De vuelta a la tierra: La exitosa iniciativa de CIC de convertir sus residuos de madera en compost
En la planta de CIC de Chillán, el 90% de los desechos corresponde a madera y de éste, el 100% se recicla. Pero lejos de ir a parar a un relleno sanitario, como se hacía hasta hace un tiempo, hoy la compañía mantiene una alianza con Rimat, empresa local dedicada al manejo sustentable de residuos a través del compostaje. De este modo, los despuntes de madera y aserrín regresan a la tierra y se completa así un virtuoso círculo de economía circular. Para ahondar en esta iniciativa, País Circular conversó con Hans Galaz; encargado del Área de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de CIC; Álvaro Huichalaf, gerente general de Rimat; y Paola Méndez, investigadora del Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable de la Universidad del Bío-Bío.
Conscientes de que la madera es su material indispensable, pero a la vez su principal fuente se residuos, CIC comenzó un proceso de investigación y análisis en el 2020, en su planta de Chillán orientada a la fabricación de muebles, con el fin de encontrar una forma más adecuada para gestionar estos desechos.
Y es que tras años de llevarlos al relleno sanitario, la compañía decidió apostar por un camino más amigable con el medioambiente y así es como generó una alianza con la empresa Rimat, dedicada al tratamiento de residuos orgánicos para la producción de compost. Sus operaciones en conjunto comenzaron a principios del 2021.
Hans Galaz, encargado del Área de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de CIC en su planta de Chillán, relata cómo surgió esta iniciativa que hoy representa un exitoso modelo de economía circular.
“En la planta de Chillán, el 90% de nuestros residuos son de madera. Principalmente despuntes de madera y aserrín de los muebles que fabricamos. Entonces, antes de generar la alianza con Rimat, todos estos residuos iban al relleno sanitario Ecobío. Pero desde hace tiempo ya veníamos sondeando algunas alternativas, con la necesidad de buscar una solución que fuese más ecológica; por un lado, para evitar el envío a relleno sanitario y, por otro, para darle un buen uso a nuestros residuos de madera, que es un nutriente bastante rico”, señala Hans Galaz.
“Y ese camino fue fundamental la participación de Álvaro Carmona, quien era nuestro Gerente de Operaciones en ese minuto, junto a Patricio Herrera, que es nuestro actual Subgerente de Operaciones en la planta de Chillán. Ellos se contactaron con Álvaro Huichalaf Carbonell, quien estaba desarrollando una nueva planta de compostaje. Y todo calzó; mientras nosotros teníamos la necesidad de hacer algo con nuestros residuos, Álvaro intentaba captar clientes para echar a andar su planta de compostaje”, agrega el ejecutivo de CIC.
Efectivamente, asegura Álvaro Huichalaf, “yo formé mi planta de tratamiento de residuos orgánicos el año 2018. Y al poco tiempo empecé a buscar distintos clientes que me abastecieran de materia prima, residuos orgánicos, para yo poder transformarlos y producir compost. Y en ese contexto surge esta alianza con CIC, quienes tenían la meta de comenzar a valorizar sus residuos. Les presenté el proyecto, acordamos un acuerdo comercial y así empezamos este trabajo en conjunto en 2021”, declara el ingeniero en Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, cuya planta de compostaje se ubica en la localidad de Huape, Región de Ñuble.
En la actualidad, diariamente CIC envía dos camiones con residuos de madera a la planta de Rimat, que entre ambos suman unas 5 toneladas de desechos.
“Y lo que hacemos es que acopiamos esa madera por algunos meses hasta tener un volumen considerable. Luego, traemos una máquina que tritura la madera y la transforma en pequeñas partículas para poder incorporarla al proceso de compostaje. En el fondo, después de tres o cuatro meses se transforma. Pero, desde que llega un trozo de madera a la planta, puede pasar un año hasta que ya esté transformado en compost”, indica Álvaro Huichalaf.
En el caso del aserrín, en cambio, el proceso es inmediato, ya que no requiere preparación ni tratamiento previo al compostaje.
Dificultades en el camino
Aunque hoy en día es una iniciativa eficaz que funciona en su 100%, en un comienzo CIC debió sortear una importante traba que tenía que ver con el desconocimiento de sus trabajadores sobre el proceso de compostaje.
“Como la planta es bastante antigua y no teníamos arraigada la cultura de la segregación, pasaba mucho en un principio que la madera que se enviaba a Rimat llegaba con contaminación de productos que no necesariamente eran madera, porque antes se iba todo a un mismo contenedor. Entonces, no fue fácil y ahí tuvimos que hacer un trabajo bien profundo y de forma interna con nuestro personal”, comenta Hans Galaz.
