Leo Prieto, fundador de Lemu: “Todo empieza con naturaleza, no hay negocio que no dependa de ella”
Después de 6 años de arduo trabajo, en agosto pasado Leo Prieto lanzó el espacio Lemu Nge, el primer satélite del mundo dedicado exclusivamente a observar la biodiversidad del planeta. Se trata de uno de los más ambiciosos proyectos del fundador y director ejecutivo de la startup chilena Lemu que, a través de su plataforma Atlas, busca acortar la brecha de datos de la naturaleza y contribuir así a la conservación del medio ambiente a nivel global. Un tema que lo ha convertido en referente del ecosistema tecnológico en Chile y sobre el cual ahondará en el marco del VI Foro Internacional de Justicia Ambiental, en el que dictará una charla magistral. Sobre su presentación, logros y nuevos desafíos, Leo Prieto conversó con País Circular, revelando además cómo compatibiliza su trabajo con la vida familiar.
Los próximos lunes 18 y martes 19 de noviembre, en el hotel Icon, comuna de Las Condes, se realizará el VI Foro Internacional de Justicia Ambiental, organizado por el Segundo Tribunal Ambiental de Chile, que este año estará marcado por la reciente creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y abordará los desafíos en la protección de la biodiversidad.
Leo Prieto, fundador y CEO de la startup Lemu, pionera en soluciones basadas en la naturaleza, estará presente en la segunda jornada con una charla magistral. “Voy a hablar sobre el rol de los datos de la naturaleza en la justicia ambiental, explorando por qué es urgente acortar la brecha de datos que tenemos para proteger nuestra biodiversidad. La tecnología ha permitido una velocidad sin precedentes, pero también nos ha llevado a priorizar el corto plazo sobre el bienestar a largo plazo de los ecosistemas. Abordaré esta paradoja y cómo herramientas como el satélite Lemu Nge pueden ayudarnos a cambiar esa mentalidad, midiendo el impacto ambiental con una perspectiva de “siglos, no segundos”.
Asimismo, el emprendedor tech valora la realización de este encuentro que congregará a representantes del derecho, el conocimiento científico y la innovación. “Me parece crucial que se organicen foros como éste, donde la justicia ambiental sea el eje, porque no solo se trata de proteger la biodiversidad, sino de reconocer que todos dependemos de ella y un desarrollo justo exige la representación de todos, especialmente los que no pueden ser representados, como las generaciones que están por venir y no solo las humanas”.
“El foco en biodiversidad es especialmente oportuno; el equilibrio de nuestros ecosistemas se desmorona sin una comprensión y acción profunda, y eso requiere soluciones que combinen la ciencia, la tecnología y una verdadera ética ambiental”, agrega el también fundador de ImageMaker, Betazeta y Odd Industries, empresas que vendió.
-El 16 de agosto realizó con éxito el lanzamiento de Lemu Nge a través de SpaceX, desde la base de la fuerza espacial Vandenberg en California. ¿Cuál fue la motivación detrás de este proyecto y qué significa en su carrera?
La motivación fue la necesidad urgente de cerrar la brecha de datos de la naturaleza. Hasta ahora, los satélites en órbita han estado enfocados en cuestiones humanas: telecomunicaciones, meteorología, defensa, etc., pero la biosfera que sostiene nuestra vida no recibe la misma atención. Aunque cueste creerlo, menos de 50 de los 11.000 satélites en órbita cuentan con los instrumentos necesarios para poder caracterizar naturaleza y a pesar de eso, nuestro satélite es considerado el primero de la historia dedicado a biodiversidad.
Lemu Nge busca visibilizar a la naturaleza en las decisiones de empresas y gobiernos, brindando datos para preservar nuestro planeta. En mi carrera, este proyecto refleja que uno puede ponerse metas que parecen inalcanzables, porque a veces se alcanzan y aprendemos que no era imposible; sólo requería paciencia y persistencia por sobre la urgencia.
–¿Cuáles fueron los mayores desafíos que tuvieron que enfrentar en el camino?
Uno de los mayores desafíos fue pensar en el largo plazo en un contexto donde todo parece exigir resultados inmediatos, partiendo por atraer financiamiento de inversionistas chilenos que apostaron por un desarrollo que iba a tomar varios años e involucraba mucho riesgo. Lemu Nge fue un proyecto que nos tomó más de seis años para llegar a la órbita y que debería tener una misión de al menos 5 años, en total un esfuerzo de 0.1 siglos, si se quiere.
También hubo desafíos técnicos de lograr un satélite de pequeñas dimensiones, lo que reduce su costo y su impacto ambiental para llegar a órbita, pero al mismo tiempo con instrumentos extremadamente avanzados para que contribuya con datos útiles a largo plazo. Sufrimos varios retrasos en distintas fases del desarrollo, a veces retrasando el proyecto varios años y poniendo en riesgo que no terminara siendo redundante. La lista es larga, hubo más desafíos de los que podrías imaginar, pero también un equipo excepcional que no se rindió en todo el camino.
“Aunque cueste creerlo, menos de 50 de los 11.000 satélites en órbita cuentan con los instrumentos necesarios para poder caracterizar naturaleza y a pesar de eso, nuestro satélite es considerado el primero de la historia dedicado a biodiversidad”
–Hasta el momento, ¿Cómo evalúa la operatividad del satélite?
Hasta el momento, Lemu Nge ha superado nuestras expectativas en cuanto a operatividad. Estamos aún en la fase de lanzamiento y operación temprana (LEOP por sus siglas en inglés) y se espera que la calibración y configuración pueda demorar hasta 6 meses. Sin embargo a los 4 días obtuvimos nuestra primera imagen (“primera luz” en términos aeroespaciales) y salió perfecta, un plazo considerado tiempo récord. A los 11 días ya teníamos imágenes multiespectrales y a los 23 días una imagen a máxima resolución de Nueva York demostrando la total capacidad del instrumento.
