A fines de 2018, el Gobierno Metropolitano de Santiago dio a conocer los resultados de un estudio de factibilidad para la construcción de una planta Waste to Energy (WtE) para Santiago, un proyecto que se viene fraguando desde hace varios años con el objeto de transformar parte de los 3 millones 200 mil toneladas de residuos que se producen cada año en la región en energía.
Se trata de un trabajo que se ha realizado coordinadamente en conjunto con los ministerios del Medio Ambiente y Energía, con dos ideas en mente: disminuir la disposición de residuos en rellenos sanitarios y enfrentar el próximo cierre de estos. Hoy el 98% de la basura que generan los habitantes de la región termina enterrada en tres rellenos sanitarios: Santa Marta, Santiago Poniente y Loma Los Colorados. El primero tiene autorización sanitara para funcionar hasta 2022, pero según Veolia -dueños del relleno- esto está determinado por su capacidad volumétrica por lo que su vida útil se extendería al menos hasta 2030; el segundo, hasta 2024. Loma Los Colorados, que recibe el 53% de los residuos, hasta 2046.
De ahí la urgencia de buscar soluciones alternativas, instancia en la que, dice la intendenta de Santiago, Karla Rubilar, recibió el estudio para la planta de WtE a poco de haber asumido en el cargo.
“Coincidió con que revisamos la proyección de la producción y disposición de residuos sólidos en la región y vimos que era necesario adoptar una decisión con visión de futuro, que nos permita mirar con optimismo los años que vienen. Hablamos de preocuparnos y hacernos cargo -más allá de este gobierno- de la persistente amenaza de una futura emergencia sanitaria, ya que en administraciones anteriores se ha evitado tomar decisiones que son necesarias por ser poco populares”, afirma.
Las proyecciones respecto de los residuos no son alentadoras, y no solo porque el primer vencimiento de autorización sanitaria de uno de los vertederos expira en apenas tres años más. A partir de parámetros como el crecimiento demográfico, el crecimiento económico del país y la implementación de políticas de reciclaje como la Ley REP, se proyecta que para 2050 la generación de residuos en la región pase de las actuales 3,2 millones de toneladas anuales a 4,5 millones de toneladas por año.