Paola Grandela: “La legislación debiera promover la economía circular, y no la disposición de residuos”
La gerenta de Sostenibilidad de Aceros AZA analiza en esta entrevista los avances de la industria del acero en economía circular, y los desafíos existentes para la adopción de esta tendencia de manera masiva por parte de las empresas. La generación de sinergias entre actores, la innovación, la incorporación de tecnologías y, fundamentalmente, los cambios normativos para desclasificar residuos cuando pueden transformarse en nuevos insumos para procesos -y dejar atrás la mirada estrictamente sanitaria sobre éstos-, aparecen como claves para ello, afirma la ejecutiva.
Poco a poco, la economía circular comienza a ganar terreno en el corazón estratégico de las empresas, en la medida que se instalan en el país una serie de iniciativas para su impulso, como la Hoja de Ruta para la Economía Circular que busca, entre otras cosas, generar 100 mil empleos verdes, disminuir la generación de residuos e incrementar la productividad material del país durante los próximos 20 años mediante una serie de medidas y acciones específicas. Lo propio está ocurriendo en sectores específicos de la economía, entre ellos la construcción y el mundo del reciclaje.
Sin embargo, aún son pasos incipientes y queda una serie de brechas por resolver. Paola Grandela analiza el escenario actual tanto de la industria del acero como del ecosistema empresarial, donde ve avances -dice- “en temas de innovación, en temas de competencia, que son muy necesarios para generar esta transformación. Pero creo que todavía nos está faltando en el tema regulatorio”.
El principal problema hoy, plantea, es la existencia de una regulación de los residuos muy sectorial y enfocada en lo sanitario, un escenario donde la Hoja de Ruta para la Economía Circular plantea lineamientos para realizar modificaciones y fija un camino a seguir. Hoy, uno de los principales avances para la implementación de esta tendencia, plantea Paola Grandela, es que están empezando a ocurrir las sinergias entre actores necesarias para para impulsar la economía circular.
“Ya empiezan a haber sinergias industriales bastante interesantes, y posterior a esto vienen las alianzas público-privadas, que es la forma de avanzar. Pero creo que es un tema que debiéramos estructurar mejor. El Estado debiera darle una definición, porque normalmente ocurre que depende de la voluntad de quien está en el Ejecutivo de tomar o no estos temas. Entonces, es importante definir cómo uno va armando y va avanzando en esto”, afirma.
Aquí hay también un rol importante de la industria ¿La economía circular debiera estar incorporada en el core de la empresa, en sus estrategias principales, para ir generando esas sinergias con otros actores?
Así es, y creo que esa es la forma de hacerlo. Nuestro negocio tiene, de por sí, el concepto de la economía circular incorporado, por el hecho de que fabricamos acero a partir de chatarra ferrosa, que en estricto rigor es un residuo. Pero además, por directriz y por concepto, siempre hemos incorporado los conceptos de la sostenibilidad dentro de la planificación estratégica, por lo tanto siempre ha estado dentro del negocio. Y a partir de ahí hacemos sinergias con varios actores. Actualmente estamos con un modelo muy interesante de economía circular con la minería, transformando sus residuos en acero nuevo que vuelve después a la misma minería a través de múltiples productos. Entonces, hay modelos donde entra más de un actor, porque ahí está la minería, el transporte, la misma gente que vive en el sector que está contratada para hacer estas faenas, y se empieza a generar todo un ecosistema. Y se crean nuevos empleos.
¿Ve que esto se esté incorporando a nivel de las empresas en general?¿Por qué hacerlo?
Sí, en Sofofa -a través del Centro de Medio Ambiente- partimos esto con cinco o seis empresas donde realmente las sinergias empezaron a dar frutos en temas de calidad del aire y de economía circular. Ahíte das cuenta de las economías de escala que se empiezan a generar para valorizar las cosas, y que para aprovechar recursos empiezas a gestionar ecosistemas, y aparecen oportunidades muy buenas. Todos estos temas de economía circular, de sostenibilidad, de medio ambiente -que me ha tocado trabajarlos desde todas las aristas y diversos cargos- tienen como denominador común que al final son beneficios. Si haces una buena gestión tienes menos costos, menos pérdidas, no tienes reclamos, entones generas una empresa sustentable en el tiempo, porque a la larga eres más competitiva. Al final del día, hacer esto es un negocio, y desde ese punto de vista es muy importante. Ahora, existen otras cosas cuando uno empieza a utilizar estos conceptos de economía circular. Por ejemplo, ahora incorporamos un nuevo concepto que es Eco AZA, y que es mirar aguas abajo el negocio de la circularidad de la siderurgia.
