Medición de huella de carbono: el primer paso para la acción climática concreta y gestionable por parte de las empresas
Desarrollar iniciativas que permitan a las organizaciones reducir su impacto medioambiental puede ser complejo si no se tienen datos que permitan dar cuenta, efectivamente, de cuánto están afectando a su entorno. Por ejemplo, para ayudar a mitigar el cambio climático, algo básico es medir su huella de carbono, es decir, la cantidad total de gases de efecto invernadero que liberan a la atmósfera. Con el objetivo de impulsar a las compañías a avanzar en este camino, el Sistema B Chile está realizando el programa “Empresas B por el Clima”, donde un diagnóstico arrojó que 48% de las organizaciones no han medido su huella. Una de las participantes del programa es CIC, que lleva tres años certificando su huella de carbono corporativa con el apoyo de ForThePlanet. Para profundizar en este tema, País Circular conversó con representantes de Sistema B Chile, CIC y ForThePlanet.
Para muchas empresas en Chile, la medición de la huella de carbono se ha posicionado cada vez más como un valor a tener en consideración para el desarrollo comercial y estratégico de las organizaciones. Por ejemplo, el Sistema B Chile está impulsando fuertemente que las compañías que adhieren a este movimiento avancen en su acción climática y una forma de hacerlo es, precisamente, midiendo su huella de carbono y, a partir de esos datos, adoptar medidas para reducir dicha huella y así ayudar a mitigar el cambio climático producido por los gases de efecto invernadero (GEI).
La huella de carbono se puede definir como la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono (CO2), que es liberada a la atmósfera por las actividades humanas o empresariales. Por este motivo, su medición se ha vuelto fundamental para poder gestionar y reducir esas emisiones y, por tanto, el impacto ambiental de las empresas.
Cristián Mosella, director de Programa ForThePlanet de la consultora EnergyLab, explica que medir la huella de carbono no es en sí mismo una certificación, sino que un proceso de medición. Para comenzar ese proceso, lo primero es diseñar un plan de monitoreo, que define las variables que se medirán, cómo se medirán, con qué periodicidad y en qué unidades. Luego, en el caso del Programa ForThePlanet, se utiliza una plataforma digital que permite a las empresas hacer un seguimiento en línea de los resultados que se van obteniendo.
“Los resultados que aparecen en la plataforma que nosotros desarrollamos, son auditados por una tercera parte independiente, y con esos resultados se puede postular a Huella Chile, que sí es una certificación”, explica Mosella.
Huella Chile es un programa del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) que fomenta el cálculo, reporte y gestión de los GEI, tanto en organizaciones del sector público como privado. Actualmente se entregan cuatro certificaciones: Cuantificación, Reducción, Neutralización y Excelencia en la gestión.
El director del Programa ForThePlanet agrega que las emisiones se clasifican en tres categorías, lo que permite que la organización que está midiendo su huella entienda el impacto que está generando y tome decisiones para reducir sus emisiones.
La primera categoría se refiere a las Emisiones Directas (Alcance 1), que son las que se generan dentro de las instalaciones de la empresa, como el consumo de combustibles o las fugas de gases industriales; después están las Emisiones Indirectas (Alcance 2), que son aquellas asociadas al consumo de energía eléctrica o la adquisición de frío/calor; finalmente, está la categoría de Otras Emisiones Indirectas (Alcance 3), referidas a las emisiones generadas por otros actores dentro de la cadena de producción, que no son de propiedad ni están controladas por la empresa, por ejemplo, los proveedores.
“Sin esta ‘foto’ es imposible generar acciones que tengan un impacto concreto y medible. Es importante partir por esto para identificar, por ejemplo, si vale la pena reducir las emisiones por transporte o por generación de energía, o por residuos, o por consumo de agua, etc.”
“Empresas B por el clima”
En línea con la búsqueda de certificaciones que verifiquen la preocupación y las acciones de las empresas por reducir su impacto medioambiental, una de las más importantes es la que entrega el Sistema B, una entidad internacional. Las Empresas B son organizaciones que adhieren a un sistema económico que beneficie al planeta y a todas las personas, midiendo su impacto social y ambiental, además de comprometerse a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo.
Andrea Villavicencio, líder de Acción Climática del Sistema B Chile, explica que la medición de la huella de carbono no es un requisito para postular a la certificación de Empresa B, pero que obviamente aumenta el puntaje para poder acceder a la categoría. Este año, en el país se lanzó el programa “Empresas B por el Clima”, que busca generar intercambio de experiencias entre compañías que han logrado la certificación del Sistema B.
“Uno de los principales objetivos de ‘Empresas B por el Clima’ es que las empresas puedan avanzar en acción climática. Al comienzo de esta iniciativa aplicamos una encuesta de diagnóstico que arrojó que 60% de las Empresas B están muy interesadas de participar en capacitaciones, asesorías y temas más técnicos”, explica Villavicencio.
