Proyecto Alquimia: al rescate y revalorización de las placas electrónicas en la Región de Valparaíso
Alojada en Placilla de Peñuelas, esta startup se preocupa de recuperar los metales contenidos en las placas de circuito impreso (PCB, por sus siglas en inglés), un dispositivo presente en todos los aparatos eléctricos y electrónicos llamados “inteligentes”, y que hoy por hoy se exportan o se van a relleno sanitario. Actualmente el proyecto se encuentra ad portas de iniciar un pilotaje para tratar al menos cinco toneladas mensuales de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), hoy definidos como un producto prioritario dentro de la Ley REP.
Cerca de 70 elementos de la tabla periódica contiene una placa de circuito impreso (PCB, por sus siglas en inglés), presente en todos los aparatos eléctricos y electrónicos llamados “inteligentes”. Actualmente lo que ocurre con las placas, cuando el aparato ya entra en la fase de desuso, es exportarlas o simplemente se van a relleno sanitario. Todo un desperdicio, por cuanto esos metales podrían ser rescatados y utilizados en otros procesos productivos, pero por la cantidad de elementos químicos presentes, terminan contaminando el medio ambiente.
Esa fue la premisa que inspiró la creación de Proyecto Alquimia, una startup administrada por un grupo de ingenieras e ingenieros, con sede en Placilla de Peñuelas, en la Región de Valparaíso, y que justamente apunta a ser una solución dentro de la región para los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), hoy calificados -junto con las pilas. como producto prioritario en la Ley REP, pero que aún no cuentan con su decreto de metas.
Dentro de ese espectro de RAEE, la prioridad para Proyecto Alquimia es justamente revalorizar esas placas de circuito impreso, de las cuales nadie se hace cargo hoy en nuestro país. “Estas placas están en computadores, pantallas, controles remoto, celulares, routers, y todo lo que tiene algún tipo de inteligencia al interactuar. Esto es muy importante ahora que la sociedad tiende cada vez más al uso de este tipo de aparatos”, indica Pilar Iturriaga, fundadora y CEO de Proyecto Alquimia.
La idea comenzó a tomar forma cuando Iturriaga estudiaba en la universidad, pero el contexto país respecto del reciclaje, de los residuos como recursos y de la sustentabilidad no era muy favorable. Sin embargo, el año 2021, y de la mano de una legislación que incentivaba la recuperación de residuos para su valorización, Iturriaga -ingeniera civil mecánica de profesión- halló el momento adecuado para fundar esta startup de base científico-tecnológica.
“Al terminar en relleno sanitario, estas placas son súper perjudiciales: algunas tienen elementos valiosos, otros son muy tóxicos, y al tener una mala disposición contamina suelos y cursos de agua. Da lo mismo si son grandes o chicas: el nivel de contaminación es el mismo”, agrega Pilar Iturriaga.
El proceso de las placas
A fines de 2023, Proyecto Alquimia se adjudicó un fondo Crea y Valida de CORFO, con el cual pudieron empezar a escalar a nivel industrial este modelo ya validado en laboratorio. Ya construyeron una primera planta piloto en Placilla de Peñuelas y unas máquinas que permitirán procesar tarjetas electrónicas en desuso para recuperar metales. También hay otras máquinas que pudieron comprar.
Si se considera el proceso completo, con todos los otros RAEE, la meta es tratar al menos 5 toneladas mensuales de estos residuos. “En marzo de 2025 el proceso debería estar listo para sus pruebas operacionales y de desempeño”, afirma la CEO de Proyecto Alquimia.
“Se trata de un proceso físico-químico. Nos encontramos actualmente con una madurez tecnológica que ha permitido probar en laboratorio el proceso, escalando equipos para hacer la prueba más importante: la validación técnico-económica del proceso que estamos implementando”, complementa Pilar Iturriaga, quien sostiene el emprendimiento junto a otros cinco ingenieros/as: René Valenzuela (CTO e ingeniero civil electrónico); Javiera Villalón (ingeniera civil industrial); Nicolás Fernández (ingeniero civil metalúrgico) , Vania Olivares (ingeniera civil ambiental) y Camilo Fernández (ingeniero civil telemático).
“Estas placas están en computadores, pantallas, controles remoto, celulares, routers, y todo lo que tiene algún tipo de inteligencia al interactuar. Esto es muy importante ahora que la sociedad tiende cada vez más al uso de este tipo de aparatos”.
Tras esa validación técnico-económica, el objetivo de Proyecto Alquimia es convertirse en una solución para las empresas que tengan la obligación de reciclar y valorizar sus RAEE, una vez que el decreto de metas de estos productos prioritarios esté vigente. “Nosotros aspiramos a recuperar un metal en estado sólido y que pueda ser comercializado nuevamente. Es importante lograr evidenciar el valor y el potencial de esta placa electrónica y reinsertarlos como materia prima de otro proceso”, añade Iturriaga.
Piensa Iturriaga, por ejemplo, en vender estos metales recuperados a joyeros que trabajan con diferentes materialidades: plata, cobre y hasta el desconocido paladio. “Uno de los problemas que tienen las empresas es la trazabilidad: no se sabe de dónde vienen los metales con los que trabajen, y eso es preocupante porque los orígenes pueden ser de explotación de tierras”, dice.
Por lo mismo, la idea de Proyecto Alquimia es llevar a cabo este proceso con el menor impacto ambiental posible. Así al menos han sido las pruebas que han llevado a cabo gracias a las campañas de recolección de aparatos electrónicos que incluyan las placas de circuito impreso. Generalmente esa recolección no es persona a persona, sino que buscan alianzas con organizaciones, ya sea empresas, fundaciones o universidades de la región (como ha sido con la Universidad Técnica Federico Santa María y la Universidad Católica de Valparaíso), que los acopian en sus dependencias.
“Sabemos que generar impacto cero es prácticamente imposible, pero nos hemos asegurado de que los productos en el proceso químico no sean nocivos, mitigar todo lo que se puede mitigar, recircular los residuos que quedan, y en cuanto al proceso físico, queremos usar energías limpias en todas nuestras máquinas”, comenta Pilar Iturriaga, cuya empresa pretende ser una alternativa en la Región de Valparaíso (donde el tema está en pañales) y también en la Región Metropolitana y regiones cercanas.
Análogamente, Proyecto Alquimia está postulando al programa Te Quiero Valparaíso, de la Fundación El Buen Puerto, para acceder a mentorías y capacitaciones. “Es un programa muy bueno, con dos etapas, como de mucho aprendizaje, así que estamos esperando los resultados”, señala Iturriaga.
Sobre la importancia de contar con tres ingenieros y tres ingenieras de distinta especialización, Iturriaga dice que “para abordar este problema se necesitan distintos puntos de vista. Queremos llevar un proceso íntegro y con los valores que nos definen. No podemos solucionar el tema de los RAEE solamente tirando todo el ácido, no es la manera en que se aborda”. El local de Placilla donde funcionan es arrendado a otra empresa.
Una vez que termine la validación técnica-económica, Proyecto Alquimia iniciará la fase de sacar la regulación, con lo cual podrán tener tratos con las empresas para ofrecerse como solución. Sin embargo, Iturriaga desliza una crítica que atañe a todas las startups: “El tema de los permisos es como la gran barrera que tienen las empresas de base científico-tecnológica. Estás en el limbo en que formalizas y creces”.