¿De qué se trata ese proyecto?
Eco AZA parte, principalmente, por la necesidad de hacerse cargo del negocio de los áridos de acero que se producen por la fundición. Al fundirse el acero se genera una palanquilla de acero y un co-producto llamado escoria, que son óxidos de varios metales, impurezas que se le sacan al acero y cuya morfología es muy similar a las piedras volcánicas. Cuando tienes volúmenes de acero importantes -tenemos una planta con capacidad sobre 500 mil toneladas al año- se vuelve interesante recuperar el fierro que queda en esa escoria, porque son números del 12%, del 15%. Después viene qué hacer con eso. Y ahí empezamos a trabajar, a hacer benchmarking con empresas innovadoras respecto a esto, y a ver el desarrollo que ha tenido el uso de estos materiales en calles y caminos, en la industria de la construcción y del hormigón, porque realmente tiene muy buenas propiedades. Entonces Eco AZA viene a hacerse cargo de estos residuos para, de aquí a dos años, como empresa tener el círculo completamente cerrado y reducir a cero nuestros residuos. Pero también existen tremendas oportunidades que van más allá del negocio de AZA, porque a nivel país hay una escasez de áridos para la construcción que pueden ser reemplazados con esta escoria, así que estamos muy entretenidos en este proyecto. El problema es que para estos temas la regulación no siempre nos acompaña.
“Creemos que debiera haber un reglamento que fomente la desclasificación de residuos, transformarlos en un co-producto que cumpla ciertas condiciones: que no cause daño, y que tengas que demostrarlo. Y si tienes que demostrarlo 20 veces, lo demuestras 20 veces. Así opera internacionalmente”.
Pero en este caso sí, hay una norma que se está modificando para incorporar las escorias de acero en el hormigón.
Sí, tenemos dos normas técnicas, la NCH163 y la NCh3562, que ya están en proceso de consulta pública y que van a ser muy útiles. La primera, de hecho, incorpora las escorias de acero absolutamente especificadas para el hormigón, así que estamos muy contentos con eso. Pero lo que cuesta todavía es que cada vez que quieres hacer algo, tienes que pasar por un tremendo proceso de pedir permisos y hacer trámites para poder analizar caso a caso. Al final, lo que ocurre es que la legislación carece del marco necesario. Éste debería promover la economía circular, y no la disposición de residuos, ahí creo que todavía la legislación apunta en el sentido contrario. Al final es tan enredoso, tan dificultoso, que muchas veces desincentiva o demora el poder avanzar.
En general la crítica apunta a la legislación sanitaria, que considera todo como un residuo y no como subproductos que pudieran ser materia prima de otros productos ¿Esa es la principal traba hoy?
Tenemos este tema de cómo el Estado debiera promover la valorización de los residuos, como ocurre en la Unión Europea. Cuando éramos Gerdau tuvimos plantas en algún momento en España, y ahí por botar residuos tenías que pagar una multa, por lo que contratabas un gestor que hacía toda la interacción para valorizar esos residuos. Esa legislación no promueve la disposición de residuos, promueve el reciclaje, y eso acá en Chile no existe. La legislación debiera enfocarse más en controlar riesgos, en las cosas que efectivamente puedan tener un riesgo, y no meter todo en el mismo saco porque al final no se llega a ninguna parte. Hace ocho años participamos en un APL con Asimet, el Minvu y el MOP para introducir la escoria en las obras, pero al final el piloto no se pudo hacer por la normativa sanitaria. Era tan engorroso todo el trámite, declaraciones, permisos, que el final el Minvu y el MOP dijeron no hagamos nada. Y eran unos pilotos muy chicos, pero así y todo fue muy complejo.
¿Cómo impulsar esas modificaciones normativas?
