Académicos de la Usach junto a productores de la región de O’Higgins buscan nuevos usos para los residuos de la quínoa
El sabor amargo de la quínoa es provocado por una sustancia llamada saponina, que se ubica en su cáscara, la que es descartada cuando el grano se procesa para su consumo humano. Sin embargo, debido a las propiedades detergentes y emulsionantes de la saponina, podría ser utilizada en diversas industrias. Para indagar en esas aplicaciones de uso comercial, un equipo encabezado por el profesor Luis Sáez está desarrollando el proyecto “Transferencia escalamiento cascarilla de quínoa”, que cuenta con financiamiento del gobierno regional.
La quínoa ha sido calificada como un súperalimento, por lo que cada vez más personas la consumen, algo que se ve reflejado en las cifras de producción: en 2020 a nivel nacional se produjeron 99 mil toneladas, un 10,3% más que el año anterior.
Para poder comer esta semilla es necesario limpiarla, quitándole la cáscara, lo que genera una gran cantidad de un residuo que posee un alto potencial para ser valorizado gracias a una sustancia llamada saponina, pero que hasta ahora no ha sido aprovechado.
Para aportar conocimiento útil para esa valorización, el académico del Departamento de Gestión Agraria y jefe de carrera de Ingeniería en Agronegocios de la Usach, Luis Sáez, junto a los profesores adjuntos, Miguel Aburto y Carlos Díaz comenzaron a desarrollar el proyecto “Transferencia escalamiento cascarilla de quínoa”, que cuenta con financiamiento de un Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R). El proyecto tiene como objetivo desarrollar un modelo de transformación, uso y escalamiento de la cascarilla de quínoa para diferentes aplicaciones de uso comercial en la región de O’Higgins.
La iniciativa presenta mérito innovador de dos formas: darles una nueva vida a los residuos provenientes del proceso de limpieza de la quínoa, y generar un nuevo modelo de negocios que produzca un encadenamiento como sector, utilizando como plataforma la Asociación Gremial de Productores de Quínoa (Proquinoa). Se trata de un proyecto con metodología participativa, donde se benefician de forma directa 30 productores de quínoa (15 mujeres y 15 hombres), quienes decidirán los diferentes productos a desarrollar.
El profesor Sáez explicó a País Circular que “con el nombre de ‘saponinas’ se denomina a un conjunto de sustancias presentes en diferentes plantas, que se caracterizan por producir una abundante espuma al entrar en contacto con el agua, ya que disminuyen la tensión superficial del agua actuando como tensoactivos naturales, lo que le confiere propiedades detergentes y emulsionantes, razón por la cual hay gran interés por su uso en diferentes aplicaciones en sectores diversos como el agrícola, el alimentario, farmacéutico y cosmético”.
“A partir del proceso de escarificado se produce un residuo en forma de polvo, rico en saponina y desde el cual, por medio de extracción acuosa, se obtiene un líquido rico en saponinas que puede ser usado como base para la elaboración de otros productos de interés industrial”.
En el caso de las saponinas de quínoa, se ubican principalmente en la cáscara de los granos, lo que causa el sabor amargo de la semilla previo a su procesamiento, explica el académico y agrega que por esa razón se realiza “un proceso de escarificación o abrasión para eliminar la capa superficial donde se ubica la saponina”.
“A partir del proceso de escarificado se produce un residuo en forma de polvo, rico en saponina y desde el cual, por medio de extracción acuosa, se obtiene un líquido rico en saponinas que puede ser usado como base para la elaboración de otros productos de interés industrial”, señala Sáez.
Considerando lo anterior, el proyecto “Transferencia escalamiento cascarilla de quínoa” busca implementar, junto con el sector productor y tratamiento de la quínoa en la región de O’Higgins, procesos de extracción y elaboración de productos a base de saponinas, que contribuyan a diversificar la oferta de este rubro, contribuyendo así al desarrollo de modelos de producción más sostenibles en la región y el país.
La región de O’Higgins cuenta con cinco empresas transformadoras y procesadoras del grano de quínoa, industria que por temporada genera 50 toneladas de cascarillas provenientes del proceso de limpieza y que deben ser eliminadas como residuo sin ningún uso alternativo, ni aprovechamiento comercial. El proyecto de los investigadores de la Usach permitirá elaborar a lo menos dos productos a base de la saponina, como antioxidantes específicos y nutracéuticos.
Investigación previa con quínoa
El equipo de académicos de la Usach viene investigando los residuos de la quínoa desde hace varios años. En 2016, el Gobierno de la región de O’Higgins impulsó y financió el proyecto “Transferencia Biopesticida en base a Saponinas de Quínoa”, dirigido por el profesor Sáez, cuyo objetivo central fue formular un pesticida natural a base de las cáscaras. Gracias a este estudio, ahora se dispone de información para ingresar al mercado y adicionar valor al producto mediante otros usos alternativos en áreas como agricultura, cosmética, alimentación animal, medicina, entre otros.
Desde la Usach señalan que gracias al trabajo de los profesores de Ingeniería en Agronegocios, en conjunto a Proquinoa, se permitirá darle más dinamismo y competitividad a una industria nacional que ha ido ganando posicionamiento en el mercado.