que se llama en términos genéricos y en la academia como Prácticas de Bienestar Basadas en la Naturaleza.
¿Qué son los Huertos Medicinales? Si haces las cosas con ciertos métodos involucrando a la comunidad, como meter las manos en la tierra, sentir los aromas de las plantas o recoger sus frutos, es como hacer una especie de meditación en movimiento. Y al igual que los Baños de Bosque, te llevan a la atención plena a través de los cinco sentidos.
-El programa gubernamental también destaca los Jardines Terapéuticos en hospitales. ¿Sus beneficios están comprobados?
Sí, están demostrados científicamente. De hecho, ya hay estudios científicos que confirman que si estás hospitalizado y tu ventana de hospital mira hacia afuera a espacios con naturaleza, te recuperas mucho más rápido que si estás hospitalizado con una ventana que mira un edificio. Es impresionante. O sea, el valor que nos da la naturaleza para nuestra propia sanación es mucho más potente de lo que en verdad nos hemos imaginado. Y muchas veces la tenemos confinada fuera de las ciudades.
Estamos tan urbanizados, que de repente ves en las plazas ciertos adultos con niños y les dicen “no te ensucies”, “no te subas al árbol”. ¡Mal! Estamos mal, porque un niño tiene que ensuciarse, tiene que meter la mano a la tierra, tiene que subirse al árbol. Todo eso es parte de una educación y formación integral de esos niños para el desarrollo de su cerebro. En Inglaterra se ha desarrollado toda una línea de Escuelas Bosque, que te puedes certificar para tener una. De hecho, hay una en Puerto Varas y también es devolver a los niños a que estén en contacto con la naturaleza para que puedan desarrollarse de buena manera.
Esos niños no van a estar tan capturados por las tecnologías, ni van a pasar tanto tiempo en las pantallas.
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