aBanza: la consultora liderada por mujeres que ayuda a las empresas a ser más sostenibles
Domiciliada en Concepción, esta empresa -certificada como Empresa B- trabaja sobre cuatro líneas de acción con miras a mejorar los estándares de sustentabilidad de cada una de sus compañías clientas. Una de las claves de su metodología pasa por adaptarse a la cultura organizacional de cada firma para convertirse en su “partner estratégico” a efectos elevar los estándares sociales, económicos y ambientales.


Para Camila Morales, gerenta general de aBanza, hablar en lenguaje digital es parte de la costumbre. Esta empresa consultora nació en plena pandemia, en 2021, cuando las reuniones virtuales eran la única instancia posible para comunicarse y entablar diálogo entre las partes, ante el masivo confinamiento al que obligó el coronavirus. “Lo digital es muy nativo para nosotros. Tener reuniones en Meet es parte de nuestro sistema. Ahora la presencialidad tiene mil sentidos, pero el 2021 no tenía mucho sentido”, señala la emprendedora y fundadora de aBanza.
En esa época tan compleja para la historia de la humanidad nació aBanza, en Concepción, buscando apoyar a sus empresas clientas a la integración de todos los temas ASG, es decir, los principios ambientales, socialers y de gobernanza. Fundada por la propia Camila Morales y, además, María Paz Avilez -hoy gerenta de Sostenibilidad-, aBanza procura que, bajo su supervisión, “las empresas puedan ser más competitivas y logren indicadores importantes, cumplir con la normativa y con un estándar internacional para mejorar sus negocios”. Para ello, aBanza asume como misión “ser el partner estratégico y a la vanguardia” de sus empresas clientas.
aBanza nació con un foco eminentemente global. Prueba de ello es que los primeros clientes de la consultora no fueron de la Región del Bío-Bío. Ahora tienen unos pocos, pero el mayor número comprende clientes de la Región Metropolitana, Viña del Mar, el sur y el norte. “Igual nos damos cuenta que la gente quiere que los vayamos a ver a sus oficinas y tener ese contacto para conocernos”, agrega Morales.
En resumidas cuentas, aBanza -que cuenta con la certificación de Empresa B– tiene cuatro líneas de acción para provover estrategias de sustentabilidad y aspirar a un cambio paradigmático en cada una de sus firmas clientas. La primera línea de acción busca convertir a algunas compañías en Empresa B. “Conocemos la complejidad de la herramienta, conocemos el contexto internacional en que está la certificación. Apoyamos en el diagnóstico, la implementación y la auditoría de un sello Empresa B”, comenta Camila Morales.
En el caso de trabajar con empresas que ya son B, se les ayuda a “medir sus canales de suministro con estos estándares”. En el fondo, “nos gusta relacionarnos con Empresas B porque tenemos la misma filosofía. En eso somos muy fuertes y expertas”, agrega Morales. Actualmente son cuatro mujeres las que componen el equipo: con el tiempo se integraron Javiera Álvarez (encargada de Relaciones Comerciales) y Vilma Muñoz (encargada de Comunicaciones y Relaciones Estratégicas).
La segunda línea de acción consiste en una consultoría estratégica, “con el foco siempre en impactar positivamente a los grupos de interés de la empresa, a través de talleres formativos en triple impacto, talleres de sensibilización y haciendo evaluaciones de desempeño hacia la sostenibilidad”.
Una tercera línea de acción, según la cofundadora, obedece a la medición de impacto, vale decir, “medir el impacto de las empresas en distintos ámbitos, como por ejemplo, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la competitividad, medir la huella de carbono en los alcances 1, 2 y 3, realizar distintos diagnósticos y metodologías propias”. Se trata, en otras palabras, de “sacar la foto” en distintos factores y variables de la empresa clienta.
Por último, una cuarta línea de acción dice relación con la reportabilidad, y se aplica con empresas que ya tienen cierto grado de avance en materia de sostenibilidad. “Por ejemplo es una S.A. que por ley necesita reportar, y en ese sentido las acompañamos a reportar de la forma más eficiente y transparente posible”, comenta Camila Morales.

“Hemos trabajado con empresas donde el común es trabajar con herramientas de Word, Excel y PPT. Es muy offline y es importante el tacto humano. En ese caso aplicamos herramientas más offline; en cambio, si la empresa es más tecnológica, nos sumamos a sus herramientas porque tenemos experiencia”.
Adaptarse a la cultura
Morales asegura que el factor diferenciador de aBanza es “adaptarnos a la cultura de la empresa” para lograr sus resultados. “Hemos trabajado con empresas donde el común es trabajar con herramientas de Word, Excel y PPT. Es muy offline y es importante el tacto humano. En ese caso aplicamos herramientas más offline; en cambio, si la empresa es más tecnológica, nos sumamos a sus herramientas porque tenemos experiencia”.
El perfil del cliente con que trabaja aBanza es la empresa mediana, no de un sector en particular, sino que está compitiendo muy fuerte en términos de sostenibilidad. Morales cita el caso de una pesquera que busca ganar premios, o empresas de servicio que están incorporando la sostenibilidad, que quieren hablar de propósito, que pueden verse muy tradicionales, pero que sienten que la sostenibilidad puede ser un driver para hacer un cambio cultural potente, no sólo a nivel ambiental, sino en las personas.
En ese aspecto, a aBanza le importa que “los trabajadores entiendan que están en una empresa con propósito, y que cuentan con proveedores y clientes. La idea es fomentar buenas prácticas y nosotras somos ese partner que sujeta de la mano a esas empresas”, afirma la emprendedora.
Según ella, la sostenibilidad aplica para cada industria de forma distinta. “Si soy una startup chiquita, la manera de sumarse a la sostenibilidad es distinta si lo comparamos con una empresa de 30 años de historia, con 1.500 trabajadores, y hay protocolos y reportes. Nosotras somos versátiles para aplicar esto”.
Al año 2024 aBanza tenía 23 clientes y 29 proyectos distintos, y han experimentado avances sostenidos. “Con nosotros todos avanzan”, asegura Morales, para quien la B dentro del nombre de la consultora tiene muchas lecturas: Empresa B, business, better. “El acompañamiento se cumple y las cuentas se ven a fin de año, pese a que a veces no se tangibiliza en ventas”, cuenta.
“Hay un caso emblemático de una conocida empresa del área tecnológica que apostó por nosotros. Llevamos un año y medio de trabajo. Hemos aprendido tanto de ellos como de ellos de nosotros. Notamos que la cultura de la sostenibilidad ha cambiado con la jefatura, es un trabajo de hormiga. Es importante que cuando hablamos de personas usemos un lenguaje neutro”, añade Morales.
Por último, respecto del equipo conformado sólo por mujeres, Morales señala que “más allá de lo maravilloso que es constituir un equipo femenino, esto da una perspectiva diferente a cómo trabajamos. Más allá de los sesgos y de los temas negativos que tiene el hecho de crear una empresa siendo mujeres, hemos visto un gran recibimiento de nuestros clientes, de nuestros partners, de nuestras alianzas, que valoran nuestro profesionalismo. Le añadimos un plus a lo que realizamos. No ha sido una piedra en el zapato ni una brecha que tengamos que saltar, sino que nos impulsa más fuertemente”, concluye Camila.