“plastica”: tradición familiar que crea joyas en armonía con el medio ambiente
La joyería creada por “plastica” es el resultado de un proyecto para transformar el plástico en arte y que, a la fecha, ha evitado que más de 5 mil kilos de ese material terminen contaminando el planeta. Se trata de un emprendimiento familiar de reciclaje que no solo impulsa la sustentabilidad, sino que comparte sus saberes para la valorización de distintos residuos plásticos a través de talleres.


La historia de plastica (sin mayúscula ni tilde) no se puede comprender sin remontarse a la importancia de una familia. Todo partió en 2013 con la artista visual Pía Calderón, quien luego de trabajar en una serie de obras con bolsas de basura, fue dejando un remanente que rápidamente llamó la atención de dos de sus hijas: Pía y Constanza Álvarez.
Entre las tres comenzaron a trabajar con estos retazos y crearon diferentes prototipos de joyas, donde destacaban el colorido y la liviandad de las piezas. Tras recibir diversos mensajes de retroalimentación de su círculo cercano, decidieron lanzarse y crearon Joya Plástica, una marca que se distingue por el reciclaje de plástico para evitar que termine en vertederos, rellenos sanitarios o en el medio ambiente.
Aunque la marca tiene solo algunos años, la tradición familiar se remonta bastante más atrás, a la bisabuela de Pía y Constanza, de nombre Amanda (a quien llamaban Oma). En una época donde el reciclaje y la reutilización no eran conceptos en boga ni tampoco la contaminación era una preocupación alarmante como hoy, la matriarca de la familia se dedicaba a hacer ovillos con bolsas, que luego tejía a crochet para crear canastos que hasta el día de hoy perduran en la familia.

Plástico circulando
Hay que recordar que en 2019 fue promulgada la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio a lo largo de todo el país. Desde entonces, si bien la “bolsa de bolsas” -que se podía encontrar en todo hogar chileno- lentamente comenzó a desaparecer -o al menos a reducirse-, el plástico de este estilo sigue circulando y continúa siendo un problema para el medio ambiente.
plastica partió con muchas colaboraciones de cercanos que llevaban sus bolsas y otros empaques plásticos hasta sus talleres, pero Constanza explica que “el plástico de baja densidad con el que trabajamos es blando y fácil de cortar; además de las bolsas, son los envoltorios donde vienen pañales, toallas higiénicas, comidas (como arroz), plástico de six packs de latas”. De esta forma, aunque las bolsas se encuentren prohibidas, el plástico continúa siendo un peligro para el entorno.
Constanza detalla que el plástico en el taller se trabaja de forma muy artesanal: primero se selecciona, se limpia y se corta en diferentes formatos. Los más icónicos son las varillas con las que crean mostacillas que pasan por diferentes matrices para dar forma a las joyas. Después, un proceso de termofusión permite que todas las piezas se unan y no sea necesario utilizar ningún tipo de pegamento.
Desde su creación en 2013, la marca ya ha sido capaz de procesar 5 mil kilos de plástico. Este tipo de impacto le ha permitido a plastica contar con la certificación de Sistema B, además de obtener el sello Marca Chile. Adicionalmente, firmaron una alianza estratégica con Plastic Oceans Chile, entidad que con programas de educación, activismo y ciencia busca acabar con la contaminación de plástico en el mar.

Compartir el saber
Un aspecto importante de plastica es que buscan que el manejo de plásticos no se quede solo en sus manos, sino que otros también puedan aprender a crear con este material para evitar que continúe contaminando. Es así como cuentan con dos tipos de talleres: Uno de ellos es más extenso y enseñan la técnica de termofusión.
“Se trata principalmente de cómo transformar el plástico, cómo unirlo usando una plancha de ropa, con materiales caseros, y el taller enseña a plasmar en diferentes formatos. A la gente le enseñamos la técnica y a hacer una obra de arte de 40×40 centímetros que se llevan en un cuadro enmarcado. Este es el primer acercamiento de termofusión para unir dos plásticos, hay que venir con la mente abierta para entender que hay muchas posibilidades de transformación”, detalla Constanza.
El otro taller que ofrecen consiste en crear una joya a partir de materiales pre-trabajados. No se enseña la técnica de termofusión, pero las personas pueden crear una joya desde cero a partir de sus propios gustos. En ambos talleres todos los materiales están incluidos y el resultado final se los llevan a sus casas.

Un gran mural
Uno de los últimos hitos del 2024 de plastica fue un trabajo que va más allá de las joyas y consiste en un gran mural que demoró más de tres meses en realizarse, utilizando más de 32 kilos de plástico, y que ahora se puede apreciar en el showroom de BMW Chile.
“Además de las bolsas y los envoltorios, de los cuales el 42% proviene de bolsas verdes del servicio técnico de BWM Chile, la obra cuenta con una figura de acero inoxidable”, explica Constanza.
La obra consta de 648 mini cuadros, todos trabajados a mano en el taller, mientras que la pieza de acero inoxidable, que hace referencia a la evolución de las parrillas de los diferentes modelos de BWM durante los años, fue realizada en colaboración a Nimf Lab.