“Enviamos personas que eran clave dentro de las operaciones a visitar la planta, y les mostramos el trabajo que estábamos desarrollando para poder generar conciencia y sensibilizar a hacer una buena segregación. Además, incorporamos un contenedor exclusivo para madera y otro contenedor para todo el resto de residuos. Era cosa de depositar la madera en el contenedor verde y los demás residuos, en el contenedor azul. Pero la gente no lo hacía”, agrega el encargado del Área de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de CIC.
“También tuvimos que implementar mucha educación ambiental y así, con el correr de los meses, empezamos a tener mejores resultados, a medida que fuimos involucrando a los trabajadores y que ellos mismos se fueran empoderando y generando esta disciplina”, complementa Galaz.
“Es que en Chile existe un déficit cultural importante en materias medioambientales y en especial de gestión de residuos”, asevera Álvaro Huichalaf, quien también recuerda esta primera etapa en su alianza con CIC.
“Al principio llegaban latas de bebida, botellas plásticas y mucha basura, y esto se informaba a diario. Y así transcurrió hasta que llegamos a un punto crítico en el que, si no hacíamos algo por mejorar la segregación de residuos, esta alianza se vería afectada. ¿Y qué hicimos? Invitamos a más de 20 personas, operadores de la planta, para que vieran que el proceso se hace en un campo agrícola, de forma natural y con procesos mecánicos. Y principalmente para que entendieran que esto no es un vertedero”, señala el gerente general de Rimat.
“Pero al final todo cuajó y hoy trabajamos en una relación de mucha cordialidad, respeto y profesionalismo, ya que tenemos un vínculo comercial entre ambas empresas. Además, nuestra planta se encuentra autorizada con resoluciones sanitarias y mensualmente generamos a CIC un certificado de declaración ambiental”, apunta el empresario oriundo de Chillán.
“Como la planta es bastante antigua y no teníamos arraigada la cultura de la segregación, pasaba mucho en un principio que la madera que se enviaba a Rimat llegaba con contaminación de productos que no necesariamente eran madera, porque antes se iba todo a un mismo contenedor. Entonces, no fue fácil y ahí tuvimos que hacer un trabajo bien profundo y de forma interna con nuestro personal”.
Propiedades del compostaje de madera
Del relleno sanitario en el que se desperdiciaban, los residuos de madera de CIC pasaron a una planta de compostaje que hoy les permite volver a su origen.
“El compostaje es un proceso químico que implica la acción de microorganismos, bacterias y hongos, que actúan para descomponer la materia orgánica. La idea del compost es degradar esa materia orgánica para darle una nueva vida, por acción o efecto de distintos microorganismos”, explica la Dra. Paola Méndez, del Departamento de Química, Facultad de Ciencias de la Universidad del Bío-Bío, sede Concepción.
“Entonces, al degradarse esos compuestos, se genera un material rico, principalmente en carbono y nitrógeno, que son los químicos que se necesitan, por ejemplo, para poder hacer crecer las plantas o generar un suelo más fértil”, expresa la académica.
En el caso de Rimat, Álvaro Huichalaf manifiesta que el producto resultante del compostaje de madera de CIC “se aplica en praderas, para cultivos de especies forrajeras, a la vez que se comercializa para los viveros, jardinería y mantención de áreas verdes”.
“Por ejemplo, parte de las áreas verdes de la comuna de Chillán están abonadas con este compost, que es un fertilizante orgánico. Uno que tiene mejores propiedades que un saco de fertilizante inorgánico importado, y que los agricultores ocupan en grandes cantidades, muchas veces generando contaminación de los suelos por sobre aplicación. Sin embargo, el compost deriva de materias naturales; la madera proviene de un bosque que se cosechó, entonces la madera, al devolverla al suelo, vuelve a su ciclo natural y eso es lo que llamamos economía circular”, señala el también magíster en Administración de Negocios.
“El compost aporta nutrientes, como nitrógeno, fósforo, potasio y carbono, que no solo contribuye a reducir la erosión de los suelos. También es fundamental para ayudar a retener la humedad en el suelo, lo que es beneficioso sobre todo en tiempos de sequía. Y otro uso tiene que ver con el control de plagas”, afirma la investigadora del Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable de la Universidad del Bio-Bío.
Ahora, en lo que respecta al compostaje industrial, la Dra. Paola Méndez subraya que se trata de un proceso a gran escala, controlado y tecnológico, en el que se supervisa la temperatura, la humedad y la calidad de producto que se busca conseguir.
