Básicos Locales: poleras cuya sostenibilidad ambiental y social se puede conocer de principio a fin
Una prenda que es de muy buena calidad y con un diseño atemporal es, de por sí, más duradera y por lo tanto más sustentable que otra que muy pronto se transforma en residuo. Si además está hecha con materias primas cuya producción fue amigable con el medio ambiente y fabricada mediante trabajo digno y bien pagado, mejor aún. Y si estos atributos tienen una trazabilidad que se transparenta a los clientes, el círculo se cierra. Así son las poleras confeccionadas en el taller de costura Puntadas de Mujer, de Independencia, y que desde hace unos días están a la venta en Paris con el nombre de Básicos Locales. “Es importante que quien busque prendas sostenibles las pueda encontrar dentro del comercio masivo”, comenta la consultora en moda y sostenibilidad Beatriz O’Brien, quien lidera el proyecto, que se enmarca en los compromisos de sostenibilidad de la marca de retail.


“Es un algodón peruano cien por ciento orgánico, es una tela exquisita, suave al tacto, como tocar una seda; no es áspera como otros algodones, tiene mayor durabilidad y no importa las veces que la laves, se mantiene la textura”. Así describe Pabla Rodríguez, dueña del taller de costura Puntadas de Mujer, la tela con la que fabricaron 2.670 poleras que fueron puestas a la venta a fines de diciembre por Paris con el nombre de “Básicos Locales”.
Pabla, cuyo taller está ubicado en la comuna de Independencia, lleva más de 34 años dedicada a la costura y ha visto cómo la industria de la confección se ha ido reduciendo al mínimo en el país: “Quedan dos o tres fábricas, con suerte; los demás son puros talleres, y la mayoría somos bien chiquitos”. Por esto, valora enormemente la iniciativa de la tienda de retail de volver a contratar costureras locales.
“No solo por nosotras, sino para todo el rubro, porque creemos que estamos abriendo una pequeña ventanita para que otras empresas empiecen a entusiasmarse con hacer este tipo de proyectos y contar con nosotras (…) Como Pymes podemos ofrecer nuestro servicio y eso implica contratar gente, darle trabajo no solo al que cose, también al que estampa, al que borda; mover dinero dentro del país. Es una cadena”, comenta Pabla.
Marcela Lobos, quien trabajó con Pabla en este proyecto, destaca su sostenibilidad social: “Acá hay comercio justo, se paga a la gente un valor justo y trabajamos con un buen horario; no como en otras partes, donde los horarios son de explotación y hay trabajo infantil. Este es un trabajo local, se confecciona todo acá en Chile; se cortó, se confeccionó, se bordó, todo acá”.
Respecto a la sostenibilidad ambiental, Marcela destaca que las telas fueron hechas con algodón cien por ciento orgánico, que cuenta con certificación GOTS (Norma Textil Orgánica Global, por su sigla en inglés), y “su producción casi no tiene impacto en el medioambiente. Eso es algo que la gente valora y prefiere (…) hay muchas personas que quieren comprar cosas amigables con el medio ambiente, que no tengan productos químicos, sobre todo para sus hijos”.

Pasaporte digital de productos
Las micro empresarias cuentan que algunas veces las han convocado de multitiendas para que muestren su trabajo, pero luego no las llaman para concretar. “En cambio, esto se hizo realidad y eso es algo importante. Sabemos que somos capaces de enfrentar estos desafíos, no solamente en la confección, sino también el trabajo logístico. Es bueno que el retail sepa que hay una mejor opción que la importación”, comenta Marcela Lobos, quien es muy crítica de los productos que se encuentran habitualmente en las tiendas.
“Puedes encontrar una prenda donde la etiqueta dice ‘algodón orgánico’, pero el porcentaje de algodón orgánico que tiene es lo mínimo (…) Todo lo que viene de China no tiene nada que ver con la sustentabilidad”, dice Marcela.
Precisamente para trasparentar la información sobre el origen y manufactura de sus productos textiles, Paris está comenzando a implementar el Pasaporte Digital de Productos (PDP), una herramienta que permite a los clientes acceder, mediante un código QR, a la historia completa de las prendas, desde la extracción de las materias primas hasta su confección. Y es justamente con Básicos Locales que están estrenando esta tecnología.
“Esta innovación forma parte del proyecto de trazabilidad 2025 de Paris, y representa un esfuerzo por entregar mayor información a nuestros clientes sobre la cadena productiva de nuestras prendas”, explica Fernanda Kluever, gerenta de Clientes y Sostenibilidad de Paris.
En concreto, las poleras de Básicos Locales traen una etiqueta con un código QR que, al ser escaneado, permite acceder a los datos sobre su materia prima, la fabricación de la tela, elaboración de la prenda, etc.; además, incluye iniciativas que impulsa Paris para dar una “segunda vida” a la ropa, por ejemplo, vender de segunda mano, intercambiar, personalizar e, incluso, reciclar. Todas estas alternativas promueven la “circularidad” de los productos, es decir, que la prenda o sus componente se mantengan en uso y no se transformen en residuo.
La consultora en moda sostenible Beatriz O’Brien, quien ha desarrollado el programa Básicos Locales junto a Paris, llama la atención sobre la relevancia de ir incorporando el uso del PDP: “Esta colección busca entregar un valor agregado al consumidor a través del Pasaporte Digital de Productos, adelantándose a posibles regulaciones para la industria textil en Chile, inspiradas en estándares como los de la Unión Europea”.
“Las telas están hechas con algodón cien por ciento orgánico, que cuenta con certificación GOTS (Norma Textil Orgánica Global, por su sigla en inglés), y su producción casi no tiene impacto en el medioambiente. Eso es algo que la gente valora y prefiere”.

