Centro OVISNOVA desarrolla cinco aplicaciones de la lana de oveja como fertilizante
El proyecto “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa” del centro de investigación de la Universidad Santo Tomás propone cinco alternativas de uso de la lana de baja calidad para ser aplicada en los suelos agrícolas bajo un enfoque de economía circular: producto disuelto en agua, directo al suelo, pellet de lana, mulch y compost.
Marcela Gómez Ceruti, investigadora del Centro de Innovación y Desarrollo para los Ovinos del Secano (OVISNOVA), de la Universidad Santo Tomás, trabaja en la zona central, pero tuvo la opción de ir a Puerto Montt, Chiloé y Coyhaique, donde comprobó el grave problema ambiental que concierne a la acumulación de lana de oveja de lana calidad. Ella sabe que, en la Región de Magallanes, líder en producción lanera en Chile, el problema es el mismo.
“La lana se estaba desaprovechando, sabiendo que es un recurso muy valioso para la agricultura sostenible. Nos hicimos la pregunta de cómo era posible revalorizar esa lana transformándola en un fertilizante que fuera alto en nutrientes y con capacidad de retención de humedad. Es lo que necesitamos pues tenemos suelos muy degradados”, explica la investigadora de OVISNOVA y directora del proyecto “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa” que justamente busca el desarrollo de distintas aplicaciones de la lana como fertilizante
La lana es rica en carbono, nitrógeno y azufre, elementos esenciales para la nutrición vegetal, además de tener microelementos como manganeso, zinc y cobre, por lo que aporta a la productividad, a la sostenibilidad de los cultivos y al mejoramiento de la rentabilidad. Es una fibra natural que crece en la piel de la oveja, formando una capa aislante que la protege de las condiciones ambientales adversas, por lo que se ha usado históricamente para la elaboración de tejidos. Sin embargo, la aparición de las fibras sintéticas ha provocado la disminución de la demanda de fibras naturales para la confección textil.
Financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional, el proyecto “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa” es desarrollado por distintos investigadores e investigadoras de OVISNOVA para la creación de cinco usos distintos para la lana en la agricultura, bajo el concepto de la economía circular.
“La lana se estaba desaprovechando, sabiendo que es un recurso muy valioso para la agricultura sostenible. Nos hicimos la pregunta de cómo era posible revalorizar esa lana transformándola en un fertilizante que fuera alto en nutrientes y con capacidad de retención de humedad”.
Los cinco usos de la lana como fertilizante
En total, son cinco los usos de lana de oveja que han derivado del trabajo realizado en el Centro OVISNOVA: ser disuelta en un proceso de hidrólisis para transformarse en un fertilizante líquido, ser incorporada directamente en el suelo, se puede compostar, se puede convertir en mulch y lo mismo en pellet de lana.
Respecto del primer punto, la lana puede ser disuelta en agua con ayuda de compuestos químicos, enzimas y microorganismos. Así se degrada la queratina y se liberan los nutrientes para su uso en nutrición vegetal. Tiene posibilidad de ser utilizada esta aplicación sobre grandes aplicaciones de cultivos o praderas como fertilizante foliar.
“El uso de la lana disuelta pasa por un proceso de hidrólisis y logra aumentar el rendimiento y mejorar el contenido de nutrientes de los cultivos. Pensamos en la pequeña agricultura y en las praderas que son tan dependientes de insumos químicos externos. Significa una oportunidad importante de un abono foliar para no depender tanto de los insumos químicos”, explica Marcela Gómez, de OVISNOVA.
En segundo lugar, OVISNOVA desarrolla una iniciativa para aplicar la lana de oveja de forma directa al suelo. Por su alto contenido de nutrientes, la lana puede absorber y retener la humedad, contribuyendo a la conservación del agua en sistemas agrícolas. Según Marcela Gómez, se ha demostrado mejoras en la porosidad, en la estabilidad de agregados, en la humedad aprovechable y en la actividad enzimática del suelo al usar lana como enmienda.
De acuerdo a Gómez, “aplicar la lana en el suelo es una de las formas más sencillas de aprovecharla, porque es una especie de protección arriba del suelo y es como si éste estuviera protegido por un pastito. En suelos que están con muy pocos nutrientes, la lana permite que el agua no se evapore tan rápido y aumente la retención”.
La tercera forma de aplicación es usar la lana como compost. La mezcla de la lana con otros residuos orgánicos para el compostaje puede mejorar el rendimiento y la calidad de los cultivos, así como las propiedades fisicoquímicas y la actividad microbiana del suelo.
“Mezclamos la lana con otros desechos orgánicos y fue muy interesante hacer eso, porque obtenemos un producto muy ecológico cuando la incorporas a la tierra. Se ha llegado a usar en hortalizas, también en cultivos en los invernaderos, ya que estás armando una tierra de hojas muy rica en materia orgánica”, complementa la investigadora de OVISNOVA.
En cuatro orden, OVISNOVA está desarrollando la opción de convertir la lana en pellets de lana. Esta presentación facilita su aplicación al suelo y conserva los nutrientes de la lana, por lo que asoma como un fertilizante de liberación controlada. Al respecto, Marcela Gómez dice que “a nivel internacional no es algo tan innovador, pero en Chile no se ha hecho mucho. Lo que se hizo básicamente fue convertir la lana a pellet, que es muy chiquito. La lana se peletiza sucia, no hay que lavarla, entonces conserva todos los nutrientes al ser aplicada a la tierra”. Se ha aplicado a lechugas y prontamente a cerezos. A diferencia de la lana hidrolizada, que se usa como fertilizante foliar, el pellet se aplica directamente a la tierra.
Por último, la quinta aplicación de OVISNOVA es como mulch en cultivos hortícolas y frutícolas. Al disponer lana alrededor de las plantas, se crea una capa que reduce la pérdida de agua, controla el crecimiento de malezas y previene la erosión del suelo. “Para usar la lana de este modo se recomienda un lavado previo y remoción manual de posibles semillas que traiga el vellón, para evitar su germinación en el lugar donde se disponga el mulch”, finaliza Gómez.