Unesco alerta que uno de cada tres sitios de patrimonio naturales del mundo está hoy amenazado por el cambio climático
La razón de ello es tan evidente como la urgencia de enfrentarla: los incendios, inundaciones, tormentas, sequías y otros fenómenos extremos causados por el cambio climático están poniendo en grave riesgo al patrimonio natural y cultural del planeta. Hoy un alarmante 60% de los 257 bosques del patrimonio mundial están amenazados por eventos relacionados con el calentamiento global.
“Patrimonio y Clima” fue el lema elegido este año por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para conmemorar el Día Mundial de Monumentos y sitios a nivel global que se celebró este 18 de abril. Y la razón de ello es tan evidente como la urgencia de enfrentarla: los incendios, inundaciones, tormentas, sequías y otros fenómenos extremos causados por el cambio climático están poniendo en grave riesgo al patrimonio natural y cultural del planeta.
A tal punto, advierte la organización, que hoy uno de cada tres sitios naturales del planeta, y uno de cada seis sitios del patrimonio cultural, están actualmente amenazados por los impactos que está generando el calentamiento global.
La última alerta sobre esto la entregó el segundo informe del IPCC de marzo de este año, que afirmó de forma tajante que el cambio climático amenaza al bienestar humano y la salud del planeta, agregando además que la ventana para asegurar un futuro viable es breve, y se está cerrando rápidamente.
En ese documento, los científicos afirman que el cambio climático causado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza, y que los ecosistemas que tienen la menor capacidad de respuesta son los más afectados. El aumento de olas de calor, sequías e inundaciones -afirman los científicos- ya ha superado los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales, y ha provocado la mortalidad en masa de diversas especies, como árboles y corales. Además, que estos fenómenos meteorológicos extremos se producen de manera simultánea, lo cual genera impactos en cascada que resulta cada vez más difícil controlar.
En octubre pasado, un informe realizado por investigadores de la Unesco, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) encontró que un alarmante 60% de los bosques del patrimonio mundial están amenazados por eventos relacionados con el cambio climático. Según el estudio, los bosques del patrimonio mundial de la UNESCO -repartidos en 257 sitios distintos- absorben en conjunto 190 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera cada año. En sus 69 millones de hectáreas, además, acumulan más de 13 mil millones de toneladas de CO acumuladas durante siglos.
Pero al mismo tiempo, el informe mostró también la presión a la que están siendo sometidos: 10 de los 257 bosques protegidos han emitido en los últimos veinte años más carbono del que han capturado, debido a presiones y perturbaciones de origen humano. En numerosos sitios, afirma el estudio, la fragmentación de las tierras debida a la explotación forestal y al desbrozamiento del bosque en beneficio de la agricultura provocan emisiones superiores a la cantidad de carbono secuestrado. La amplitud y la gravedad de los incendios forestales, que van en aumento y a menudo están relacionados con largos periodos de sequía debida al calentamiento global, constituyen también un importante factor que hace que se liberen más gases de efecto invernadero. En algunos sitios, fenómenos meteorológicos extremos como huracanes ralentizan su capacidad de absorber carbono.
“Todos los bosques deberían ser bazas para luchar contra el cambio climático. La conclusión de nuestro informe, según el cual incluso algunos de los bosques más emblemáticos y mejor protegidos -como son los que pertenecen al patrimonio mundial- pueden en realidad contribuir negativamente al cambio climático, pone en evidencia la gravedad de la urgencia climática”, señaló entonces Tales Carvalho Resende, de UNESCO World Heritage Centre y co-redactor del informe.
Los sitios marinos también están en peligro
Al igual que los bosques, los sitios marinos están igualmente bajo peligro. Dos tercios de estas reservas vitales de carbono, que albergan el 15% de los activos mundiales de carbono azul, están experimentando actualmente un alto riesgo de degradación. A tal punto, que si no se toman medidas el coral puede desaparecer en los sitios del patrimonio natural a finales de siglo, según viene alertando Unesco desde 2017.
Los arrecifes de coral declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO cubren más de medio millón de kilómetros cuadrados en todo el mundo –el equivalente al tamaño de Francia– y presentan una biodiversidad excepcional. Desempeñan un papel fundamental en la absorción de las emisiones de carbono y protegen las costas de las tormentas y la erosión. Son también puntos de referencia sobre los efectos del cambio climático que afectan al resto de arrecifes de todo el mundo.
Sin embargo, ha saltado la señal de alarma tras los últimos datos científicos conocidos. La decoloración coralina se está produciendo de manera mucho más rápida de lo que sugería la ciencia inicialmente. Estos corales “blanqueados” son más vulnerables a la inanición y a las enfermedades y tienen una tasa de mortalidad cada vez más elevada. Este año, por primera vez, la decoloración masiva de los corales se ha producido en un periodo tradicionalmente más frío, conocido como La Niña.
Con el actual escenario de emisiones de gases de efecto invernadero, todos los arrecifes incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial corren el riesgo de desaparecer. Además, la mayoría de los arrecifes de coral se enfrentan a otros peligros locales, como la contaminación, la sobrepesca o la destrucción del hábitat.
En este escenario, y en el marco de la Conferencia Our Ocean que se desarrolla estos días en Palau, se lanzó un plan internacional para evitar reforzar la resistencia de 19 de los 29 arrecifes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial -los que se encuentran en países en desarrollo-, intensificando la inversión en estrategias de resiliencia climática como la reducción de los factores locales que contribuyen a su degradación, el fortalecimiento de la gestión sostenible de las áreas marinas protegidas y el apoyo a las comunidades locales.