Estamos trabajando en Sofofa, porque creemos que debiera haber un reglamento que fomente la desclasificación de residuos, transformarlos en un co-producto que cumpla ciertas condiciones: que no cause daño, y que tengas que demostrarlo. Y si tienes que demostrarlo 20 veces, lo demuestras 20 veces. Así opera internacionalmente. Hicimos un benchmark legal con una empresa alemana y ellos, aunque esto se destrabó legalmente, cada tres o cuatro meses hacen una serie de ensayos y le demuestran a la autoridad que su producto no es nocivo. Entonces igual se mantiene un control, pero es fundamental sacarle la categoría de residuo y transformarlo en algo que sirve para un nuevo uso sin que se vea entrampado por una serie de permisos. Muchos incluso no se atreven a hacer pilotos porque no hay permisos; entonces, qué viene primero: el huevo o la gallina. La idea de hacer un piloto es validar cosas técnicas, y sigue todo entrampado por temas sanitarios. Si uno avanza a una reglamentación un poco más macro, que clasifique estos materiales desde el punto de vista del riesgo, de si tiene nuevos usos, da cierta libertad para poder hacer estas cosas. Estoy absolutamente de acuerdo en que si tienes materiales peligrosos no puedes hacer lo que quieras, pero sí debería fomentarse cuando el riesgo no es tal. Muchos de esos residuos terminan en vertederos ilegales, y creo que esto sería un tremendo avance para fomentar la economía circular.
¿Cree que debieran implementarse incentivos a procesos que aceleren la economía circular en la industria del acero, por ejemplo?
Yo no planteo que hay procesos mejores que otros, lo que creo que debiera pasar es que se debiera igualar la cancha, desde el punto de vista de emisiones de CO2, de transporte, de temas laborales, de subsidios. Sobre todo, en China, por ejemplo, hay subsidios del Estado en terrenos, energía, de seguridad, etc., y en la medida que la cancha se iguale se puede competir en mejores condiciones. Ahora, podrían ser interesantes también incentivos a las emisiones de CO2, por ejemplo. El tema es cómo podrías transparentar eso al momento de comercializar. Si existiese la opción de hacerlo, al final decide el que compra el acero, que opta por un producto trazable, con huella de carbono y que dice cuánto emite en sus procesos. Es la única manera, hay una tendencia súper importante a descarbonizar en la industria del acero, sobre todo en las acerías integradas, y la legislación está avanzando bastante.
El acero tiene la ventaja de que se puede reciclar infinitas veces, y ahí aparece la construcción como uno de los grandes aliados para recircular el material. ¿Cómo han avanzado las sinergias con esta industria?
Nosotros tenemos alianzas con constructoras. No es tan grande como la que tenemos con la minería, pero sí lo tenemos. Principalmente es un servicio logístico, ya sea en la obra o en la demolición, donde Aceros AZA pone capachos para que se depositen los despuntes de acero, y hay toda una logística con un sistema que, en la medida que ese capacho se va llenando, se retira y se pone uno vacío. También lo hacemos con obras públicas de infraestructura, con AVO por ejemplo.
“Este concepto de economía circular está bien de moda, todos hablan de economía circular, pero no todos hacen economía circular. A lo mejor hay que hablar menos y hacer más. Creo que esto finalmente beneficia desde el punto de vista de la sobrevivencia de una compañía”.
¿Han visto que se ha incrementado el interés de las constructoras por este tipo de prácticas?
Sí, yo diría que eso va in crescendo. Hay interés en reciclar, porque eso no lo botan y uno se los compra, hay todo un tema logístico. Y también son clientes de tu acero, entonces le estás generando ese servicio de recolección de despuntes o chatarras, ya sea en construcción o demolición, porque ahí también hay fierro.
Hoy existe una mirada hacia nuevos residuos emergentes en la industria del acero, por ejemplo con toda la infraestructura que se está montando para la generación de energías verdes. ¿Se está diseñando esto para el posterior reciclaje, hay una mirada a futuro?
