A nivel global, la industria de la construcción utiliza un 40% de los recursos naturales, consume el 40% de la energía y emite el 40% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en su ciclo completo, al tiempo que genera sobre el 30% de los residuos sólidos. Consume el 50% de la producción mundial de acero, y 3 mil millones de toneladas de materias primas al año. Esto lleva a que, solo en Europa, se produzcan más de 180 millones de toneladas anuales de residuos. Así lo señala la información disponible en los países desarrollados, que elaboran distintos reportes sobre los impactos ambientales y sociales del sector. Y en Chile, aunque se carece de información detallada al respecto, la tendencia es similar.
Hoy el principal problema ambiental generado por la construcción es la generación de residuos. En el país, el 35% de los residuos sólidos proviene de la construcción y la demolición, y según cifras del Minvu se proyecta que a 2023 estos alcancen las 7,4 millones de toneladas al año, suficiente para llenar más de 15 veces el Estadio Nacional. Para enfrentar este problema, el programa Construye2025 -impulsado por Corfo- elaboró una Hoja de Ruta para la Gestión Sustentable de los Recursos y Residuos de la Construcción y Demolición, junto a los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Medio Ambiente y Obras Públicas, la que será lanzada hoy en el Centro Cultural La Moneda para iniciar su período de consulta pública.
“Para dar solución a este problema, se visualiza la economía circular como una gran oportunidad para el desarrollo y crecimiento sustentable del país, considerando el aporte que hace el sector de la construcción a la economía y al empleo. De esta forma, se revisan referentes internacionales sobre cómo se está abordando esta problemática. En la Unión Europea se ha establecido a la construcción y entorno construido como sectores prioritarios y con grandes oportunidades de generar cambios positivos en el uso eficiente de los recursos, y contribuir al desarrollo y crecimiento, a través de la generación de nuevos negocios, emprendimientos y empleos, así como reducir las emisiones de carbono” explica Alejandra Tapia, coordinadora de sustentabilidad de Construye 2025.
Se trata de un proceso en el que participaron todos los actores del sector, entre ellos el sector público, la academia y las empresas y gremios del sector privado, y que incluyó la realización de talleres y mesas de trabajo en los que participaron más de 260 personas. Esto permitió un acuerdo amplio para la construcción de esta hoja de ruta, cuyo objetivo es que se transforme a futuro en una política de Estado que incorpore los principios de la economía circular en la construcción, y que ayude a crear nuevos mercados en esta materia.
“El gran desafío de esta hoja de ruta ha sido integrar y coordinar a distintos actores públicos y privados, con el fin de generar confianzas, acuerdos y compromisos concretos para el logro de los objetivos y metas definidos. Sin embargo, el proceso de consulta pública plantea un nuevo desafío, que es validar la hoja de ruta, sus lineamientos, acciones y metas, y generar los compromisos necesarios para cumplirlos”, agrega Alejandra Tapia.