La calibración geométrica y radiométrica ha avanzado con tan buenos resultados que estamos optimistas que podremos generar datos de aún más variables ambientales de las que contemplamos originalmente. 47 días después de entrar en órbita obtuvimos nuestra primera imagen de Chile, cerca del volcán Llullaico en la región de Antofagasta, que nos costó más de lo esperado gracias a las nubes que cubrieron el país durante septiembre.
-También anunció que se abrirá al público su plataforma Atlas, ¿En qué etapa se encuentran actualmente?
Nos encontramos en la última etapa de desarrollo de Atlas para su lanzamiento al público, inicialmente enfocado en grandes instituciones. Estamos ajustando aspectos de accesibilidad y funcionalidad para garantizar que los usuarios puedan explorar y utilizar la plataforma de manera intuitiva y que tengan acceso a datos científicos de calidad para tomar decisiones informadas. Sin embargo, ya tenemos clientes pilotando la plataforma desde hace algunos meses, por lo que hemos ido validando cuál es la mejor experiencia para los distintos casos de usos que organizaciones puedan necesitar para tener una estrategia de decisiones basadas en la naturaleza.
-¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa, a qué público se dirige y en qué medida contribuye frente a la crisis ambiental?
Atlas tiene el objetivo de visibilizar la naturaleza en la cadena de valor de todas las organizaciones. Está dirigido a empresas, investigadores y gobiernos que necesitan integrar datos ambientales en sus decisiones. Según las Naciones Unidas en un informe del 2022, apenas un 5% de las empresas miden su impacto en la naturaleza y menos de un 1% mide su dependencia. Algo insólito si pensamos que todo empieza con naturaleza, no hay negocio que no dependa de ella.
Con esta plataforma, queremos reducir la crisis ambiental al permitir que cada actor tenga en cuenta el impacto y dependencia de su actividad en la biodiversidad, ayudándolos a tomar decisiones alineadas con la preservación de nuestro planeta y así asegurar sus propias actividades a largo plazo. De esta manera esperamos que la conservación deje de ser una actividad periférica y tome un rol protagónico en la operación de todas las organizaciones.
-¿Cómo se financian actualmente?
Nuestro financiamiento inicial vino de capital propio e inversionistas ángeles, pero el principal financiamiento ha venido de Arauco Ventures, el brazo de inversión en innovación de una de las mayores forestales sustentables del mundo.
No solo han aportado con recursos económicos, aún más valioso ha sido el aporte en propiedad intelectual y décadas de datos de naturaleza para millones de hectáreas en Sudamérica, que nos permitieron acelerar nuestra tecnología en unos 3 a 4 años.
“Lemu Nge ha superado nuestras expectativas en cuanto a operatividad. Estamos aún en la fase de lanzamiento y operación temprana y se espera que la calibración y configuración pueda demorar hasta 6 meses. Sin embargo a los 4 días obtuvimos nuestra primera imagen y salió perfecta”.
-Como emprendedor, ¿Cuál ha sido la clave para lograr sus propósitos y cuáles han sido las principales trabas que ha debido superar?
La clave ha sido siempre la paciencia y el pensamiento a largo plazo, por sobre la urgencia y el beneficio inmediato. En mi experiencia, las soluciones a grandes problemas requieren tiempo, y hay que entender que la paciencia no es algo pasivo, es una acción deliberada y consciente. No significa quedarse inmóvil, significa avanzar lo más que puedas todos los días, pero sin desanimarte si no logras tus metas todos los días.
Las principales trabas han sido la presión por obtener resultados inmediatos y la falta de visión a largo plazo que tienen la mayoría de inversionistas o directorios, muchos de ellos sin la experiencia que al innovar lo más probable es que colecciones más fracasos que victorias en el camino al resultado esperado.
-¿Se considera un referente del ecosistema tecnológico y qué figuras lo han inspirado?
Más que un referente, me considero parte de un movimiento de personas dedicadas a resolver el problema más grande de nuestra era. Me inspira Alexander von Humboldt, quien conectó arte y ciencia de una manera que nos recuerda lo interdependientes que somos todas las especies y ecosistemas de nuestro planeta, fue el primero que empezó a medir la naturaleza para entenderla y demostró—hace 200 años—que el ser humano estaba modificando el clima con sus acciones.
Pero mi mayor referente desde la infancia ha sido Jacques Cousteau, que no sólo nos abrió los ojos a lo que estaba debajo de la superficie acuática de nuestro planeta, también fue un extraordinario inventor y emprendedor que nos regaló la posibilidad de respirar bajo el agua.
-Finalmente, ¿Cómo compatibiliza su exigente trabajo con su vida cotidiana como padre de familia?
Lo hago sin perder el foco en lo que es verdaderamente importante, mi familia y mis seres queridos son siempre prioridad. Es algo que reforzamos constantemente en Lemu. Poder trabajar desde Frutillar no solo me permite estar más cerca de algunos de los ecosistemas más alucinantes de nuestro planeta, también me permite salirme de la vorágine de las grandes ciudades donde todo el mundo anda apurado pero no se avanza más rápido, solo se pierde más tiempo.
Para mi el mayor lujo y privilegio es poder desayunar, almorzar y cenar todos los días con mi familia. Al mismo tiempo, tengo la suerte que mi mujer, Eva, es mi gran socia y aliada, tan motivada como yo por lo que estamos tratando de resolver con Lemu.