“Pero el compostaje de madera tiene que mezclarse, porque necesitamos degradar la madera y quienes degradan la madera son principalmente los hongos de pudrición blanca, que a veces demoran en crecer. Entonces, generalmente tiene que haber una relación entre el compost que proviene de madera y otro que proviene de residuos verdes. Y a nivel industrial tiene que haber también esta proporción, que es aproximadamente dos tercios de residuos de madera y un tercio de residuos orgánicos verdes. ¿Por qué? Porque el residuo de madera aporta con el carbono y el residuo verde con el nitrógeno. Tiene que haber un equilibrio”, argumenta la investigadora.
Por otro lado, esta alianza entre CIC y Rimat llega en un momento en que los rellenos sanitarios no enfrentan precisamente un escenario favorable.
“Hoy los rellenos sanitarios tienen tarifas altas de disposición, ya que cuentan con una vida útil acotada. Y, por otro lado, generan un pasivo ambiental, porque se acopian grandes cantidades de basura. Entonces, no es una solución sustentable en el tiempo para nada. En Chile, a la gran mayoría de los rellenos sanitarios les quedan una vida útil de alrededor de ocho a diez años”, advierte Álvaro Huichalaf.
“En los residuos de madera y, en general en los vertederos, se produce mucho metano que, finalmente, es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2. El metano es un gas combustible y, por lo mismo, es súper importante el tema del reciclaje o compostaje, en este caso. Que podamos reciclar todos los compuestos orgánicos y que no vayan a los vertederos”, resalta Paola Méndez en este punto.
“Y de hecho, la mayor parte del metano que se genera como gas de efecto invernadero, proviene del proceso del hombre. Entonces es fácil de manejar, pero para eso hay que generar una conciencia ambiental y que podamos reutilizar cada vez más los residuos”, añade la académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Bío-Bío, sede Concepción.
“El compost aporta nutrientes, como nitrógeno, fósforo, potasio y carbono, que no solo contribuye a reducir la erosión de los suelos. También es fundamental para ayudar a retener la humedad en el suelo, lo que es beneficioso sobre todo en tiempos de sequía. Y otro uso tiene que ver con el control de plagas”.
Modelo de negocio circular
Como parte de su permanente compromiso con reducir los impactos medioambientales que generan sus operaciones, CIC ha implementado diversas medidas en esta dirección a lo largo del tiempo. Y entre ellas, este compostaje de sus residuos de madera, a través de una correcta segregación, recolección, disposición y transformación.
“Hemos tenido instancias de darle otro uso a nuestros residuos de madera, pero como visión compañía nos hemos mantenido con el compostaje, porque encontramos que es una actividad bastante noble, nos ayuda mucho a nuestra economía circular y genera un efecto positivo en el medioambiente, porque nuestros residuos vuelven a la tierra. Hemos tenido buenos resultados y es algo que nos tiene tranquilos”, comenta Hans Galaz.
“Y esto es por sobre el tema económico, porque quizás nosotros podríamos vender nuestros residuos o generar un subproducto para vender, pero no. Nosotros pagamos por el servicio para que se convierta en compost. Es una decisión compañía la de hacer lo que sea mejor para el medio ambiente, pese a que hay un costo involucrado”, recalca el encargado del Área de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de CIC.
Sin duda, una decisión que también valora la Dra. Paola Méndez desde la perspectiva industrial. “Si pensamos en que toda empresa quiere reducir la huella de carbono, el producir compost ayuda a que esa empresa tenga una huella de carbono mucho menor. Además, que una empresa apueste al compostaje, no solo le está dando un valor agregado a sus productos y está impulsando la economía circular, sino que además está fomentando la innovación y la tecnología”, señala la profesional, quien a su vez destaca que iniciativas como éstas abren el campo de investigación universitaria.
“Se abre el campo porque se requieren estudios y si las empresas apuestan por modelos de negocios más sostenibles, es importante también que ellos puedan incorporar a personas que sean especializadas en diferentes áreas”, manifiesta la Investigadora del Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable de la Universidad del Biobío.
Álvaro Huichalaf, por su parte, no solo evalúa positivamente estas propuestas, sino que además invita a expandir la conciencia ambiental, incorporando el reciclaje y compostaje a nivel domiciliario.
“CIC hoy en día está entre las principales empresas de Chile que más reciclan sus residuos, lo que significa un mérito a nivel industrial. Porque en general las industrias van mucho más avanzadas versus el reciclaje de residuos domiciliarios. El 99% de las personas no lo hace, pero las empresas hace años que ya están reciclando sus residuos. Entonces, aquí la gran deuda está en los residuos domiciliarios y hay ahí un camino tremendo por avanzar en Chile”, reflexiona el gerente general de Rimat, quien lleva más de 15 años asesorando a empresas en esta materia.
“El 99% de las personas no lo hace, pero las empresas hace años que ya están reciclando sus residuos. Entonces, aquí la gran deuda está en los residuos domiciliarios y hay ahí un camino tremendo por avanzar en Chile”.