La crisis hídrica que afecta al país tiene en Atacama a una de las zonas más perjudicadas. El Ministerio de Agricultura declaró zona de emergencia agrícola en septiembre del año pasado a la región, que ha debido buscar fórmulas para asegurar el suministro, tanto para las actividades productivas como para el consumo humano.

En este contexto, se espera que en septiembre de este año comience a funcionar la etapa 1 de la primera desaladora estatal del país. La planta, que está siendo construida en el sector Punta Zorro, en Caldera, presenta un 85% de avance y busca ser un respaldo para asegurar el suministro hídrico para 220 mil personas en las comunas de Tierra Amarilla, Copiapó, Caldera y Chañaral.

Según explica Sebastián Espinoza, jefe de comunicaciones y comunidad de la sanitaria Aguas Chañar, que opera en la zona, ‘este backup (respaldo), construido por el Estado, nos ayudará a evitar eventuales problemas en las fuentes subterráneas y en caso de un agotamiento mayor de las fuentes productivas actuales’.

El proyecto consiste en la extracción de agua de mar y su desalinización en una planta de osmosis inversa (proceso en el que se obtiene agua dulce del agua salada), desde donde el agua desalinizada será impulsada a los distintos puntos de abastecimiento de la población mediante acueductos.

Las obras fueron dispuestas en tres etapas: la que se desarrolla actualmente, que contempla las obras terrestres de una planta con capacidad para producir 450 l/s (litros por segundo) de agua potable, además de las obras marinas requeridas para las fases 1, 2 y 3. La primera etapa tiene un costo aproximado de US$ 140 millones e implica obras marinas y terrestres, el proyecto eléctrico para la construcción de líneas y la ampliación de una subestación eléctrica para el suministro y la distribución, y el proyecto de conducciones.

La segunda etapa considera duplicar la capacidad para alcanzar los 900 l/s y la tercera permitirá la ampliación necesaria para llegar a 1.200 l/s. La planta podrá funcionar mientras avanzan las etapas posteriores.

Cuando fue aprobada la ingeniería preliminar de este proyecto, el Estado estimó un costo total de US$ 250 millones y comprometió el financiamiento de la actual etapa en construcción, mediante fondos dispuestos por el Ministerio de Hacienda. La planta que se construye en la costa de Atacama será la desalinizadora de agua de mar más grande del país destinada para el consumo humano, ya que existen otras de mayor producción, pero son usadas tanto para consumo humano como industrial.

‘Las obras marinas y terrestres de la primera etapa serán entregadas en julio de 2020, al igual que el proyecto eléctrico. Las tuberías y plantas elevadoras que conducirán el agua desde Caldera a las comunas de Chañaral, Copiapó y Tierra Amarilla serán recibidas en septiembre de 2020 y en enero de 2021’, explica Patricio Herrera, gerente general de la Empresa Concesionaria de Servicios Sanitarios (Econssa), sociedad anónima estatal que controla el funcionamiento de sanitarias en nueve regiones del país.

Herrera añade que en los dos años de desarrollo del proyecto se han establecido mesas de trabajo con oficinas municipales de información laboral de Caldera, Copiapó, Chañaral y Tierra Amarilla, lo que ha permitido implementar convenios para la contratación de mano de obra y servicios locales.

El inicio de operaciones de la planta desaladora también es valorado por las autoridades locales: ‘La sequía, producto del cambio climático, ha afectado con fuerza a nuestro país durante los últimos 10 años, y Atacama no es la excepción. Esta planta desalinizadora es un anhelo que está a punto de cumplirse y más de 200 mil personas de las comunas de Chañaral, Caldera, Copiapó y Tierra Amarilla van a ser beneficiadas’, afirma Patricio Urquieta, intendente de Atacama.

*Publicado por El Mercurio