Sí, hemos estado mirando cómo se está insertando nuestro acero en estas obras, porque se está utilizando en proyectos de paneles solares o de aerogeneradores. Y cuando esto haya que desmontarlo, ese es acero que va a volver. Si bien aún no tenemos una logística para ello, vamos a tener que hacernos cargo de eso, o va a tener que existir un tercero que lo haga, y por eso en la Hoja de Ruta para la Economía Circular se promueve también la generación de empleo, porque van a tener que existir muchos servicios para que esto funcione. A lo mejor a una empresa no le sirve diversificarse hacia eso, y deberá contratar a alguien que, por ejemplo, se especializó en desmontar torres eólicas. Una cosa interesante es que ojalá lo que se recicle quede dentro de Chile -porque un porcentaje relevante de la chatarra se exporta-, que esos ecosistemas se creen y mantengan en el país, porque no tiene sentido transportar para reciclar en otro lado generando una huella de carbono mayor.
A propósito de la generación de nuevos empleos circulares, en la experiencia de Aceros AZA, ¿Cómo han visto su crecimiento?
Nosotros tenemos un ejemplo súper claro: cuando empezamos a expandir nuestros centros de reciclaje a una versión que llamamos 2.0, empezamos a promover que el pequeño proveedor se instale bien para que yo le pueda comprar. Hace cinco años, ese tipo de proveedores eran entre 100 y 150, y actualmente me están entregando chatarra más de 900 proveedores distintos al mes. Detrás de ellos hay familias, hay una organización que se va estructurando, y nosotros los ayudamos con la logística para que puedan acceder a este mercado, y con opciones de pago en 24 horas, que para ellos es fundamental. Ahí se va generando una tracción a la economía circular, y eso es súper importante. Falta sí hacer más sinergias, creo que entre las empresas todavía hay espacios de atreverse a hacer más cosas. En la medida que se empiece a mostrar que las cosas funcionan, que uno puede controlar los riesgos, que todos -el sector público, el sector privado, la sociedad- empiecen a tener la confianza en que esto efectivamente funciona, las cosas pueden avanzar.
¿Cómo visualiza el futuro del acero reciclado? Además de estar entrando el reciclaje en la construcción, la minería podría ser un actor aún más relevante. Codelco, por ejemplo, ya anunció una meta de reciclar el 65% de su materia industrial.
Yo lo veo con sinergias importantes entre privados y público-privados, con muchos servicios que ahora no existen, y creo que tiene que haber tecnología, porque hoy muchas de estas faenas se hacen de forma manual y eso baja mucho la productividad. Hay que mirar tecnologías que sean menos hombre-máquina, avanzar en eso para además no tener a la gente expuesta a eventuales riesgos.
¿Cómo avanzará este proceso?
Desde el punto de vista aguas abajo, la industria del acero se está haciendo cargo de sus co-productos, porque a la larga te das cuenta de que son productos que tienen un valor importante y que les sirve a otros, porque tienes un residuo que es rico en óxido de fierro. En el fondo, son nuevos materiales que se generan. Haces esto porque a la larga el ser más eficiente, ser más evolutivo, te lleva a trabajar en esta línea. La industria del acero se ha enfocado mucho en reducir impactos desde el punto de vista del consumo de energía, de recursos naturales, de la huella de carbono, y cuando haces eso generas mejores costos y eres más competitivo.
A la luz de esta experiencia, ¿cuáles son los principales beneficios que ven con la adopción de la economía circular en la empresa, por qué otros debieran hacerlo?
Hay un tema que a mi me gusta comentarlo: este concepto de economía circular está bien de moda, todos hablan de economía circular, pero no todos hacen economía circular. A lo mejor hay que hablar menos y hacer más. Creo que esto finalmente beneficia desde el punto de vista de la sobrevivencia de una compañía; beneficia desde el punto de vista de los empleados, que se sienten súper orgullosos de trabajar en empresas que hacen bien las cosas, que optimizan recursos, que hacen alianzas con otros para recuperar materiales; desde el punto de vista social también esto es muy valorado, y desde le punto de vista de los accionistas también. Entonces, yo diría que, como concepto, es lo que se tiene que hacer, porque además este planeta ya no da para más. Al menos lo que nosotros hemos tratado de hacer en el tiempo es invitar a otras empresas y a otras personas a hacer esto de verdad, no que quede solo como algo bonito en un reporte, porque esto tiene beneficios, se pueden medir, hay buenos indicadores sociales, ambientales y económicos en relación a la economía circular que te empiezan a generar además un impacto positivo en tu negocio. Creo que el tema tiene que ir por ahí, incorporando también las otras aristas de la economía circular, como el cambio climático y el agua.