Fungaltech fabrica biomateriales para distintos usos a partir de hongos
Su fundadora Lorenza Zanoni recolecta cepas de hongos de los bosques magallánicos que se alimentan de residuos orgánicos que ella recupera por medio de otra empresa complementaria: Biokeikruk. A partir del cultivo y cosecha de esos hongos, logra obtener biomateriales que hoy tienen validación comercial como packaging, paneles aislantes y regalos corporativos, y en el horizonte proyectan confeccionar boyas para ayudar a mitigar el impacto del plástico en los océanos.


Lorenza Zanoni partió fundando la empresa Biokeikruk, un vocablo de origen selknam que buscaba abordar el problema de los residuos orgánicos en Punta Arenas, ciudad donde reside. Poco a poco, Biokeikruk se convirtió en un referente local en materia de reciclaje de este tipo de residuos en la región, con el fin de crear compost, fertilizantes y otros productos. “El manejo de este tipo de residuos a nivel local, nacional y mundial está un poco en el olvido, es un poco complicado tener orgánicos por el tema de los vectores. Ahí fue que nos preguntamos qué más podíamos hacer con ellos”, comenta Zanoni.
En esa misma búsqueda conoció iniciativas en el extranjero que trabajaban con hongos como aglutinante para crear biomateriales. Ahí nació en 2022 la empresa Fungaltech, cuya propuesta justamente consiste en el desarrollo de biomateriales (preliminarmente regalos corporativos, paneles y packaging) a partir de hongos que se alimentan de los residuos orgánicos facilitados por la otra empresa Biokeikruk, ambas fundadas por Zanoni. Es decir, las dos empresas cumplen una función complementaria.
Fungaltech es una empresa que produce biomateriales concretos y además realiza investigación para futuros desarrollos. Un aspecto importante es que parte de la base de la recolección de cepas de hongos a nivel local. Son ellos mismos los que van a distintos bosques magallánicos a recolectar estas cepas. “Eso permite que todos los materiales tengan menos riesgos de introducción de especies. Es una solución alineada con la sustentabilidad, al ser hongos silvestres 100% Patagonia”, explica Lorenza Zanoni, técnica en Procesos Industriales Químicos y estudiante de magíster en Biotecnología.
Estas cepas llegan a un laboratorio (o micoteca, en este caso) que posee Fungaltech para hacer el proceso que termina en el biomaterial. Aquí entra a tallar una palabra clave: el micelio del hongo. Consisten en su parte vegetativa, comprendida por filamentos pluricelulares de los cuales se alimentan los hongos.
“Nosotros no estamos muy familiarizados con los hongos. Los vegetales se alimentan a través de las raíces o captan a través de las hojas los nutrientes; los animales lo hacen a través del aparato digestivo; y los hongos lo hacen a través de los micelios, que son una ramificación (micología radical) del mismo. Si levantas una planta, está lleno de micelios. Entonces ocupamos ese aglutinamiento natural de este ser vivo para generar estructuras firmes”, detalla Lorenza Zanoni.
Incluso, Zanoni indica que “si comparas la resistencia mecánica de un micelio con un ladrillo, gana el micelio. Es muy versátil y tiene muchas funcionalidades. Es una revolución de los materiales en base a las propiedades naturales”.
De hecho, agrega la creadora de Fungaltech, la diversidad de micelios disponibles permite engrosar la lista de aplicaciones del biomaterial obtenido.
La otra parte del desarrollo del biomaterial tiene que ver con los residuos orgánicos entregados por Biokeikruk. “Actualmente recolectamos el 90 por ciento de los orgánicos desde domicilios particulares. El resto son un par de empresas que son cocinerías. Estamos abarcando una zona que no se está tomando en cuenta, como es el tema de los residuos orgánicos”, complementa Zanoni.
Fungaltech posee un biodegradador biológico que tritura y le inyecta temperatura a los residuos orgánicos que reciben desde Biokeikruk, En proporción, de 100 kilos de residuos que se introducen en el biodigestor, se sacan 30 kilos.

“Si comparas la resistencia mecánica de un micelio con un ladrillo, gana el micelio. Es muy versátil y tiene muchas funcionalidades. Es una revolución de los materiales en base a las propiedades naturales”.
Los productos validados comercialmente
Hay productos que tienen validación comercial y se están vendiendo actualmente: paneles acústicos decorativos y regalos corporativos como micro-maceteros, posavasos, porta-celulares y otros. También existe un kit para niños y adultos que ofrece la posibilidad de hacer sus propios materiales. En esa línea también existe un packaging sustentable.
En lo que respecta a los paneles, estos “tienen la funcionalidad de captar ondas y de disminuir el ruido externo, al estilo de las salas de audio”. En tanto, el packaging está validado, pero tiene un valor más elevado que un packaging de plástico, debido a sus propiedades sustentables.
Paralelamente a los productos validados, Fungaltech desarrolla investigación para futuros proyectos. Por ejemplo, para hacer shelters, que son refugios para árboles en reforestación, para lo cual han buscado alianzas con el Parque Karukinka de Tierra del Fuego. Sin embargo, el gran proyecto en curso es la construcción de boyas con este biomaterial a partir de hongos, cuyas cualidades pretenden combatir el microplástico en los océanos. “Aún es una solución en una etapa temprana”, aclara Zanoni.
Este es un proyecto con financiamiento privado que tiene grandes perspectivas de crecimiento, según la fundadora de Fungaltech. “Estamos evaluando el tamaño, el uso, la resistencia mecánica, porque hay que evaluar todo con respecto a la introducción de materiales en el mar”, acota. Y agrega: “Hemos tenido buenos resultados en ambientes controlados, en ambientes indoor, y también hemos hecho pruebas mecánicas en mar abierto”.
Sin embargo, los miticultores (cultivo de choritos) han manifestado suspicacia por esta innovación, acostumbrados ellos a un proceder uniforme en torno a los plásticos de las boyas y los desechos que quedan en el mar. “Me he topado con miticultores que no me dejan terminar de explicar, pero tenemos que hacer algo porque todos los días comemos microplástico”, avisa Lorenza.
Por último, y esto es algo muy relevante, Fungaltech acaba de validar la compostabilidad domiciliaria del biomaterial. Pronto tendrán el sello de material compostaje domiciliario, algo relevante por cuanto “hay mucho embalaje que dice ‘compostable’, pero la letra chica dice que es industrial”. Esto, en cambio, es diferente: puede ser usado como sustrato en cada domicilio.