La profesional destaca la importancia de medir la huella de carbono, ya que es el primer paso para identificar en dónde las empresas pueden aportar a la acción climática: “Sin esta ‘foto’ es imposible generar acciones que tengan un impacto concreto y medible. Es importante partir por esto para identificar, por ejemplo, si vale la pena reducir las emisiones por transporte o por generación de energía, o por residuos, o por consumo de agua, etc.”
De acuerdo a la misma encuesta, 52% de las empresas participantes han medido su huella de carbono, por lo que uno de los desafíos es que el porcentaje restante comience a realizar las acciones para cuantificar su nivel de emisiones.
“Uno de los principales desafíos que tienen las organizaciones es medir la huella de sus proveedores y mitigar las emisiones transformando algunos procesos. Otro desafío importante es involucrar a todos los trabajadores de la empresa dentro de las acciones climáticas, porque no solo el área de Sostenibilidad es la que tiene que estar atenta, sino que todas las áreas de todos los procesos, para estar al tanto de los desafíos que se vienen y cómo diseñar proyectos que en su nacimiento no generen emisiones”, precisa Villavicencio.
“Los resultados que aparecen en la plataforma que nosotros desarrollamos, son auditados por una tercera parte independiente, y con esos resultados se puede postular a Huella Chile, que sí es una certificación”.
La experiencia de CIC
Una de las compañías que está participando en “Empresas B por el Clima” es CIC, que el año pasado fue certificada por el Sistema B Chile. La tradicional fabricante de colchones y muebles tiene 112 años de historia en Chile, y su capacidad de adaptación al cambio ha sido fundamental para que continúe existiendo. En términos de sostenibilidad, ha adoptado una producción más limpia en sus fábricas, reutilizando materiales y usando materias primas sustentables. Por ejemplo, ha lanzado productos como Cocopedic, el primer colchón 100% orgánico y compostable, además de usar -en otros productos- fibras recicladas y espuma recuperada de subproductos. Asimismo, realizan y promueven el reciclaje de los residuos de madera, plástico, metales, entre otros materiales. Y desde hace unos años miden su huella de carbono con el Programa ForThePlanet, con el objetivo de avanzar en la ruta que se han fijado hacia las cero emisiones.
Alberto Prado, encargado de sostenibilidad y certificaciones de CIC, detalla que la estrategia de la compañía cuenta con tres pilares de sostenibilidad: crecimiento en equilibrio con el medio ambiente, innovación para crear valor, y cuidado de las personas y comunidades.
“Estamos avanzando en el compromiso de nuestra compañía con la acción por el clima, proyectando hacia el futuro nuestras iniciativas de mitigación de emisiones. Por tercer año consecutivo, en alianza con ForThePlanet, certificamos nuestra huella de carbono corporativa, a través del Programa Huella Chile, del Ministerio del Medio Ambiente, obteniendo los sellos de Cuantificación. Este es un esfuerzo que integra el compromiso de las tiendas y fábricas de CIC en Maipú y Chillán, con la medición del consumo de recursos naturales y la generación de residuos, pero también con proyectos como el recambio de luminarias, compostaje y reutilización de residuos, que por dos años consecutivos han sido reconocidos con el sello de Reducción de emisiones”, detalla Prado.
La compañía chilena, que ya se está preparando para un nuevo proceso de certificación por el Sistema B, participa del programa “Empresas B por el Clima” con el fin de seguir impulsando acciones en pro de la sostenibilidad.
Consultado sobre qué consejo podrían dar a otras grandes empresas que aún no se inician en medidas concretas de sostenibilidad, el representante de CIC recomienda no desalentarse por el tamaño de los desafíos, ya que todos pueden contribuir desde las propias capacidades y preguntarse qué se puede mejorar desde acciones diarias.
“Cada vez hay más instancias a disposición, en las cuales pueden apoyarse, como los programas que brinda Sistema B. Si no aspiran primeramente a una certificación como Empresa B, un buen inicio puede ser comenzar midiendo el impacto positivo que actualmente ya están generando, a través del programa “Mide lo que importa”. En cambio, si consideran que más bien el trabajo pendiente consiste en avanzar en las brechas para alcanzar estándares más altos de sostenibilidad, el programa Camino +B es un gran apoyo que en CIC nos permitió impulsar la gestión del triple impacto (económico, social y ambiental) dentro de la estrategia organizacional”, precisa Alberto Prado.
“Este es un esfuerzo que integra el compromiso de las tiendas y fábricas de CIC en Maipú y Chillán, con la medición del consumo de recursos naturales y la generación de residuos, pero también con proyectos como el recambio de luminarias, compostaje y reutilización de residuos, que por dos años consecutivos han sido reconocidos con el sello de Reducción de emisiones”.