Algodón de Lambayeque
O’Brien explica que este proyecto se sostiene en algunos pilares relacionados con su diseño y su consumo, como la versatilidad, durabilidad, atemporalidad (no pasa de moda). Fue así como llegaron a “un básico de súper buena calidad, que se ve bien, es versátil, cómodo, lo puedes ocupar de día, o de noche con un blazer encima; también es para mujeres de distintas edades y sirve para todas las estaciones”.
Respecto a la durabilidad, la consultora explica que la tela está hecha con algodón orgánico Pima, que es de hebra larga: “En general los algodones -dentro de la familia de las fibras naturales- son de hebra más corta (…) Al ser de hebra larga dura mucho más, porque no se va a ‘ir pelando’ con el paso del tiempo”.
Esta tela es fabricada en Perú, con algodón orgánico cultivado en la localidad de Lambayeque, ubicada en la costa norte de ese país y que tiene un clima semitropical. La fábrica, cuenta Beatriz, está ubicada a las afueras de Lima, es proveedora de grandes marcas europeas y se dedica a la producción sostenible, por lo que siempre le compra a las mismas comunidades campesinas que cultivan el algodón orgánico en Lambayeque. “Las telas cuentan con la certificación GOTS, que da garantía de que cumplen con los requisitos para ser considerado textil orgánico, por sus procesos en el campo, manufactura, etc.”
Hay varias características que diferencian a este algodón del convencional. Por ejemplo “el orgánico tiene solo riego por lluvia, no riego programado. Además, GOTS certifica que hay un pago justo, comercio justo; son semillas que no están genéticamente modificadas para producir más -como es el caso de muchos algodones convencionales-, y no se ocupan fertilizantes, herbicidas, ni insecticidas químicos, sino que todo el proceso se hace con productos naturales u orgánicos”, cuenta O’Brien.
En cuanto a la manufactura, es de mínimo impacto; por ejemplo, el uso de agua es mucho menor. La producción de un kilo de algodón orgánico requiere entre 500 y 2 mil litros de agua, mientras que el convencional usa entre 7 mil y 10 mil litros para un kilo. “Se usan tintes que se biodegradan; los procesos de acabado, de terminación de los textiles, que siempre son lo más contaminante de toda la cadena de valor, se realizan sin procesamiento químico”, dice Beatriz.
“Esta colección busca entregar un valor agregado al consumidor a través del Pasaporte Digital de Productos, adelantándose a posibles regulaciones para la industria textil en Chile, inspiradas en estándares como los de la Unión Europea”.

¿Por qué 2.670 poleras?
Esta tela orgánica es, además, “a pedido”. Es decir, la fábrica produce las cantidades precisas que se le encargan en cada caso, lo que asegura que no haya sobreproducción de tela, que después quede en una bodega y no se use.
Entonces, explica Beatriz O’Brien, se pidió una cantidad de tela calculada para 2.500 poleras, pero la fábrica produjo un poquito más y en el taller Puntadas de Mujer hicieron un uso tan eficiente del material que, finalmente, se confeccionaron las 2.670 poleras.
Además, para Básicos Locales se pidieron tres colores, negro (jet Black), blanco (eco White), y taupe -como beige grisáceo-, un preparado especial que hizo la fábrica para esta colección. “El eco White es el color del algodón, no se tiñe, es como un tonito crema leve. El algodón nativo tiene miles de colores, no es blanco-blanco; de hecho, cuando uno encuentra ese algodón súper blanco es porque está blanqueado, porque ha pasado un proceso con cloro”, detalla la consultora en moda y sostenibilidad.
Todas estas características de la tela hacen que en el proceso de lavado de la prenda, en las casas, los residuos en el agua (pelusas) no tengan impacto ambiental.
A modo de balance, como líder de Básicos Locales, Beatriz O’Brien dice estar agradecida y orgullosa del trabajo hecho con Paris, porque desde la marca creyeron en el proyecto y eso significa poder masificarlo. “También el componente de la confección local es muy relevante, porque el retail prácticamente ya no está cosiendo en Chile. Me siento contenta porque con el equipo de costureras logramos algo profesional y de calidad”.
“Asimismo, es importante que quien busque prendas sostenibles las pueda encontrar dentro del comercio masivo. Es decir, darle al cliente la opción de tener una prenda con estas características de calidad y sostenibilidad; y una prenda sana, que no tiene efectos negativos en la salud, porque no tiene químicos, es totalmente hipoalergénico, y no bota microplásticos”, concluye la experta.
