“Granjaventura”, la granja educativa de La Reina, cumple 25 años y arriesga cierre
Luego de comenzar como un sueño para generar mayor conciencia ambiental, el parque de experiencias “Granjaventura” ha recibido un millón 600 mil visitantes y cerca de 7.000 delegaciones de colegios, la mitad de ellas de establecimientos con alumnos en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, el municipio les informó que su contrato terminará en 2025. Una decisión que provocó la molestia del Concejo Municipal.
Hace exactos 25 años, el sociólogo Óscar Knust junto a su esposa, la actriz Gisela Dragunski, se embarcaron en una aventura ecológica educativa que cambiaría su vida. El matrimonio dio forma a un proyecto revolucionario en Chile, para que niños, jóvenes, adultos mayores y familias completas pudieran disfrutar de un espacio recreativo y educacional al aire libre, en un entorno natural privilegiado y en contacto directo con animales de granja y flora silvestre.
Así nació el parque de experiencias “Granjaventura”, en la comuna de La Reina. Gisela y Óscar iniciaron los trámites y las construcciones en 1999 y, tras un muy intenso trabajo, el recinto abrió sus puertas en enero de 2001, al interior del Parque Mahuida, donde han recibido a cerca de un millón 600 mil personas y 7.000 delegaciones de colegios, la mitad de ellas de establecimientos con alumnos en situación de vulnerabilidad.
Sin embargo, al cumplir un cuarto de siglo, este proyecto pionero en la educación ambiental al aire libre arriesga un inminente cierre. Este martes 18 de junio, en sesión del Concejo Municipal de La Reina, la alcaldía informó que el municipio extendería el contrato de arrendamiento de Granjaventura sólo por un año, luego de lo cual se licitaría el uso del terreno. Esto, en la práctica puede implicar el término en 2025 de este proyecto educativo.
La determinación generó indignación entre los concejales, quienes además denunciaron que recibieron la propuesta de nuevo contrato recién a las 18 horas del día anterior, por lo que ninguno pudo leer el documento que en ese instante debía ser votado. En el mismo sentido, criticaron el procedimiento de la alcaldía, ya que llevó a votación esta renovación cuando apenas quedaban 12 días para que finalice el actual contrato.
Pese a su firme oposición, los concejales argumentaron que estaban obligados a aprobar la extensión de un año impuesta por la alcaldía ya que, de lo contrario, Granjaventura cerraría sus puertas el próximo domingo 30 de junio. De hecho, durante la sesión varios concejales ofrecieron disculpas a nombre del municipio por lo que denominaron “un mal trato y una falta de respeto” al largo trabajo de Granjaventura en favor de la comunidad.
La concejala Fresia Pérez lamentó que “tuvimos que aprobar, esa es la verdad, no había un Plan B. Puesto que, si no aprobamos, Granjaventura terminaba su contrato a fin de mes. Esto, para mí por lo menos en mi posición es sumamente complicado, porque no estoy de acuerdo con esas presiones”.
El concejal Rodolfo del Real explicó que “no estoy de acuerdo con lo que se hizo ni la forma cómo se hizo, y efectivamente pedí disculpas públicas a la gente de Granjaventura porque esto se debería haber hecho por lo menos hace 6 meses atrás y no llegar a esta instancia, 12 días antes de que se cumpla el contrato, a aprobar un texto que no conocemos y entre la espada y la pared”.
Por su parte, el concejal Cristian del Canto indicó que “yo aprobé, pero aprobé a regañadientes. Y aprobé a regañadientes porque me parece que este tema debió haberse conversado mucho antes”.
“Estamos en un año electoral y por lo tanto muy probablemente este consejo se modifique, y al dar 12 meses más de plazo, para dilatarlo digamos, posiblemente entre otras cosas se está esperando tener un consejo distinto”, sostuvo del Canto, quien agregó que “la Administración Municipal tiene clarísimo que las ocho concejalías que estamos hoy día vigentes estamos con un apoyo cerrado a la posición de que la Granjaventura siga en el parque, entonces se abre esa brecha de duda, de si la Administración Municipal no será que tiene otras intenciones con ese terreno”.
El concejal Mauricio Martin, en tanto, apuntó que “mi opinión al respecto es que, por supuesto, Granjaventura tiene que seguir con nosotros en la comuna, es importante, relevante, eso es lo que yo obviamente espero y lo que voy a apoyar”.
“Estamos muy angustiados. No sabemos qué proyectos tiene el administrador municipal para este terreno, por qué motivos quieren cerrar ‘Granjaventura’. Este es un sueño familiar con una vocación educativa, generar conciencia ambiental para que las nuevas generaciones puedan ser agentes de cambio. Nuestros visitantes se van muy felices, y ese valor que hoy es un patrimonio de La Reina no puede desaparecer”, recalcó el fundador de Granjaventura, Óscar Knust.
“Esto es una expulsión de facto, porque nosotros trabajamos con seres vivos que requieren de un programa de cuidados y protección, tanto vida animal como vegetal, que se debe planificar y proyectar con tiempo. Esto no es una tienda que se puede cambiar de local de un día para otro”, cuestionó Knust.
“Granjaventura” entrega una experiencia de aprendizaje lúdica orientada por profesionales de distintas disciplinas, con talleres que permiten desarrollar capacidades a través de actividades significativas para los niños que involucran todos sus sentidos, y se puede interactuar con cerca de 100 animales de granja como vacas, patos, gallinas, ovejas, cabras, burros, caballos, conejos, cuyes, llamas, cerdos, pavos y gansos.
Óscar Knust señala que el compromiso de este proyecto con la comunidad y el medio ambiente conecta directamente con los objetivos de La Reina respecto a la protección y desarrollo del Parque Mahuida, por lo que el anuncio de la administración municipal resulta completamente inexplicable. “Hace dos años le escribimos a las autoridades pidiendo iniciar conversaciones para la extensión de la permanencia de Granjaventura y desde entonces hemos insistido en distintos espacios y oportunidades. Y la respuesta la venimos a recibir a 12 días que venza el contrato. ¿Por qué?”, cuestiona.